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MUJERES REALIZADORAS: UNA MIRADA NUEVA Y NECESARIA

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Este texto tuvo origen en una conferencia que impartí en el
I Congreso Internacional de Literatura Comparada. CINE Y LITERATURA. Vigo. 17-12-1999.

Luego fue publicado en Lecturas: Imágenes, Universidade de Vigo, Vigo, 2001

 

En estas páginas reflexiono sobre algunas de las características del lenguaje audiovisual y concluyo argumentando la absoluta necesidad de que haya mujeres realizadoras que equilibren y enriquezcan la mirada sobre el mundo.

 

MUJERES REALIZADORAS: UNA MIRADA NUEVA Y NECESARIA

Antes de abordar el tema central, hablaré de alguna de diferencias entre lenguas y lenguaje audiovisual con estos dos objetivos: a) destacar ciertas características del lenguaje audiovisual que lo convierten en una maquinaria ideológica especialmente poderosa y descontrolada. b) insistir en la necesidad del análisis formal como medio para cultivar nuestra inteligencia de espectadores.


LENGUAJE AUDIOVISUAL y LENGUA
Ciertamente las imágenes audiovisuales no constituyen un sistema de signos y, por lo mismo, tampoco constituyen una lengua. Pero un sistema de significación no tiene que ser forzosa y exclusivamente un sistema de signos y, desde luego, el objeto de la semiología de la imagen no es el signo.

Ya 1964, Barthes en su artículo “Elementos  de semiología”[1] marcaba la autonomía del signo semántico respecto del signo lingüístico. Definía el primero como una función-signo, concediéndole así un claro valor antropológico.
Ahora bien, aunque las imágenes audiovisuales no constituyan una lengua, sí constituyen un sistema de significación y como tal hay que abordarlo.
En este sentido -y en el mismo número de la revista Communications en que Barthes publicaba el artículo al que antes hemos aludido- Metz publicaba otro artículo[2] que acababa con esta propuesta: "Hay que hacer la semiología del cine".
Metz formulaba así su deseo –compartido por otros investigadores- de formalizar el análisis cinematográfico, de sacarlo de la pura apreciación subjetiva aplicándole métodos rigurosos basados en los planteamientos de Saussure y en los estudios lingüísticos estructuralistas,. Para Metz, sin embargo, y a pesar de algunos excesos a los que condujo esta senda (rigidez, manía taxonómica, absurdos paralelismos...), era  patente que las imágenes audiovisuales no constituyen una lengua. En efecto: no estamos ante unidades discretas y significativas en sentido estricto; no es posible aplicarles el principio fonológico de la pertinencia; carecen de doble articulación.
Ello no significa que no existan unidades mínimas. Así, por ejemplo: el fotograma puede considerarse una unidad mínima tecnológica, el plano puede considerarse una unidad mínima de montaje, la secuencia puede considerarse una unidad mínima  del relato...
Existen, pues, unidades segmentales y suprasegmentales pero no lo son respecto a un código porque el código audiovisual no existe. Sólo puede hablarse de él metafóricamente ya que, en sentido estricto,  la imagen carece de código. No estamos, pues, ante un conjunto de signos enunciativos sino ante signos que tienen usos enunciativos.

 
UNIDADES SIGNIFICANTES AUNQUE NO UNIDADES DE SIGNIFICACIÓN
Una imagen, por muy sencilla que parezca, siempre conlleva un complejo conglomerado semántico al que no se le puede atribuir un significado unívoco o fijo. Como bien dice Mitry: un plano es una unidad de construcción que engloba todo un conjunto de relaciones[3]. Es decir: es una unidad significante pero no es absoluto una unidad de significación. En definitiva, aunque no estemos ante un sistema de signos, sí estamos ante un entramado de significación y, por lo tanto, hemos de considerar una película -o cualquier otra producción audiovisual- como un acto de palabra.
Las imágenes no son una simple reproducción de lo real. Componer la imagen, componer con imágenes, es componer artificialmente el mundo que mostramos. Las imágenes significan y expresan y lo hacen mediante el encadenamiento de relaciones y significantes. Constituyen, por lo tanto, un lenguaje.
En conclusión: aunque no podemos aplicarle al lenguaje audiovisual los mismos criterios analíticos que le aplicamos al lingüístico, sí es preciso analizarlo formalmente para desentrañar sus mecanismos significantes.


SIMBOLISMO, ABSTRACCIÓN Y MARGEN DE MANIOBRA
Cotejando la descripción lingüística (oral o escrita) y la mostración mediante una imagen, comprobamos que la lengua concede al receptor del mensaje un amplio campo interpretativo pero que, por el contrario, la imagen cercena esa posibilidad dejando al espectador un margen de maniobra muy escaso.
Y esto es así hasta en los detalles que pueden parecer más nimios. En el modo, en tiempo y en el tempo de percepción. Por ejemplo: podemos elegir el ritmo de lectura del libro. No podemos parar la película. Podemos pasar las páginas de un periódico a la cadencia deseada, de atrás a delante, saltándonos algunas, etc. pero ante los informativos de la televisión sólo podemos mirar o no mirar.

Además, las lenguas poseen una capacidad de abstracción que las imágenes no pueden reproducir. Si la palabra “coche” designa un objeto concreto y significa el concepto al que unimos ese objeto, un plano que muestre un coche no dice "coche" sino que dice: "ahí hay un coche", ese  que se muestra concretamente, no otro y en ese lugar, no en otro.
Recordemos el ejemplo que ponía Mitry: “Todos los días, a la misma hora, la marquesa salía a pasear por el parque”. Si intentamos traducir esa frase en imágenes veremos que es imposible. No veremos jamás “una marquesa” ni “la marquesa”, veremos “la-marquesa-que-nos-muestra-la-imagen”, “esa” y no otra. Y la veremos desde un cierto ángulo, a cierta distancia, con una iluminación prefijada. Estará concretamente peinada y vestida, tendrá una determinada cara y gesto, una edad, un peinado... Estará en un decorado definido, caminará de cierta manera, etc. etc. Veremos, pues una marquesa muy concreta y la veremos en un mundo estrictamente producido. La imagen no es alusiva, es mostrativa, determina, enseña. Ninguna imagen puede ser una simple denotación. La imagen siempre connota.
Si aplicamos la clásica distinción de  Benveniste entre Historia y Discurso diremos, pues, que el cine nunca es Historia y siempre es Discurso.


FALSA TRASPARECIA Y CREDIBILIDAD
Los humanos concedemos mayor credibilidad a lo que percibimos con la vista que a lo que percibimos por otro conducto. En el caso de que nos lleguen mensajes discordantes, siempre daremos por bueno el visual frente a los demás. Oímos que se nos dice: “Juanita subía la escaleras corriendo” mientras, la pantalla nos muestra a Juanita que baja corriendo. Pensamos que el error radica en la palabra, no en la imagen.

Por otra parte, la ficción audiovisual es un discurso que difícilmente  detectamos como tal y, en cualquier caso, lo detectamos en mucha menor medida de lo solemos hacerlo con los mensajes orales. Alguien nos dice: “Una violación puede ser divertida” y, como mínimo, lo catalogamos como mensaje (condición si ne qua non para analizarlo y tomar posición personal). Pero alguien nos muestra una violación divertida y podemos reírnos sin el más mínimo espíritu crítico.

Además, el discurso cinematográfico, por sus propias características, es asombrosamente transparente. Mucho, muchísimo más que el discurso oral. Borra constantemente las huellas de la enunciación y consigue hacerlo con una eficacia asombrosa. Mediante los códigos temporales y espaciales propios del lenguaje audiovisual (composición de la imagen, puesta en escena, encuadre móvil, primeros planos, contraplanos, planos subjetivos, decorado, iluminación, montaje, etc.) la película crea un mundosin fisuras, coherente, cargado de evidencia, en el que todo nos aparece justificado. Sabemos que cualquier representación modifica lo representado y que cualquier imagen determina un conjunto de relaciones entre los elementos que la constituyen que no existe fuera de ellla, que es una interpretación de la realidad, no un calco. Sabemos que, como decía  Bela Balazs, nada hay más subjetivo que el objetivo de la cámara. Lo sabemos pero lo olvidamos.
La ficción audiovisual nos presenta un mundo que tiene una gran analogía con el que nos rodea y que, además, cuenta con la ventaja de ser mucho más intenso, atractivo y apasionante. Claro que no podemos sentarnos en la imagen de una silla pero tampoco podemos hacerlo en una silla real situada al otro lado de una ventana. De modo que tendemos a pensar que la pantalla nos muestra el mundo real visto a través de una ventana. No es que confundamos la ficción con la realidad (eso no suelen hacerlo ni los niños). Sabemos que estamos viendo una ficción pero ¿qué importa?. La silla de la imagen puede ser para el espectador una fuente de realidad más potente que cien sillas reales.


LA FICCIÓN AUDIOVISUAL: FÁBRICA DE EMOCIONES
Es decir: sabemos que lo que estamos viendo no es verdad pero consigue emocionarnos como si lo fuera. Puede, por supuesto, afectarnos mucho más de lo que nos afecta la realidad. Las razones son múltiples. Pero, entre todas, cuenta de manera extraordinaria el enorme poder emotivo de las imágenes. El lenguaje audiovisual basa gran parte de su eficacia en percepciones y mecanismos que burlan fácilmente los filtros racionales. Los relatos audiovisuales tienden a obturar nuestro distanciamiento racional y tienden a activar nuestra proyección emocional creándonos lazos simbióticos y afectivos incluso con situaciones y personajes que racionalmente detestaríamos.
Y así, mensajes que nos horripilarían si se formularan con palabras, pueden resultarnos divertidos e incluso enternecedores en el transcurso de una ficción audiovisual.


IDENTIFICACIÓN PRIMARIA Y SECUNDARIA
Si difícilmente detectamos los mensajes audiovisuales como tales, si hibernamos nuestros filtros racionales ante ellos, si nos dejamos llevar por el torrente emocional que en nosotros despiertan... podemos concluir que una película nos puede llevar a casi cualquier parte...

Ahora bien, para que los espectadores se introduzcan en ese mundo creado por el film y compartan el determinado punto de vista que nos ofrece, la ficción audiovisual cuenta, además, con los poderosos mecanismos de la identificación. Mediante ellos los espectadores pueden proyectarse y encontrar su lugar en un espacio narrativo.

La identificación primaria

Ésta es una identificación con el dispositivo de la representación y sirve de base para que funcione la identificación secundaria (con los personajes).
Los espectadores identifican su propia mirada con la mirada de la cámara. Saben que sólo pueden ver lo que la cámara ha grabado previamente, que sólo lo pueden mirar de una determinada manera y ocupando un lugar prefijado. Pero esa falta de libertad no impide que los espectadores se identifiquen con el sujeto de la visión. Aunque no es posible entrar ahora en ello[4], sí conviene aludir a los beneficios y prebendas que la mirada de la cámara nos ofrece para compensarnos: nos hace ocupar el lugar central y privilegiado, destruye para nosotros las barreras sociales, espaciales, temporales, etc. Y así, sólo la mirada de la cámara nos permite estar entre dos apasionados y atractivos amantes, sólo ella nos lleva a presenciar la espectacularidad de un incendio sin quemarnos, sólo volando en ella pasamos de París al ártico en un segundo....

La identificación secundaria
Es aquella que nos une en mayor o menor grado a los distintos personajes.
Incluso en las películas más maniqueas, la cámara realiza recorridos complejos y nos hace saltar del punto de vista de un personaje al de otro, de una sensación a otra, de una identificación a la opuesta, del placer sádico a la angustia, del sentimiento de carencia, al placer narcisista...
Pero también es bien cierto que la cámara traza líneas recurrentes y privilegiadas y, que, en consecuencia, mediante los códigos de identificación, nos sitúa "junto" a un personaje y "frente" a otro porque como dice Barthes: "yo soy el que ocupa el mismo lugar que yo". Es decir,
la identificación es una cuestión de lugar, un efecto de posición estructural y no de la simpatía. Ya lo señaló Freud: la simpatía nace de la identificación y no al revés. Es, pues, el efecto y no la causa. Es una cuestión de lugar más que de psicología.
Y, por lo tanto la estructura narrativa puede llevarnos, mediante la identificación, a sentir simpatía casi por cualquiera. Y, además, sin darnos cuenta.


MUJERES  DE CINE
Aún vivimos en una cultura que considera a los hombres como la parte más interesante de la humanidad. Son el modelo de lo humano. Las mujeres representan la copia imperfecta del “hombre” cuando no su perdición (la costilla de Adán, Eva), un ser vicario, el elemento decorativo de su paisaje.
Laura Mulvey analizó las implicaciones que ello tenía en el papel y la representación de los géneros en el cine[5].
En el placer escopofílico (de mirar) el hombre es el elemento activo y la mujer el pasivo. Se da, por lo tanto, un reparto de roles: el hombre es el sujeto de la mirada, el "portador" del relato. La mujer es la imagen, el objeto mirado, es un episodio en la aventura vital del protagonista masculino.
Como dice Teresa de Lauretis, las mujeres "nos llegan insertas en narraciones dónde los héroes, los protagonistas, son otros. No viven en su propia historia sino en la de otro, el sujeto que le da significado. Son figuras, son paisaje, son pretexto en la narración de un héroe que busca su destino"[6].
En consecuencia, la seducción de los personajes masculinos se basa en lo que son, representan y hacen en la película y ello es lo que fundamentalmente induce a considerarlos atractivos. Reside, por lo tanto, en esa capacidad de ser el "yo ideal". Mientras que la seducción de la estrella femenina se basa en criterios de belleza y atractivos físicos. Reside en su aspecto, no en su contenido, pertenece al orden del espectáculo, no del relato, las erige en objeto de la mirada, no en su sujeto.
Lo cierto es que, por ejemplo, muy pocos filmes muestran de manera equilibrada a hombres y mujeres. Los primeros planos o planos de detalle de mujeres abundan mucho más y suelen tener un contenido puramente mostrativo. En cambio, los del cuerpo masculino suelen están ligados al relato y a la acción y responden, por lo tanto, a necesidades narrativas o expresivas.


LA CONSTRUCCIÓN DEL SIGNIFICADO
Los espectadores no son, por supuesto, seres pasivos, simples receptores de significados inamovibles. Hace tiempo ya que las teorías del discurso y del texto estudiaron el complejo juego de correspondencias, situaciones, ecos, idas y venidas que estructuran la elaboración del sentido. Como señala Heath los significados "circulan entre la ideología social, el espectador y la película"[7].
O dicho de otra manera: el texto, para construirse, necesita un lector. En palabras de Annette Kuhn: "No sólo no podemos considerar espectador y texto por separado, el primero como simple receptor de los significados construidos de antemano por el segundo; es evidente que el proceso de construcción del significado implica la interacción de los dos"[8].
Pero también es verdad que, como ya dijimos, la película nos ofrece en determinado mundo y un determinado punto de vista sobre él. Para apropiarnos el relato necesitamos participar en los esquemas de identificación que el film ofrece y que, en cierta manera, impone.
También las espectadoras tienen que ver ese mundo a través de la mirada masculina de la cámara y del protagonista varón. Como señala Annette Kuhn al plantearse estas cuestiones: "[...] el placer que había sentido [en el cine] se había debido en gran medida a mi identificación con personajes masculinos. Es decir, yo había estado colocándome en el papel del hombre, del héroe, para disfrutar -quizá incluso para entender- las películas"[9].
Por eso, a veces, ante lo agresivamente machista, las espectadoras se ven obligadas a realizar un verdadero esfuerzo de "rebelión". Han de ejercer una especie de violencia contra el propio placer de espectadoras para desligarse del poder embaucador de la cámara y deshacer la sutil telaraña que sin cesar fabrica en torno suyo (sobre todo si la película está bien hecha).

 
PRISIONERAS ENTRE MUROS CAMBIANTES
En los países occidentales nuestro avance, el de las mujeres, ha sido portentoso. Sin embargo –y diciéndolo casi con palabras de Cernuda- seguimos prisioneras entre muros cambiantes. Pero las principales barreras que se alzan en torno nuestro no son ya legales. El feminismo ha de prestar, por lo tanto, un interés extremado a las manifestaciones simbólicas, a las propuestas explicativas, a los aparatos representativos, entre los cuales, como venimos señalando, destaca la ficción audiovisual. No sólo por el casi completo monopolio que tiene sobre el ocio y la información sino por ese poder tan difícilmente controlable que ejerce en nosotros,  por su capacidad de influir y modelar las estructuras simbólicas y los mapas afectivos.

Una aguerrida periodista osó reprocharle a Julio Verne que el sexo débil desempeñara un papel tan limitado en sus historias.
Verne, de entrada dice: "lo niego rotundamente". Y luego aclara: "Comprobará que, siempre que hay necesidad de introducirlo, el elemento femenino está presente. El amor es una pasión totalmente absorbente y apenas deja espacio para nada más en el corazón humano. Mis héroes necesitan disponer de todos sus recursos y la presencia de una atractiva joven podría interferir una y otra vez con lo que tienen que hacer. Además siempre he intentado escribir historias que pudieran ponerse en manos de los jóvenes sin la menor reserva y he rehuido escrupulosamente toda escena que, por así decirlo, a un muchacho pudiera disgustarle que su hermana leyera".
Esto pasó hace más de cien años. Ciertas cosas han cambiado. A la vista de lo que siguen soportando la inmensa mayoría de las mujeres del planeta, nadie con una mínima dosis de honestidad y pudor osará calificarnos de "sexo débil". Excepto justamente los que piensan (bueno, no, piensan no es la palabra, esos seres no piensan, digamos creen) que débil es aquel y sobretodo aquella que está sobre la tierra para sufrir explotación, desprecio, tortura y muerte.

Tampoco habrá muchos directores de cine que, al comentar sus películas, se atrevan a llamarnos (por lo menos en público) "el elemento femenino". Pero, sin embargo, la mayoría sigue considerando, como Julio Verne, que los protagonistas, quienes viven aventuras y tienen cosas que hacer (cosas importantes e interesantes, por supuesto) son los hombres. Las mujeres somos un episodio en el periplo vital de ellos, algo que les ocurre, una interferencia que encuentran en su camino y los distrae más o menos momentáneamente de su misión, y, según los casos, les causa placer o tormento. Como dicen Johnston y Cook "Las mujeres funcionan como un significante en un circuito de intercambio donde los valores que se intercambian están ya fijados en y por la cultura del patriarcado".

Pero sí, el tiempo ha pasado:
Julio Verne intentaba escribir historias que pudieran ponerse en manos de los jóvenes sin la menor reserva. Cien años más tarde los requerimientos sociales empujan a la mayoría de los directores en este otro sentido: insertar, como sea y venga o no a cuento, una escena de sexo lo más explícita posible. Son escenas rodadas con aparente verismo pero tan lastradas y encorsetadas en tópicos deseos viriles heterosexuales que no sólo resultan irreales sino que casi rozan el deliriums tremens.


Bueno, dirán algunos, pero eso es sólo cine. Sí, cine, pero no sólo sino nada menos que cine. Es decir: relatos con los que amasar el relato de nuestra propia vida. Modelos para el acatamiento y la trasgresión de las normas y  valores sociales. Ventanas al mundo, explicaciones de quienes somos, propuestas con las que elaborar el guión de la realidad. Nada menos que cine... Imágenes que serán vistas, gracias a la televisión, por millones de personas que nunca van al cine. Nada menos que cine... esa poderosa maquinaria que burla los filtros racionales, que se cuela en nosotros y nos hace estremecer con cualquier bobada y aceptar la mayor barbaridad como evidente...

Pensemos en dos jóvenes que van a tener su primera experiencia sexual. No llegan vírgenes. Llegan cargados de un enorme archivo visual. Han visto mil imágenes y escenas eróticas. Si se fían de ellas (y es muy difícil escapar de tan poderoso terrorismo mediático) creerán, por ejemplo, que la sexualidad es sólo genitalidad, que el hedonismo y la sensualidad no existen, que el único modo de dar y recibir placer es la penetración, que todo ha de realizarse en un par de minutos y que termina en un orgasmo al unísono...
 

MUJERES DIRECTORAS, POR FAVOR
Es, por lo tanto, vital que se acelere el proceso de incorporación de mujeres al mundo de la creación audiovisual y cinematográfica. Serán buenas o malas profesionales. Tendrán intereses variados, incluso podrán abominar de cualquier referencia feminista. Pero cambiarán el panorama. Seguro. porque ¿qué posibilidades hay de que una directora presente la violación como una simpática anécdota? Pues las mismas que existen hoy de que se nos muestre como tremendamente divertido a un humano (o lo que quede de él) tirado entre los detritus de un descampado buscándose afanosamente un trozo de vena medio potable para inyectarse una dosis de heroína.
¿Qué posibilidades hay de que una directora despiece con su cámara el cuerpo de una mujer hasta hacer de él un conglomerado de apetitosos trozos de carne con ojos? Recordemos Pretty Woman: él aparece encuadrado en el talle, posición frontal, sobre fondo claro que resalta su figura, etc. Tiene una intensa vida social y cultural. Está rodeado de amigos, de rendidas admiradoras, de empleados y súbditos que lo veneran porque nunca serán tan inteligentes como él. ¿Y ella? Ella, antes de aparecer como persona, se nos ofrece como apetitoso muestrario de carnicería (con ribetes cutres, eso sí) en 11 planos de detalle que desmenuzan su cuerpo.

Sí, seguro, las mujeres cambiarán este panorama.
Y aquí aparece otra vez un tema recurrente: ¿Hacen las mujeres cine de mujeres? En esta pregunta suelen subyacer dos convencimientos que son lo que, con razón, irritan a las directoras:
1- Puesto que nadie le pregunta a Gómez Pereira, a Trueba, a Amenábar, o a Fernando León si su cine es de hombres, se supone que, los hombres, cuando filman (o escriben, o pintan, etc.) se dirigen a toda la humanidad, sin distinción de géneros. Hablan, por así decir, urbi et orbi[10].
2- el cine (o la novela, o la poesía, etc.) realizado por mujeres es, sin embargo, un subgénero menor que, salvo excepciones, sólo puede interpelar a otras mujeres y sólo lo hace con legitimidad si versa sobre aquellos aspectos que son nuestra especialidad: sentimientos, vida cotidiana, anecdotario familiar y otras "blandenguerías" por el estilo...

En fin, que si nos empeñamos en hablar, que sea de "lo nuestro", de los negociados típicamente "mujeriles" pues los temas generales y, sobre todo, los grandes temas "no tienen sexo". Es decir, son su monopolio.
Pero es evidente, por el contrario, que todos los aspectos de nuestro mundo necesitan reequilibrarse y enriquecerse con las palabras, propuestas y miradas novedosas e inéditas de las mujeres. Y cuanto más cruciales sean los asuntos,  más lo necesitan. Claro que hay un paso previo: el de reelaborar el catálogo que clasifica los temas en importantes o inanes según a quién el afecten o interesen, pues la perversión primera reside ahí: en menospreciar algunos llegando casi a ignorarlos y magnificar otros hasta el delirio. El feminismo siempre dijo que lo personal es político. Trabajosamente ha conseguido que algunos asuntos vayan emergiendo a la luz pública y dejen de considerarse problemas privados. El tema de la violencia contra las mujeres, sin ir más lejos. Con todo, vease el tratamiento tan distinto que los medios de comunicación conceden a esta carnicería y a las que organiza ETA.

Pero volvamos al tema del cine. ¿Hacen las mujeres películas de mujeres? Desde luego es francamente difícil -por no decir imposible- que las directoras hagan películas que resulten tan "de mujeres" como resultan tan "de hombres" las que suelen hacer los directores.
 Me explico: en esta sociedad donde lo masculino sigue siendo el parámetro de lo humano y lo femenino, en el mejor de los casos, una variable, el androcentrismo es el sustrato sobre el que se cimentan la personalidad individual y el funcionamiento colectivo. Salir de él cuesta, tanto a hombres como a mujeres, sangre, sudor y lágrimas.
Me van a permitir una anécdota: en un País semanal había un reportaje a todo color sobre el oso polar. Junto al título destacaba también en letras gruesas esta frase: "Su vida es un constante y solitario vagabundear entre el frío polar de las tierras árticas. Persiguen focas que comer y hembras". Resulta, pues, que la hembra no es oso polar sino cosa que busca el oso polar genuino, el de verdad. “¡Anda, la osa!” Como dicen en mi pueblo. Era una anécdota que muestra cómo hacemos funcionar los esquemas androcéntricos hasta con los pobres bichos.
De modo que los varones, educados para centralizar el mundo desde sí mismos, han de hacer un inusitado esfuerzo para "ver" desde las mujeres. Y muchos ni lo intentan.
Las mujeres, por el contrario, han sido educadas para trenzar su vida en torno a la de los demás. Es, sin duda, otra clase de locura. Ya que, como dice Celia Amorós: "El diálogo es incompatible con la abnegación, con la no determinación del propio espacio que, además, suele doblarse con la invasión del ajeno"[11].

Pero una mujer que se coloca tras la cámara ha superado la histeria de pensarse sólo en función del otro. Ha conquistado su palabra y su mirada situándose a contrapelo de la presión social, de los tópicos, de la historia y, por supuesto, de sus propios miedos y fantasmas.
Sin embargo, su estructura mental y sus circuitos emocionales siguen profundamente condicionados por la necesidad de entender el mundo también desde la perspectiva ajena.

Es, por lo tanto, muy improblable que sus películas cosifiquen a los hombres hasta el punto que suelen hacerlo con nosotras muchas películas dirigidas por varones. Es imposible que la mirada de las mujeres sobre las relaciones amorosas y eróticas deforme la realidad hasta el extremo en que suelen hacerlo la mayoría de los films de varones...

Pensemos en películas recientes. ¿Podría alguna directora contar historias equivalentes a las que llenan las pantallas actuales pero cambiando el sexo de los personajes? ¿Sería posible un Barrio donde el único chico joven fuera tan incomprensible y esquemático como lo es la única chica de la película de Fernando León? ¿Se atrevería alguien a pensar La niña de tus ojos con un final donde una mujer terminara astuta y generosamente salvando a todos? ¿Llegaría una realizadora en pleno delirium tremens a imaginar un equivalente a Desmontando a Harry donde un veinteañero se enamorara de una sesentona neurótica cuyas pequeñas y grandes manías nos conmovieran tanto y donde los personajes masculinos fueran encantadores o desagradables sólo en función del placer que le dan a la protagonista femenina? ¿El oficio de chulo podría ser el más frecuente para los personajes masculinos de la misma manera que el más frecuente para los femeninos es el de prostituta?¿Podrían acaparar las mujeres el protagonismo con el mismo frenesí y desparpajo con que lo hacen los hombres? ¿Podríamos atribuirnos tranquilamente el monopolio del placer escópico? En fin: ¿podría una directora hacer Air Bag cambiando los papeles?: llenando la pantalla, por un lado, con mujereseres variopintas que acapararan el protagonismo, el relato y la palabra y, por otra, mostrar hombres divididos en dos modelos: 1. un bien nutrido plantel de prostitutos, complacientes y agradables aunque sin nada interesante que aportar; 2. unos cuantos burgueses repugnantes, manipuladores, antipáticos...

No, decididamente las películas dirigidas por mujeres nunca serán tan "de mujeres" como las de hombres son "de hombres".

Las mujeres que hacen cine traen una voz inexplorada y necesaria. Vienen a remediar esa amputación del conocimiento, de la palabra y de la mirada que ha sufrido la mitad de la humanidad. Así es que mi conclusión se transforma en ruego: Cine de mujeres para todos, por favor.




[1] In Communications nº 4, Seuil, París, 1964
[2]“Le cinéma: Langue ou langage?” in Communications, Seuil, París, 1964
[3]MITRY, Jean: La sémiologie en question, Paris, Ed. Du Cerf, 1987
[4]Traté más extensamente estos temas en mi libro Manual del espectador inteligente, Ed. Fundamentos, Madrid, 1996
[5]MULVEY, Laura: Placer visual y cine narrativo, Fundación Instituto Shakespeare, Valencia, 1988
[6] DE LAURETIS, Teresa:  Alicia ya no. Feminismo, semiótica, cine, Cátedra, Madrid, 1992
5 HEATH, Stephen: Questions of Cinema,6 Indiana University Press, Bloomington, 1981.
[8]KHUN, Annette: Cine de mujeres, feminismo y cine, Cátedra, Madrid, 1991
[9]Obra ya citada.
[10]Téngase en cuenta que, por ejemplo, Almodóvar hace cine con mujeres, -“las chicas Almodóvar”, significativo ¿verdad?- pero nadie lo cataloga en el subapartado “cine de mujeres”.
 [11]“Presentación” in Isegoría nº6, CSIC, Madrid, 1992

Article 3

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Al fondo, entre la nube, el Bucentaina, en primer plano, los guindos y el hilete (el corrector me señala falta; el corrector tiene un lenguaje pobre y rígido) que me une al mundo. Y no deja de maravillarme que por ese hilucho pasen voces, fotos, letras... Y eso que así, recubierto de nieve parece algo, tiene como prestancia.
En fin, por ese hilico pasa toda la vida que comparto con los otros humanos (sin olvidar los libros, claro).

Article 2

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Mirad qué burbujitas luminosas se pasean por doquier!

Article 1

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Está nevando. Pienso en el poema de Machado. En una de mis vidas, fui profe de español en París y siempre lo leíamos. Es, además, muy cinematográfico: gran plano general con panorámica: "La nieve". El movimiento de panorámica se detiene y se centra sobre una casa perdida en medio del fiero paisaje nevado: Plano general más corto de la casa. Tráveling de acercamiento. Entramos por la ventana... Y así, con planos cada vez más cortos (pero sin agobiar ¿eh? que el cine actual por aquello de la tele, termina metiéndote en los higadillos). Y otra vez salimos de la casa a contemplar la hermosura y la enormidad de la nieve.
Luego llega la parte más difícil de rodar, aquella donde la directora (y el director, por supuesto) ha de demostrar lo que vale: los pensamientos y las emociones de los personajes. Ya se sabe que el cinematográfico es un lenguaje muy emocional pero eso no significa que sea fácil describir y representar emociones. Otra cosa es hacer llorar. Que eso está casi "tirao".
Y volviendo al poema: esa manera de terminar con la niña, es decir con la esperanza, el renacer, la vida, malgré tout.

La nieve. En el mesón al campo abierto 
se ve el hogar donde la leña humea 
y la olla al hervir borbollonea. 

El cierzo corre por el campo yerto, 
alborotando en blancos torbellinos 
la nieve silenciosa. 

La nieve sobre el campo y los caminos, 
cayendo está como sobre una fosa. 

Un viejo acurrucado tiembla y tose 
cerca del fuego; su mechón de lana 
la vieja hila, y una niña cose 
verde ribete a su estameña grana. 

Padres los viejos son de un arriero 
que caminó sobre la blanca tierra, 
y una noche perdió ruta y sendero, 
y se enterró en las nieves de la sierra. 

En torno al fuego hay un lugar vacío 
y en la frente del viejo, de hosco ceño, 
como un tachón sombrío 
tal el golpe de un hacha sobre un leño. 

La vieja mira al campo, cual si oyera 
pasos sobre la nieve. Nadie pasa. 

Desierta la vecina carretera, 
desierto el campo en torno de la casa. 

La niña piensa que en los verdes prados 
ha de correr con otras doncellitas 
en los días azules y dorados, 
cuando crecen las blancas margaritas.

Pene y clítoris

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Qué divertido y qué ilustrativo de la mente los miembros (nunca mejor dicho) de la Real Academia de la Lengua:
"Pene: Órgano masculino del hombre y de algunos animales que sirve para miccionar y copular".
"Clítoris: Cuerpo pequeño, carnoso y eréctil, que sobresale en la parte más elevada de la vulva".

 
Obsérvese que, frente al redundante "masculino del hombre", "el cuerpo pequeño y carnoso" no parece pertenecer a nadie ni formar parte de ningún organismo superior. Es una especie de cosa o de bicho (carnoso ¿por qué no grasoso? ¿humedoso? ¿perturbadoroso?) que se pasea por el mundo. Bueno sabemos, eso sí, que sobresale (pese a su pequeñez) en la parte más elevada de la vulva.

Busquemos vulva: "Partes que rodean y constituyen la abertura externa de la vagina".

Bueno, pues pongamos buena voluntad y busquemos vagina: "Conducto membranoso y fibroso que en las hembras de los mamíferos se extiende desde la vulva hasta la matriz".
Ah! por fin llegamos a una definición clara. Se nota que este conducto sí les importa y les es conocido.
Pero oh, como resulta que solo la hembra la de la especie humana tiene clítoris, de modo que todo su montaje semántico se va al garete y es falso.

¿Qué me decís? para empezar que la academia está muy necesitada de miembras que les expliquen (sin traumatizarlos, por supuesto) qué es le clítoris.
Y para ayudar a nuestras futuras hermanas académicas ¿jugamos a los cambios?:
Pene: "Cuerpo pequeño (no es por humillar pero sí, pequeño comparado con los brazos o las piernas) cavernoso (suena fatal pero es científicamente cierto), eréctil del varón y de otros animales machos que sobresale encima de los testículos (una amiga propuso "que está tocando los cojones" pero seremos discretas) y que sirve para miccionar y copular".
Clítoris: "Órgano femenino característico y distintivo de las mujeres pues ninguna otra hembra del reino animal lo tiene y que sirve sola y específicamente para el placer (un plus, un lujo, vaya).


La foto: "Origine de la guerre" de Orlan

¿Somos las mujeres de cine? Prácticas de análisis fílmico

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En 2004, el Instituto Asturiano de la Mujer, me pidió que elaborara un material didáctico para trabajar la igualdad en clases de secundaria.

Nació esta publicación: http://www.educacion.navarra.es/portal/digitalAssets/49/49761_9_mujeres_y_cine.pdf

¿Somos las mujeres de cine?
Prácticas de análisis fílmico

Pretende ser un instrumento muy práctico y manejable. No les requiere, a l@s profesores/as, ningún conocimiento previo sobre análisis audiovisual.

Consta de cuatro apartados introductorios (importancia de educar la emociones y el interés que presentan hacerlo mediante el análisis audiovisual; algunas características de ese lenguaje; la representación de las mujeres en las ficciones audiovisuales y consideraciones metodológicas y didácticas).
Acto seguido, propone cinco unidades didácticas que giran cada una sobre un tema y se plasman en el análisis de una escena de una de las siguientes películas: Pretty woman, El silencio de los corderos; Siete días y seis noches, Barrio y Los peores años de nuestra vida.
El texto va acompañado de un dvd que incluye las escenas propuestas. Si las encuentro en youtube, colgaré el link. O si aprendo a subirlas, las subiré (paciencia, estoy aprendiendo; aprendo todo el rato pero la tecnología va más deprisa que yo).

He aquí el índice:



1. Educar emociones

  • Dificultades
  • Nuestra propuesta
  • Objetivos

2. Importancia y características de la ficción audiovisual

  • Los poderes de la imagen audiovisual
  • La imagen ciega nuestros ojos
  • Necesidad del análisis

3. La representación y el papel de las mujeres en las ficciones audiovisuales.

  • ¿De verdad somos de cine?
  • Algunas constantes en la representación y el papel de las mujeres

4. Consideraciones pedagógicas y didácticas. Metodología.

  • El material didáctico que proponemos.
  • ¿Cómo, cuándo y dónde realizar estas prácticas?
  • Algunas consideraciones pedagógicas
  • Algunos parámetros para el análisis del lenguaje audiovisual.
  • Sonido
  • Componentes del plano
  • Segmentación, montaje
  • Elementos narrativos
  • Procesos de identificación
  • La imagen como construcción de la realidad
  • Pautas metodológicas para el desarrollo de las prácticas
  • Orientaciones para la evaluación
5. Práctica 1. ¿Se construye igual la imagen del protagonista y de la protagonista?
  • La película y el fragmento elegido
  • Objetivos didácticos
  • Propuesta de cuestionario para el alumnado
  • Conclusiones para trabajar en grupo
  • Comentario para el profesorado

6. Práctica 2. Una mujer interesante

  • La película y el fragmento elegido.
  • Objetivos didácticos
  • Propuesta de cuestionario para alumn@s
  • Conclusiones generales para trabajar en grupo
  • Comentarios sobre la secuencia

7. Práctica 3. ¿Son tan tontas y absurdas las mujeres como las presenta el cine?

  • La película y el fragmento elegido.
  • Objetivos pedagógicos
  • Propuesta de cuestionario para el alumnado
  • Conclusiones para trabajar en grupo
  • Comentarios y pistas argumentativas

8. Práctica 4. Vamos a contar mentiras

  • La película y el fragmento elegido
  • Objetivos didácticos
  • Propuesta de cuestionario para el alumnado
  • Conclusiones para trabajar con tu grupo
  • Comentario

9. Practica 5. ¿Hacer el amor es cosa de dos?

  • La película y el fragmento elegido
  • Objetivos didácticos
  • Propuesta de cuestionario para l@s alumn@s
  • Conclusiones para trabajar en grupo
  • Comentarios para profesores

10. Prácticas temáticas

  • Consideraciones previas
  • Dos principios metodológicos que se deben respetar:
  • Algunas propuestas

11. Anexo 1

  • Los procesos de identificación.
  • La identificación primaria.
  • La identificación secundaria.

12. Anexo 2

  • Plantilla de análisis

         




http://www.educacion.navarra.es/portal/digitalAssets/49/49761_9_mujeres_y_cine.pdf

Festival de cine realizado por mujeres de Créteil

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A toro pasado me doy cuenta de que llegué al festival con ánimo un poco pasota. Algo perezosa y aburrida, como si no esperara encontrar gran cosa.

Pero ya en la primera e intensa tarde me reconcilié con el cine, esa extraordinaria y portentosa maquinaria que permite (en mayor medida que cualquier otra, creo yo) ver y compartir mundos variados, asomarse a la extrema fuerza y fragilidad, ruindad y grandeza, complejidad y unidad de lo humano.




Vi documentales extraordinariamente diversos, pero con el denominador común: creo que todos contribuyeron a hacer de mí una persona más inteligente, más delicada, más fina y sutil. Más capaz de mirar y ver.
Así, por ejemplo, el doc ruso, Our Newspaper de  Eline Flipsees de una riqueza extraordinaria. 
Te da para pensar sobre el periodismo, la corrupción, la pobreza, la vejez, la generosidad, la lucha por la supervivencia... sobre esos lugares de climas tan extremos. Te hace pensar sobre la chulería y la prepotencia de los gerifaltes rusos (desde Putin al último mono del último pueblo perdido) y también, de pronto, te muestra el cansancio que puede anegar al alma humana en un recodo del camino, la hartura de pelear contra tanta estupidez -quizá a cambio de casi nada-, el modesto pero comprensible sueño de vivir tranquil@, abandonad@, caliente, aunque a cambio un@ haya de ser medio tont@...

O, en otro estilo completamente diferente, el doc "Entre les passes" de Myriam Rachmuth, sobre dos jóvenes rumanas que se prostituyen en Lausana. Ese muro que han levantado entre ellas y su vida, esa costra de autodesprecio, esa manera de hacerse extranjeras de sí mismas, esa coraza… esa forma de aceptar que te denigren, te chuleen, te roben, te llamen tonta. O esa otra defensa que consiste en nunca pensar más allá del instante y en tener a alguien a quien denigrar e insultar a tu vez…

"Mbëkk Mi" de Sophie Bachelier que planta la cámara en plano fijo (para así dejarnos ver, como decía Godard) ante diversas mujeres senegalesas que cuentan sobre sus hijos o maridos embarcados en cayucos para llegar a España. Algunos murieron, otros llevan años en centros de detención o malviven vendiendo por las calles. Aunque el tema es grave, os traigo dos notas "frívolas": Barcelona es Barça. Así, una dice: "Mi marido ahora vive en Barça". Estas mujeres hablan en wólof pero, de pronto, en el flujo de esa lengua, irrumpen algunas palabras en francés; son las relacionadas con el tiempo: las horas, los días, los meses, los años. Supongo que la expresión del tiempo que tenían en su lengua no se corresponde para nada con el tiempo que ahora manejan y, en vez de crear neologismos, lo que han hecho es introducir ese vocabulario y esas expresiones en francés, tal cual.

Compruebo que este año casi todos los documentales son de una extrema dureza. Quizá porque los tiempos que vivimos no se prestan a la frivolidad. Así, "C'était mieux demain" de Hinde Boujemaa que cuenta la lucha por la supervivencia de una mujer tunecina.

O "Même un oiseau a besoin de son nid" de Christine Chansou sobre el combate que libran en Phnom Penh unos vecinos contra la panda de capitalistas brutales, soeces, despiadados, inhumanos que, respaldados por políticos, jueces y policía arrasan un barrio popular y expulsan de sus casas a la gente a fin de edificar y construir "desarrollo, modernidad, negocio". ¿Os suena? Es duro pero no termina de resultar siniestro porque esas personas no se rinden, ahí siguen (también los apoya una diputada que muestra un tremendo arrojo), luchando con una determinación que deja boquiabierta.

Me reí con "La femme cotelette" de Mariette Auvray. El doc se llama así porque una señora cuenta como, cuando era joven, cuando se casó, pensaba aquello de que la mujer es la costilla de Adam. Pero se dio cuenta de que en realidad, no llegaba a costilla (côte), que más bien era una cotelette (una chuleta). Luego empezó a tomarle aprecio a su propia vida, a estimar y valorar su tiempo, sus aficiones, sus placeres, su espacio… Hasta que se convierte en una vieja liberada, poco convencional y con mucho sentido del humor.


Y la ficción…
Una película china, "Egg and Stone" de Huang Ji. Hiela la sangre. Me dejó totalmente arrasada. Un mundo sin sentido, espantosamente feo, degradado y muerto. Seres incomunicados, tristes, incomprensibles... Solo algunas pelis rusas de los últimos años del comunismo me parecieron tan devastadoras como estas chinas (hablo en plural porque el año pasado vi otra igual de desoladora).  
Esta es la directora (quién lo diría):

Estas películas chinas de director@s "alternativ@s" (por llamarlo de alguna manera) son mucho más despiadadas que las que hacen los directores chinos para el "cine europeo" (no sé si me explico: Adiós a mi concubina, Sorgo rojo y otras linternas, y no lo toméis como un desprecio). Y, desde luego, están a años luz de las promovidas oficialmente, con dinero y medios del estado y que son las que les gustan a los chinos.
Las que vemos por aquí, en China no se distribuyen pero es que, además, no les gustan (ya sabemos que la pescadilla se muerde la cola). En 2011 tuve ocasión de ver una de esas superproducciones chinas: "Tangshan da di zheg" (traducida en inglés como "Aftershock"). Su director Feng Xiaogang, es muy famoso en China. La peli tuvo 300 millones de espectadores (bueno, ya sabemos que son 1360 millones de chinos). El film, en sí, me interesó bastante. Un melodramón con todos los ingredientes necesarios pero bien hecha, buen guión, y sin escatimar medios, decorados ni extras. Y yo, qué queréis que os diga, puesta, prefiero -y con mucho- esta superproducción a su equivalente yanqui porque de estas últimas ya hemos visto cientos y nos las sabemos todas de memoria. 

Los chinos, sin embargo, prefieren -por encima de Tangshan da di zheg (a pesar de los 300 millones que la vieron)- Avatarque es la películas que ha tenido más éxito en China en toda su historia. Toma ya.

 Vuelvo a Créteil. Os cuento por si tenéis ocasión de verlas. Ya sé que por ahora no están en filmin pero quizá lleguen. Aquí, en París, se van a estrenar algunas en circuito comercial dentro de unos meses.
Un corto lituano, "Liza, Namo" de Oksana Buraja. Yo también creo que, a veces, a los niños les sobran motivos para espantarse del mundo adulto. ¿A vosotr@s nunca os resultaron ásperos y extraños? ¿Vosotr@s tuvisteis una infancia idílica y preservada?

"Inch'Allah". De Anaïs Barbeau-Lavalette. Cuenta la historia de una médica canadiense en Cisjordania. Muy, muy interesante (y dura, claro). Tiene un ritmo y una tensión que no decaen un solo instante. Recordé mucho a Cristina Andreu. La película recibió el premio del público. Y no me extraña, la verdad.

"
Hemel", de Sacha Polak, una directora neerlandesa. Muy buena haciendo cine. Seguro que si sigue así será una grande. Tema: los ricos también lloran. Aunque no sufren por lo mismo que en Cisjordania (y su sufrimiento puede parecernos, pues, inane). Recibió el premio del jurado. Y lo entiendo.

" 90 minutos", de Eva Sorhaug. En Noruega, todo clean, todo acero, gris, madera, Ikea, diseño. Aparentemente, pues, todo limpio y civilizado. Pero la violencia masculina… Otra que te deja sin aliento.

"Le sac de farine" de Kadija Lecrere que obtuvo el premio que otorga un jurado de adolescentes y jóvenes de los institutos de Créteil. La peli está muy bien -francamente bien- y, dentro de que cuenta una historia sin sirope, es equilibrada y positiva (ah y la chica elige su vida aunque tenga que renunciar a la historia de amor. Este es un "detalle" muy interesante, creedme y un "detalle" que solo se les ocurre a las directoras. Curioso ¿verdad?).
Y qué deciros de el corto "La boda" de Marina Seresesky? Que lo veáis: http://www.youtube.com/watch?v=IANgNslv61g. Obtuvo el premio de Canal + al mejor corto. Y, además, el Jurado Universitario le dio una mención especial (y no le dio el premio, no por falta de ganas, sino por no repetir, creo yo).

Conclusión:
La potencia, la variedad y la pasión del cine. Y por eso me da tanta pena pensar que la mayoría de la gente solo puede ver el mismo tipo de pelis una o otra vez. Algunas bien hechas, no digo yo que no, pero pavadas, todas iguales. Es un problema de difícil solución. En literatura hay muchas más posibilidades de acceder a obras que no sean manidos betseller pero el cine… ¿Cómo acceder a una peli lituana si alguien no compra los derechos y la subtitula? ¿No es esa una labor cultural que la tele pública debería hacer? 
Y nota marginal (pero interesante): Tendríais que haber visto al jurado de adolescentes y al de universitarios: totalmente representativos de Créteil, pueblo de aluvión. 90000 habitantes de los cuales no creo que lleguen al 5% los descendientes de Axterix, Óbelix y otros galos. O sea: todas la tallas (en ancho y en largo), todos los colores. También equilibrado el número de chicas y chicos. Y conmovedoramente concienzd@s, entregad@s, atent@s, responsables y preocupad@s por justificar bien su elección. Además, el jurado de los adolescentes se tradujo a sí mismo en inglés y en español (con algún error, sí pero me gustó mucho porque, además, se notaba que se lo habían trabajado en sus respectivas clases con sus respectiv@s profes). Enternecedor  

De La dama de hierro y otros biopics

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No soy demasiado adicta al género biográfico en el cine.
A mí no me importa la vida de nadie a no ser que la forma y el fondo con la que se narre sean interesantes. El interés reside, pues, en lo narrado, no en saber que esta y aquella otra anécdota le sucedió a fulanito o menganita.




De modo que enterarme de que Lincoln tenía un niño que se paseaba por la Casa Blanca y entraba en tromba al despacho del padre interrumpiendo los más densos debates me deja totalmente indiferente. Y no digo ya ver a Lincoln acostándose en la alfombra junto al susodicho hijo. Se supone que son notas "humanas" que han de enternecerme pero que no me enternecen nada sobre todo porque, concretamente esta película, Lincoln (Steven Spielberg, 2012) es plana, sosa, mediocre (a pesar del dinero y de los actores), plasta, en una palabra. Parece un recetario de cómo hacer cine como churros (sin atrevimiento, sin creatividad, sin perversión, sin nervio): secuencia de tipo intimista, seguida de secuencia de tipo político, secuencia "agitada", seguida de otra más tranquila, sangre para las batallas (incluida la que chorrean la montonera de piernas y brazos cortados), conflicto entre lo público y lo privado, corrupción y maniobras políticas, necesarias por aquello de que el fin que justifica los medios, etc.

De las dos horas y media que dura, dos son inanes. Rescato media hora. Pero lo que aprendo en esa media hora, podría aprenderlo mucho mejor, con más comodidad y en menos tiempo, si lo leyera.
De modo que: abajo Lincoln y arriba el Don Fabrizio Salina (El Gatopardo, Visconti 1963). Con este príncipe que nunca existió, aprendo mucho más sobre la realidad, la historia, el pensamiento, las ambiciones, las transiciones, los miedos, la política, el amor, la conveniencia y todo lo demás que humanamente me afecta e interesa.
No digo que sea imposible hacer buen cine a partir de una biografía. Las hay: Dos hombres y un destino (George Roy Hill, 1969); Ludwig (Luchino Visconti, 1972); Lola Montès(Max Ophüls, 1955); Molière (Ariane Mnouchkine, 1978); ¡Viva Zapata! (Elia Kazan, 1952) por citar unas cuantas muy diversas aunque todas tienen algo en común: su primera preocupación no es la "fidelidad" a la vida del personaje sino la intensidad narrativa de lo que cuentan.












Pero mi experiencia me dice que resulta difícil ante una biografía evitar el peligro de perderse en "anécdotas ilustrativas" y otras inanidades.
Y, ojo, las biografías tienen además, un peligro añadido: aunque el personaje "retratado" sea execrable y en apariencia -suele ser solo en apariencia- se cuenten cosas horrendas sobre él, le tomas "cariño", lo comprendes, creas lazos simbióticos.
 Pensad en La dama de Hierro (Phyllida Lloyd, 2011). Menudo panfletazo neoliberal Hasta sospecho que esté costeada por la trama financiera que mueve el mundo. Ahora bien, habría que estudiar esta peli en las escuelas de cine para ilustrar cómo se fabrica la manipulación emocional en el relato audiovisual.
Y sin grandes sofisticaciones: con los elementos más básicos del lenguaje cinematográfico. Por ejemplo con primeros planos repugnantes de sus oponentes. De modo que no los podemos escuchar ni soportar. Da igual lo que digan, basta con verlos, deformados en la enormidad de la pantalla, intentando comernos el espacio vital. Sentimos visceralmente que nos ahogan, nos violan, nos asquean. Haga lo que haga Thatcher, la preferimos.
Y qué montaje fino: después de imágenes de violencia callejera, violencia de bombas del IRA: todo en el mismo plano emocional. ¡Y, ala, a tragar! Y qué manera de ocultar lo que no se quiere ni decir y de contar lo que se desea resaltar. Lo de Las Malvinas es para nota: 300 marineros argentinos muertos, pero dicho así, de pasada. Además, murieron porque ellos  se lo habían buscado ¿cómo se les ocurre desafiar a la Gran Bretaña. Y claro, esos 300 no tienen rostro, ni deseos, ni penas, ni vida, ni amantes. Son solo sombras. Pero, por el contrario, vemos a Thatcher escribiendo de su puño y letra -como madre que es- a las otras madres de los heroicos muertos patrios…
El año pasado escuché a Hanif Kureishiel, guionista de My beautiful laundrette (Stephen Frears, 1985) que nos contó cosas muy interesantes y, de pasada,  comentó que La dama de hierro le parecía una peli para el museo de cera. Sí, en el mismo sentido que Lincoln es también una peli para el mueso de cera pero siempre que no olvidemos el peligro que encierra. No que el cine pueda obnubilarnos totalmente pero aún no se ha inventado nada que equipare su poder para engatusarnos.
Ahí nos quedamos enternecidos viendo El discurso del rey (Tom Hooper, 2010) y ahí nos tragamos Invictus (Clint Eastwood, 2009) sin reparar en que es de una extrema bobería pensar que la unidad de un país corroído por años de racismo salvaje se consigue gracias a un campeonato. Y más aún, sin reparar en que la mitad de la población de Sudáfrica son mujeres aunque, Eastwood las borra del plano significativo. Hemos de suponer que si sus respectivos señores se aman y enternecen unos con otros, ellas, blancas o negras, los seguirán en su conversión.

Y toda esta larga perorata sobre biopic para deciros que vi Hannah Arendt (Margarethe Von Trotta, 2013). Me interesó mucho más que Lincoln aunque tampoco termina de ser una gran película. Creo que no aprendí nada nuevo. Solo las imágenes de archivo sobre el juicio de Eichmann me hicieron pensar. O sea que, en este caso, la realidad supera a la ficción porque la realidad solo puede ser superada por una ficción que interpele de verdad nuestra vida. Los demás son insustanciales pasatiempos y para ello yo no necesito ir al cine. 

FEMEN

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Últimamente he leído varios artículos, algunos escritos por mujeres que, desde posiciones filofeministas (o eso dicen), atacan a FEMEN de diversas maneras.
Sorprende, en primer lugar, que, con la cantidad de temas, asuntos, personas e instituciones que nos oprimen, denigran y machacan gastemos un ápice de saliva en arremeter (ni siquiera suavemente) contra otras feministas.
No estoy diciendo que haya que negar las diferencias entre nosotras ni la conveniencia de contrastar y discutir prácticas y puntos de vista, pero dudo que estos artículos vayan esa dirección. No están destinados a plantear un debate con las FEMEN. Son más bien una condena o censura hacia ellas.

 





Esos artículos hacen, además, una condena y censura aproximativa y de "oídas". Se aferran a la cantinela de que van con los pechos "al vent", son rubias y jóvenes.
En el colmo de la confusión y la falta de rigor (por no decir en el colmo del oportunismo, quizá) otro día leí uno que empezaba atacándolas y terminaba atacando la prostitución. Al unir la crítica a las FEMEN y la condena a la prostitución podía entenderse que ambas críticas iban de la mano (o sea que las FEMEN eran favorables a la prostitución). Ahora bien, si en algo son contundentes las FEMEN es en su rotunda oposición, en su decidida lucha contra la prostitución no solo directa sino también encubierta bajo la capa de compra "honorable" de mujeres (esas agencias matrimoniales que venden por catálogo mujeres del este).
Aclaremos que las fundadoras de FEMEN son rubias porque son ucranianas.
Es verdad que no es un grupo de militancia masiva. Son pocas (y quieren seguir siéndolo) y para pertencer a FEMEN hay que pasar una especie de "casting" y creo que eligen sólo a jóvenes (o relativamente jóvenes). Pero esa exigencia no es estética sino que está ligada al tipo de acciones que realizan. Así, por ejemplo, ponerse medio desnuda en París en pleno invierno -e incluso en primavera, otoño y, si me apuráis hasta en verano- exige una fortaleza física considerable. Eso sin  olvidar que siempre terminan apaleadas (en Ucrania directamente torturadas). Ahora bien, no es cierto que todas tengan unas tetas hermosas, sean rubias ni sílfides (como se comprueba en la foto de más arriaba). Otra cosa es que los fotógrafos elijan para sus reportajes a las que ellos consideran que las tienen "de mejor ver".
En cualquier caso -y aunque no se compartan sus métodos- ¿podemos confundir nosotras, feministas, el hecho de que una mujer muestre sus pechos con el hecho de que otros muestren los pechos de las mujeres? O por decirlo gráficamente: ¿podemos creer que es lo mismo una mujer prostituida que una mujer que se acuesta con quien le viene en gana, tantas veces y con tanta gente como le apetezca? En los dos casos para el patriarcado son putas. Para mí, en ninguno.


Y lo curioso de los artículos que cuestionan FEMEN es que rara vez entran en el debate sobre sus principios programáticos.
No son filósofas, no presumen de aportar análisis
altamente complejos y sofisticados (de todo tiene que haber y de todo ha habido en el feminismo). En cualqueir caso, yo los comparto sus objetivos. No sólo comparto su ataque frontal contra la prostitución, también me parece estupenda su decidida y contundente acometida a las religiones. Me encantan saber que una de las acciones que llevaron a cabo en su país de origen fue cortar una potente motosierra la cruz de cemento que domina simbólicamente no sé qué sitio de Ucrania (vamos, como si aquí se cargaran el monumento al sagrado corazón ese que está cerca de Getafe). 

Las aplaudo con las dos manos mientras que con los pies zapateo para jalearlas. Y me parece estupendo que vayan a Nôtre Dame y la líen. Sobre todo porque si eso hiere a la sensibilidad de los creyentes también a mí me hiere y mucho que la tele (incluida la pública que pago con mis impuestos) ande todo el día con el santo padre (vergüenza tendría que darle, si la tuviera, dejarse llamar santo padre, que me recuerda a nuestro generalísimo).
Esta sensibilidad herida de l@s creyentes se parece mucho a la sensibilidad herida de l@s disputad@s a los que le hacen escraches. 

Uy, qué penita me dan, esos creyentes que, sin embargo, desean la obligatoriedad de sus principios para tod@s l@s ciudadan@s. Las FEMEN no pretenden que todas vayamos con el pecho descubierto por el contrario, la iglesia pretende que los homos y lesbianas no se casen, que las mujeres -incluidas las ateas- no aborten, que nadie se divorcie, que la enseñanza religiosa sea obligatoria (como lo fue en nuestro país durante más de cuarenta años).
Y tienen el tupé de hablar de su sensibilidad herida, ellos que no ven inconviente en que yo, a través de mis impuestos, mantenga su red de centros de adoctrinamiento (iglesias, colegios, etc. y su personal apostólico...
Y eso por no hablar de la sensibilidad herida de los creyentes en países teocráticos donde el ateísmo o la disidencia es considerada crimen y donde las mujeres están absoluta, cotidiana y ferozmente controladas.
Se sienten heridos, los creyentes… Pues nada, que se pongan una tirita.


También quisiera destacar la tontería supina que consiste en reprochar las actuaciones de FEMEN -a propósito del asunto de Amina- alegando que FEMEN no representa a las mujeres tunecinas. Pues claro. Tampoco ellas representan a las mujeres tunecinas.
Igual que yo, si me manifiesto contra las desahucios no estoy representando a los desahuciados. La misma Ada Colau sólo representa a los desahuciados que forman parte de la organización que la ha elegido como representante. 

Y aquí tenéis otra foto donde se ve que no todas son delgadas y rubias.

 

Y sí, mi cuerpo es mío, ni más ni menos mío que mi libertad. Es decir, peleo porque sea mío. Es mío como declaración programática. En eso consiste el feminismo: en luchar por la consuquista de espacios de libertad y por la conquista del propio cuerpo contra los que lo venden, lo compran, lo manipulan, lo violan, lo agreden.

Es curioso -como comenté en la entrada sobre el festival de Crétiel- que en el una de las últimas escenas del doc "Même un oiseau a besoin de son nid" de Christine Chansou las manifestantes hagan algo parecido: quitarse la ropa y dejar sus pechos al aire. Os recuerdo que este doc filma el combate que libran en Phnom Penh un@s vecin@s (sobre todo vecinas) contra la panda de capitalistas brutales, soeces, despiadados, inhumanos que, respaldados por políticos, jueces y policía arrasan un barrio popular y expulsan de sus casas a la gente a fin de edificar y construir "desarrollo, modernidad, negocio".
En la escena a la que me refiero, se muestra la represión que sufren las mujeres manifestantes por parte de la policía. Ellas, lejos de amedrentarse  o huir, se enfrentan a las fuerzan del desorden y, en un gesto que llama la atención, se quitan las blusas y muestran sus pechos. Es curioso porque no creo que estas camboyianas sepan que FEMEN existe de modo que no estamos ante ninguna moda o tic de imitación. Tampoco, quizá, el gesto proceda del mismo proceso mental. Las FEMEN lo hacen por provocación. En las camboyianas parece como un último recurso, como "un aquí nos tenéis, somos mujeres, os presentamos nuestra piel desnuda, no tenemos armas pero estamos dispuestas a todo". 

O eso creo yo. 

El País y la Sección femenina de Falange

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Hoy la entrada de un blog de El País va de curso que se imparte en el Reino Unido para ser una buena esposa. Lo que, traducido, significa una guía para ser una buena esclava. Nada que no nos dijera la Sección femenina hace sesenta años (salvo que la referencia a la sexualidad no era tan explícita).




"1. Ser la misma persona con la que se casó". Sí, es que además de patriarcal es muy poco inteligente: no solo condena al inmovilismo (y me parece una condena brutal) sino que no sirve. Menudo aburrimiento estar siempre con la misma persona.
"2. Sigue siendo guapa". Que para echar barriga con uno basta.
"3. Escúchalo y estate atenta". Y solo cuando él haya terminado le puedes contar tú (un poco, sin pasarse)..
"4. Cuida la comunicación, es un arte". O sea: coquetea, se divertida (sí, en eso consiste la "comunicación".
"5. Tener intimidad con tu marido todos los días". O sea folla incluso aunque no te apetezca (lo dice explícitamente) y añade: "Si no te acuestas con tu marido, te garantizo que ¡otra acabará haciéndolo"! Mujeres intercambiables, pues. No es por ti, es por tus tetas y tus agujeros.
"6. Pon más amistad en tu romance". "Considera a tu hombre como tu mejor amigo" (al que, sin embargo, no debes abrumar con tus problemas). O sea, amistad en una sola dirección.
"7. Acaricia su ego, y otras partes de su cuerpo". ¿Más aún? pues sí, por si no quedaba claro en los puntos 3,4, 5 y 6 
"8. Sé sexy. Esto también ya estaba dicho pero conviene insistir para que las señoras no se relajen.
"9. Crea ambiente". Lo sabido: baño, velas, perfume, música, vino, nada de desorden..
"10. Organiza bien tu tiempo", En función de él, por supuesto
"11. Cocina". Aquí, como es para ingleses, les aconseja innoven pero que no olviden que, antes que la cocina (sin descuidarla, por supuesto), cuiden el dormitorio.
"12. Mantén tu propia identidad". Esta sí que es divina: después de todo lo anterior (es decir, después de follar, hablar o callar, vestir, vivir, respirar en función de otro, te dicen que mantengas tu propia identidad (¿?).

Y, contra lo que parece lógico el blog no concluye preguntándose: ¿qué mujer su sano juicio querría casarse en estas condiciones?
Así es que me veo obligada a preguntar: ¿cómo El País es tan absolutamente reaccionario? Que no es que me espere maravillas pero me sorprende que sea cutre hasta este punto…


Antes del diluvio

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"Salvaje es la muerte, segadora de la humanidad ¿por cuánto tiempo construimos casas? ¿Por cuánto tiempo nos comprometemos?" Poema de Gilgamesh



Expo "Antes del diluvio". Piezas bellísimas. Emoción al constatar lo que los humanos pergeñaron hace ya cinco mil quinientos años (sí, sí, habéis leído bien).
En Mesopotamia se crearon las primeras ciudades, la primera red de comunicaciones, con vías, canales y postas, la escritura, el cálculo, las unidades de medida del tiempo, el espacio y el valor de los bienes, el derecho, manifestaciones culturales... También, todo hay que decirlo, desarrollaron las jerarquías sociales y la división del trabajo, el capitalismo, un poder fuerte (monárquico o imperial).
Os la aconsejo vivamente. 
Me dejó pensativa esta consideración: la escritura se habría creado, no para anotar lo visible, sino para acercarnos a lo invisible ¿será verdad? ¿qué pensáis?


Responden
Viky Frías Ruiz estoy de acuerdo, aunque la escritura parezca realista, nunca lo es, siempre nos lleva a lo invisible.

 Teresa Conde Santos La escritura siempre nos permite intuir aquello que se esconde tras de ella, lo no "escribible", lo inefable; la escritura es la apariencia que nos muestra que hay algo que no lo es, que no se ve, porque no es posible expresar toda la realidad en palabras. Es más rica y más compleja

 Asuncion Larrinaga:¿La escritura.........para contarnos lo invisible a nosotros mismos. ciegos

Ayer no termina nunca. La tontería de algunos, tampoco

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Javier Ocaña dice, en El País, comentando Ayer no termina nunca, la última película de Isabel Coixet: 
"la directora parece haber luchado por huir de los “ismos”: maniqueísmo, dogmatismo, feminismo".
Equipara, pues, el feminismo con el dogmatismo y el maniqueísmo.




 



De su frase se desprende aquello que sueltan algunos cuando, concuatro copas de más, se acodan en la barra y lanzan profundos pensamientos y sentencias: "Todos los ismos son malos". 
Si hablara de la lucha de los negros contra la esclavitud ¿igualaría esclavismo y antiesclavismo?

Deduzco que Ocaña no ha estudiado filosofía (ni probablemente historia) pero cabría esperar que tuviera un pensamiento algo más sofisticado y complejo.
Cabría esperar, por ejemplo, que supiera que el feminismo busca la igualdad, la justicia, el respecto y la paz para todos los seres humanos e incluye en ese "humanos" a las mujeres. A Ocaña, lo de incluir a las mujeres en el género humano le debe parecer una extravagante pretensión. Una reivindicación  aciagacomparable en sus nefastas consecuencias con el dogmatismo y el maniqueísmo…
Pues no, no todos los "ismos" son iguales: así, el machismo mata todos los días, el feminismo aún no ha matado a nadie. 
Vivimos una época bastante burda y atroz en la que es habitual usar las palabras como a uno le parezca. Oímos cosas como:
"El aborto es un asesinato", "los que hacen escraches son nazis", "Ada Colau es simpatizante de ETA", etc. etc.
Vale, Javier Ocaña será muy cinéfilo pero no es una gran lumbrera. Podemos aceptarlo. Sin embargo, nos preguntamos: ¿No hay nadie en El País que relea y corrija las estupideces más sangrantes que puedan escribir sus colaboradores? ¿Solo se corrigen sus faltas de ortografía y no sus faltas de sesera?
Pues yo mantengo que es más tolerable escribir con errores ortográficos que ser tan obtuso y retrógrado.

La vie d'Adele. Entre le placer y la irritación

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Confieso que mis expectativas no eran altísimas, a pesar de la Palma de Oro de Cannes. Quizá porque no olvidaba el precedente de Cuscús (La graine et le mulet) con la que Kechiche ganó, en 2007, el Gran Premio Especial del Jurado de la Mostra de Venecia y que a mí -aún admitiendo su interés- me resultó insoportable en algunos aspectos e indignante en otros. Así es que no iba favorablemente predispuesta.
Quizá por ello, La vie d'Adèle, lejos de decepcionarme, me gustó bastante.



Lo que me gusta
La pasmosa movilidad de la cámara. No una movilidad a lo tonto sino significativa, armónica y bella. Una fotografía preciosa que deja grabada la luz en nuestros ojos (incluso horas después de haber abandonado la sala). Un montaje extraordinario. Una actriz impresionante. Pero buena, buena, buena. Y, aunque yo odio el abuso del primer plano, en esta peli (donde quizá el 90% del metraje son primeros planos) los primeros planos me parecían muy adecuados y nunca llegaron realmente a cansarme (aunque estuve casi a punto; o quizá, más bien, a veces, deseaba completar el primer plano con otros planos más amplios). 
Tampoco me molestaron las digresiones narrativas del film, esos vericuetos en los que se mete y que no añaden nada al hilo de relato principal que vertebra el film. Yo soy alguien muy ávido de vida y si me dan vida (me la dan bien narrada, por supuesto, como considero que pasa aquí) no me quejo.
Cabe preguntarse, sin embargo: ¿Le hubieran dado la Palma de Oro si la historia girara en torno a una pareja hétero? Puede que no. Quizá el jurado hubiera preferido La Vénus à la fourrure de Roman Polanski.
Pero, además de la novedad de tratarse de dos mujeres, tiene otra cosa a su favor: el gusto y la tradición que muestra la cinematografía francesa por el tema de la escuela, la educación, el estudio de los textos literarios, etc. y que en el film es un sub hilo permanente. El cine francés lo trata intensamente, tanto en documentales: Etre et avoir, Nous, Princesses de Cleves, como en ficciones: Dans la maison, Entre les murs. De hecho, creo que si ésta última ganó la Palma de Oro en 2008 frente a Valse avec Bachir o Gomorra, en parte fue debido al tema.
Confieso que yo también soy muy sensible al asunto y que, en cuanto sale gente aprendiendo (ya sean niños pequeños, adolescentes e, incluso, tercera edad), me emociono. Me conmueve de verdad, me entra la vena sensiblera al verlos destripando a Marivaux. No lo puedo remediar.
Hay quien se pregunta: ¿Pero, de verdad, en Francia una clase de instituto transcurre así? Aclaremos que Adèle está en un bachillerato literario. Es ya una opción. Y aclaremos que, por supuesto, depende de los centros, pero, en Francia, la literatura se toma en serio y la estudian, no aprendiéndose las fechas del nacimiento y de la muerte, ni de la primera edición, ni de si se casó ni con quién, sino confrontándose al texto literario.
Lo mejor de esta película, para mí, es el retrato que hace de la adolescencia, con todas sus tensiones, sus mitos, sus miedos, lo dicho y lo callado, la presión del grupo, la búsqueda de la propia identidad, la fuerza, etc. El film, en esa descripción, es excelente.
Las famosas escenas de cama no me han parecido demasiado largas. Es verdad que podrían haber durado menos, pero tampoco son una pasada voyeurista como me temía. Recuerdo, por contraste, lo insoportable que me pareció el baile de Rym (Hafsia Herzi) en Cuscús. Esa escena sí estaba filmada con un voyeurismo vomitivo. Conviene aclarar, una vez más, que no se puede confundir lo que se muestra con la mirada que se construye sobre ello. Se puede filmar una violación con mirada sádica, despreocupada, alegre, morbosa o todo lo contrario. Una película puede acoplar las miradas de la cámara con la de los personajes y con la de los espectadores pero también puede hacer lo contrario y evitar que seamos cómplices de lo que vemos. Un ejemplo de la primera opción es la escena de Cuscús que he mencionado porque muestra el voyeurismo de una panda sobre el cuerpo de una joven haciéndonos partícipes a l@s espectadores de ese voyeurismo. Un ejemplo de lo segundo está en Gomorra, cuando filma la visita de los jóvenes al burdel.
En cualquier caso, el cine nos ha mostrado tanto folleteo hétero (y tan tópico, además) que una dosis de lesbianas, pues no hace daño a nadie, si la escena es buena, por supuesto. Y ésta lo es porque consigue expresar la pasión, el placer (contrariamente a lo que se ve en las pelis porno habituales). Y en ese sentido, es creíble, es verdadera, más allá incluso de que se piense: no hay cuerpo humano -por joven que sea- que aguante tantísimo orgasmo.
Los retratos de las dos familias, también están muy logrados. Quizá un pelín pasados de punto. No es de recibo que Adèle, a su edad, y por muy "proletarios" que sean sus padres ("proletarios" entre comillas porque esta palabra ya suena hasta rara) mastique con la boca abierta. Ahí, la peli exagera. No exagera, por el contrario, en destacar las diferencias culturales y sociales. En Francia, el asunto del nivel, no tanto económico, como cultural, es durete. Un poco terrorista, incluso. Saber o no saber: de vinos, de cuadros, de música, de cine, de literatura, de restaurantes, de lugares… Y de otro montón de cuestiones sutiles, sofisticadas y subentendidas, aparentemente tenues e invisibles pero que forman barreras tremendas que pueden resultar humillantes y violentas. En Francia, como analizó Bourdieu, la importancia de los factores culturales y simbólicos en la reproducción social es clave. Bourdieu no exageraba. Os lo aseguro.

Lo que no me ha gustado
¿Qué no me ha gustado? Pues, por ejemplo, que Adèle no tenga (aunque no llegue a lo de Hipatia, claro) una sola amiga de verdad. Se rodea de un grupo de compañeras pero, en realidad, no cuenta con ninguna amiga, ninguna confidente. Su mejor amiga es un amigo. Raro ¿no? Y raro que en ese instituto no haya chicas que la defiendan (o que la defiendan más decididamente). Existen mujeres malas y crueles pero ¿ninguna buena? Vamos, por diosa, eso contradice la experiencia más elemental de todas nosotras.
De hecho, en esta película, las chicas, en general, no salen bien paradas. Ellos son más estupendos, tiernos, atentos, comprensivos La escena donde Adèle va por primera vez al local de lesbianas es un tanto penosa: todas echándose encima de ella, toqueteándola, acosándola. Parece un mundo de lobas sin entrañas y al acecho. Una violencia y una agresividad que no se corresponden con la realidad. Digo lo mismo que dije con lo de las "amigas" malvadas: Haberlas, hailas pero francamente, ese no es el ambiente habitual entre las lesbianas.
En la misma línea, obsérvese que, tanto en casa de los padres de Adèle como de la madre de Emma, vemos a hombres cocinando (con una parella al hombro, preparando platos…). En la fiesta que organizanAdèle y Emma para los amigos de ésta última, es Adèle en exclusiva quien guisa y, no solo quien guisa, sino quien se ocupa de todo. Un ama de casa total y a fondo. La escena final de esa secuencia, en la que vemos a Adèle fregando mientras que Emma ojea un libro en la cama, es para nota… Hemos de pensar que ¿nadie "más hombre tradicional" que una mujer?… Y vuelvo a insistir: ¿puede haber parejas de mujeres donde una explote tan descaradamente a otra? Sí, puede, pero resulta inquietante que la película vaya "acumulando" aquí y allá tantas notas negativas sobre las mujeres. Hombres 2, mujeres 0.
De esta secuencia alabo, sin embargo, lo bien que describe el elitismo de "artistas y creadores" frente a "la maestra". Describe bien su aislamiento (sutil y civilizado, claro). Pero cabe preguntarse: cinco años más tarde (calculando por lo que duran los estudios, han debido de pasar cinco años) ¿Adèle sigue sin tener amig@s propi@s? Extraño.
Y no me gusta nada, nada, la escena "trágica", en la que Emma rompe con Adèle. No por la brutalidad sino porque su brutalidad es impostada, fuera de tono (de tono de la película). Resulta increíble. El exceso le quita intensidad narrativa y dramática. La convierte en otra cosa. A mí concretamente me dejó fuera porque cambió mi tono espectatorial. Como si de pronto estuviera ante otra peli.
Y, además, aunque Emma es un personaje poco construido -que no terminamos de "ver" y ese es un fallo del film, desde mi punto de vista-, su patrón de conducta no es la violencia física ni el insulto. Se puede argumentar que en ese momento vive una situación extrema pero, incluso en las situaciones extremas, cada cual responde cómo es. Emma explota a Adèle pero no necesita, ni en los momentos más duros, hacerlo mediante ese desmelene, justamente porque tiene mucho más poder. No necesita chillar ni pegar. Más bien al revés: puede permitirse ser extremadamente cruel, sin despeinarse. Un film que construye los sentimientos con perspicacia y finura, que nos adentra en las emociones de los personajes, de pronto, se desboca. Pasa a ser otra película. Parece que lo ha filmado otro director. Es una escena en disonancia total con el resto. Pensemos en lo bien que ha descrito el desgaste de la relación entre ambas: solo con miradas. Lo sutil que ha sido anteriormente destacando su relación y, de pronto, esto. Por eso no me creo esa escena. Exterioriza en exceso lo que muestra y, por lo mismo, te expulsa.
En resumen, la forma en la que se muestra la violencia contradice la forma en la que se nos ha mostrado anteriormente. Contradice el tipo de violencia que Emma y los de su clase pueden ejercer sobre alguien como Adèle y que tan estupendamente nos han descrito precedentemente. Resulta curioso, sin embargo, que las dos veces anteriores en las que se dio violencia física (en el instituto y el bar de lesbianas), ésta se produjera entre chicas. De modo que, en agresividad, tanto verbal como física, las mujeres ganan por goleada: 3 a 0. Curioso. O, como dirían los franceses remedando la célebre frase de la peli Quai des orfèbres (Clouzot, 1947): "Bizarre, bizarre".
 Y, por último, me molestan varios detalles (más o menos detalles): que Adèle ande siempre con el moco caído (y que no se lo limpie, caramba) y que, aparte de con Adèle, solo se enrolle con chicos (es lo que vemos y, por lo tanto, es lo que "dice" el film).
Y, por último, cuando reflexionas, te das cuenta de que Adèle, que tanto hemos querido al principio, termina siendo casi un zombi. Un ser sin vida propia. Es verdad que tiene un trabajo que le gusta y que lo hace bien pero, fuera de ese ámbito, solo tiene a Emma. Ya se sabe que las mujeres estamos adiestradas desde la cuna para que consideremos el amor romántico como el alfa y la omega de nuestra existencia aunque me parece excesivo que Adèle, se lo tome tan al pie de la letra…
Y sí, mucha gente piensa que hay historias de amor que no se olvidan. Yo creo que también hay cuerpos que no se olvidan. Duro es decirlo pero así lo pienso. No se olvidan pero ¿ello ha de impedirte vivir? That is de question. Yo opino que no. Que vivir es, por así decir, lo último que se pierde (je, je, qué chiste tan malo). El amor suele morir (les histories d'amour finissent mal, en général, cantaba Rita Mitsouko). Muere aunque se dé entre seres de clases sociales y expectativas vitales homogéneas. Es duro y terrible. Triste la muerte del amor, sí; triste su pérdida, sí; triste la nostalgia, sí; triste (puede) la soledad, sí; triste el fracaso, sí, etc. pero, después, hay otros amores, otros cuerpos, otras pérdidas, otras tristezas, otras nostalgias… Adèle, totalmente rayada, no sabe algo tan elemental (y debe andar ya rondando los 26 o 27 añazos). A mí su obcecación no me parece "romántica", me parece obtusa. Así es que no siento complacencia con esa "bonita historia de amor", me irrita. Y esta opinión mía no se contrapone, para nada, con estos versos de Cernuda que también suscribo: olvido de ti, sí, más no ignorancia tuya.



¿TIENE SENTIDO SEGUIR ABOGANDO POR UNA TV PÚBLICA?

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Este artículo se publicó en 1998, en Leviatán, nº 73, págs. 53-66, cuando Amelia Valcárcel dirigía la revista.

Es curioso observar como, actualmente, el debate sobre la televisión ha decaído. ¿Es porque nos hemos resignado y hemos dado la causa por perdida? ¿Es porque estamos más acaraparad@s por la discusión en torno a otras tecnologías? 
Sin embargo, la audiencia no disminuye, ni las horas que le consagramos. Y, ojo, cualquier día de estos, privatizarán todas las cadenas.
Aunque ciertos aspectos de este artículo hayan envejecido, lo cuelgo porque creo que la reflexión sigue teniendo puntos de actualidad.
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Hemos de reconocer que, sin la TV, la inmensa mayoría de los habitantes de este país no sabríamos como son los atolones del Pacífico (por mencionar un detalle pequeño y concreto de lo mucho que podemos ver en su pantalla). Pero, por otra parte, también achacamos a este medio numerosas lacras. Le imputamos múltiples efectos negativos sobre nosotros -como individuos y como colectividad-. Y, llevados por el furor, hacemos condenas que contradicen incluso los datos empíricos. Así, por ejemplo, no es verdad que empobrezca el vocabulario de quienes la contemplan. Tampoco impide leer a los que, en ningún caso, habrían leído, ni a los que, de todas formas, leen. Esto es tan obvio que parece estúpido decirlo. Y si, a pesar de todo, ignoramos lo evidente es porque nos conviene. En efecto, al achacarle a la televisión males sin cuento -e incluso sin fundamento-, exorcizamos de manera fácil nuestros demonios, hacemos de ella un chivo expiatorio que carga con las mediocridades y los pozos negros sociales e individuales que tanto nos desazonan. La desazón es un buen síntoma -pues lo catastrófico sería que nada nos reconcomiese- pero esa focalización simplificadora sobre el origen de nuestras limitaciones es negativa porque impide ahondar en el análisis, repartir responsabilidades y exigir soluciones. Soluciones reales, se entiende, pues querer liquidar la TV o pedirle a la gente que no la vea, son sólo infantiles pataletas.

Y es que muchas polémicas y discursos sobre la televisión manifiestan un alto grado de irracionalidad y se basan, además, en generalizaciones excesivas (Juan Cueto se lamentaba de ello en El País del 20-12-97) que inevitablemente llevan a simplificaciones abusivas. Así, aunque el libro se ha ganado su prestigio merecidamente ¿hemos de olvidar por ello que no toda la letra impresa es sublime ni todas las imágenes deleznables? Durante años, mi padre, utilizó las novelas de Marcial Lafuente Estefanía como goma de borrar (de borrar su entorno, se entiende). Luego descubrió la televisión. ¿Quién se atreve a considerarlo un retroceso cultural?
La TV enseña bastante y distrae a muchos aunque, según las estadísticas, cada vez satisface a menos. No debe asombrarnos, sin embargo, que cause múltiples polémicas y sea crisol de constantes conflictos. Como ya señalamos, más terrible resultaría que, a fuerza de rebozar y envolver nuestra vida hasta el punto en que lo hace, llegásemos a perder la perspectiva sobre este medio y nos instalásemos en su realidad sin cuestionarla.

Atractivos
El primer factor relacionado con la televisión y que debe seguir despertando nuestra perplejidad es la cantidad de horas que, por término medio, le consagramos. Más tiempo que a cualquier otra actividad no obligatoria.
Desde luego esta dedicación no se explica sólo por sus encantos sino también por la falta de atractivo de otras opciones, por la escasez de ofertas alternativas y la dificultad o imposibilidad de acceder a ellas. Nuestra vida personal y colectiva está organizada de tal forma y tiene tales condicionantes que resulta ridículo comparar la facilidad de acceso a las imágenes televisivas con las dificultades que presenta casi cualquier otra posibilidad lúdica, recreativa, social: jardinería, deporte, relaciones sexuales, charla amistosa, pintura, aprendizaje de cualquier saber, baile, lectura[1], etc. etc.

Conviene aclarar, sin embargo, que, según todas las estadísticas, bastantes de la muchas horas que pasamos ante un receptor las dedicaríamos gustosamente alguna o varias de esas u otras actividades si el entorno y los condicionantes nos lo permitieran. Desde un punto de vista político no es tema baladí pues está ligado al modelo de sociedad que se busca y a los medios que se ponen para avanzar en esa dirección. En este sentido, la sobredosis televisiva es más el síntoma de otros males que su causa. Resulta, pues, estúpido y facilón culpar a la TV de las limitaciones que presenta nuestra realidad y que tienen, claramente, causas ajenas a ella.

Pero, sin embargo, el excesivo consumo de televisión se funda también en el atractivo y, por lo tanto, en el poder que sobre nosotros ejerce la imagen.
Freud explicó por qué el placer de contemplación es consustancial al ser humano recurriendo al análisis de las etapas de constitución del sujeto. Según él, antes de que el sujeto se socialice y se inserte en el orden simbólico, se constituye en lo imaginario a través de la experiencia visual. Es lo Lacan teorizó como "fase del espejo". El bebé, antes de poder pensarse y nombrarse a sí mismo se percibe como ser separado al descubrir a los otros que actúan como espejos. Ahora bien, el otro es lo que no es uno mismo, aquello de lo que se carece, el objeto del deseo. La mirada, pues, es la clave del deseo.

Se compartan o no las teorías psicoanalíticas, es innegable la pasmosa atracción que, con ligeras variantes, tiene la imagen sobre cualquier persona. Asombra comprobar hasta qué punto dependemos de ella, hasta qué extremos puede obnubilar nuestro entendimiento, qué grado de credibilidad le concedemos.
Mucho más que a las palabras. Si recibimos dos mensajes opuestos, uno por vía visual y otro auditiva, siempre acordamos confianza en prioridad a nuestra mirada incluso aunque lo que miremos sean imágenes creadas, pura representación. Supongamos que, en una ficción audiovisual, oímos "Margarita subió apresuradamente las escaleras" mientras vemos, por el contrario, que Margarita las baja. Pensaremos que el error está en la frase, no en la imagen. Y, aunque mi ejemplo sea algo burdo, esta disposición mental nuestra puede ser utilizada con sutileza por los realizadores tanto para enriquecer y complejizar sus relatos como para embaucarnos. En el primer caso están los grandes directores. Pensemos, por ejemplo, en Fritz Lang. Recordemos películas como Los sobornados (1953) o M el Vampiro de Dusseldorf (1931). Contrastemos lo que en ellas se nos muestra (no sólo las acciones que ocurren sino los diversos factores que intervienen en la puesta en escena, la iluminación, el decorado, la situación de la cámara...) con lo que se dice tanto oralmente como por escrito y comprenderemos hasta qué punto este cineasta dinamita e impide las atolondradas y fáciles tentaciones de simplificación en las que podemos caer como espectadores.

Emociones incontroladas
Las imágenes tienen otra característica que las hacen temibles: burlan fácilmente los filtros racionales, penetran en nosotros por dédalos emotivos e impresionistas, escapan con suma facilidad a la racionalización. Estamos mucho más indefensos ante ellas que ante las palabras. Las palabras pueden engañar, por supuesto, pero, de entrada, los mensajes orales son fácilmente detectados e identificados como tales. Sabemos "que se nos está diciendo algo". Somos capaces, pues, de cotejarlo con nuestras opiniones personales y de reaccionar en consecuencia. Con los mensajes visuales las cosas suceden de otra manera. Por ejemplo, si alguien declara que una violación puede ser un asunto divertido, encontrará poquísimas mujeres dispuestas a compartir su opinión. Pero las espectadoras -incluso las espectadoras feministas- de "Salsa rosa" (o de otras muchas películas pues la mayoría de las que abordan este tema lo hacen de modo similar) mirarán despreocupadamente la primera escena del film sin sentirse irritadas e incluso terminarán considerando con cierta compasión a ese "pobre y atolondrado chico" que ha intentado violar a Maribel Verdú.

Y es que el poder temible de las imágenes para manipular nuestras percepciones y sentimientos, para divorciar los valores pensados de los valores sentidos -utilizando la terminología de J.A. Marina- se acrecienta extraordinariamente si, además, esas imágenes nos vienen trenzadas en una trama narrativa. Y así, aunque estemos en contra de las guerras y la violencia como alternativa para solucionar conflictos y pensemos que la muerte de un humano no es asunto baladí, en el cine podemos ver morir mil indios en la más absoluta indiferencia cuando no con cierto regodeo. También podemos conmovernos hasta las lágrimas porque un estúpido joven sufre un ligero contratiempo.

Verdad y realidad
Contrariamente a lo que a veces se dice, no solemos confundir la ficción y la realidad o sólo lo hacemos por breves momentos o en edades muy tempranas. Lo que ocurre es bastante peor: las imágenes son fuente de realidad, modifican conductas, se anteponen a nuestras percepciones directas. Las imágenes trazan buena parte de nuestros mapas sentimentales y modelan nuestras emociones. Dicho crudamente: ¿qué más da que sean mentira si nos afectan más que la verdad?

Un niño o un adolescente acepta que, en general, lo que le dicen en clase es verdad y las series de la TV son mentira. Pero verdad y realidad no son la misma cosa. Y así, resulta poco probable que un saber matemático, histórico o literario (pensemos, además, en cómo se suelen enseñar estas disciplinas) influya en su vida, en su conducta, en su modo de percibir el mundo, mientras que las imágenes estructuran y modifican sus sentimientos, sus deseos, sus hábitos, sus percepciones, su escala de valores, etc. 
También los adultos terminamos creyendo -incluso contra toda lógica- que lo que se nos muestra es tal cual, no una versión determinada, no un punto de vista. Olvidamos que toda representación es una fabricación como bien dice Rafael Sánchez Ferlosio. Ello conlleva absurdas consecuencias: las imágenes fabricadas -las televisivas, por ejemplo- con tal de que se nos ofrezcan de forma recurrente, acaban por imponerse a la percepción no mediada de la realidad. Los efectos son perversos. Como botón de muestra baste recordar lo que Gerbner llama "el síndrome del mundo malvado": a fuerza de ver asesinatos nos llenamos de temores y suspicacias y percibimos la realidad como mucho más procelosa y cargada de peligros de lo que realmente es.

Considerando, pues, los aspectos más destacados de lo que acabamos de exponer (tiempo que consagramos a ver la televisión, atractivo casi irresistible de la imagen, poder que sobre nosotros ejerce, capacidad para modelar nuestros sentimientos y para mediar nuestra percepción de la realidad, dificultad para detectar sus discursos como tales, etc.) es lógico -e incluso muy deseable- que nos preocupe enormemente. Estamos, además, ante un fenómeno relativamente reciente, cuya importancia y repercusiones todavía no calibramos porque aún no tenemos perspectiva para evaluarlo y porque aún no está estabilizado, ni ha terminado de engendrar cambios en nuestra realidad.
La preocupación debe avivarse mucho más si consideramos cómo son casi todos los programas que nos ofrecen las cadenas de televisión. Y, aunque no se trata aquí de analizar exhaustivamente las características del discurso televisivo, evocaré, sin embargo, algunas de ellas pues sólo a partir de análisis pueden proponerse actuaciones para mejorar su calidad.

Hay que empezar señalando que este medio, como cualquier otro (la letra impresa, sin ir más lejos), tiene sus propias peculiaridades que lo condicionan y lo limitan pero que también lo dotan de interesantes posibilidades. Señalo esta obviedad porque, a veces (cual amantes excesivos y algo idiotas), le reprochamos a la televisión que no nos dé lo que, en verdad, no nos puede dar o que no sea como indudablemente no puede ser y, al tiempo, aceptamos como inevitables los más esplendorosos horrores que en absoluto le son inherentes.

Relato y espectáculo
Los humanos necesitamos darle sentido a nuestras percepciones y emociones y, para ello tenemos que articularlas en una estructura narrativa. La estructura narrativa es, pues, esencial para nosotros. Gracias a ella integramos con coherencia lo que vivimos, convirtiendo los hechos en acontecimientos concatenados y causales, con un antes y un después. Los relatos son modelos que nos sirven de guía para articular la narración de nuestra propia vida. Nos dicen que no estamos solos en nuestras experiencias. Nos proporciona pautas para el acatamiento de las normas sociales y para la transgresión (y no olvidemos que esto es tan importante como aquello). Muestran versiones acabadas y explicativas de lo que puede ocurrirnos y nos ayudan así a soportar el miedo. Solucionan conflictos, armonizan contradicciones que en la vida real no lo están -y que, además, difícilmente pueden estarlo- simplifican lo complejo y complejizan lo simple, tienen un principio y un fin claro. Expresan lo que llevamos dentro pero que, por represión o por incapacidad, no podemos formular. Son espejos de nuestra vida pero no son nuestra vida. Así, por ejemplo, en ellos podemos entrar y salir a voluntad, se renuevan y no son irreparables. Nos hacen olvidar nuestra realidad pero, al tiempo, nos ayudan a pensarla. Son como nuestra vida pero en mejor y en peor, en más espantosa y en igual, etc. etc.

Hoy en día, para la mayoría de la población, la fuente constante y casi monopolística de relatos (y no me refiero sólo a los de ficción, por supuesto), es la televisión. De modo que, además de enseñarnos los fondos submarinos, la tierra desde el espacio y otras cosas a las que sería difícil tener acceso personalmente, la televisión realiza muchas de esas funciones de la narración que hemos enumerado anteriormente.

Forzoso es reconocer, pues, que, actualmente, la forma audiovisual ha acaparado casi por completo el flujo de relatos. Desde luego esto debe preocuparnos por varias razones. Una y muy importante es que, como ya dijimos, la forma audiovisual tiene sus propias limitaciones expresivas (igual que le ocurre a la forma escrita o la forma oral aunque sean limitaciones diferentes) y, en ese sentido, su monopolio nos empobrece. Otra es que estos relatos -contrariamente a los que vehicula una charla con otra persona- no se prestan al diálogo (lo de la TV interactiva es una memez). Ahora bien -y como ya señalé al principio de este artículo- la culpa de que la gente dedique tantas horas a la televisión no la tiene la televisión. Si un ama de casa con quien más "dialoga" es con la pantalla no podemos soslayar el problema llamándola despectivamente "maruja" o clamando contra el medio.

¿Puede existir una televisión que nos haga inteligentes?
Otro problema muy grave -y éste sí es plenamente imputable al medio (a los que lo controlan, para ser exactos)- viene generado por mala calidad de los relatos que nos ofrece.
Ya señalé que el medio tiene sus propias limitaciones. Así, por ejemplo, en casa no podemos lograr, ni aún viviendo solos, el grado de concentración que fácilmente conseguimos en una sala de cine. Ni las pantallas, ni el sonido, ni la oscuridad, ni la definición de la imagen, ni el anonimato, ni el grado de abstracción de las propias circunstancias personales son equivalentes. En consecuencia, la televisión propicia una relación con los relatos más despegada y espectacular. Utilizo aquí esta palabra y otras de su misma familia (espectáculo, espectacularidad) para designar aquello que contemplamos como fuera de nosotros, algo que nos sorprende o divierte pero que escasamente nos concierne y que se presenta como del instante, al margen, pues, de los encadenamientos lógico-explicativos, causales y temporales (encadenamientos que, por el contrario, son inherentes a los relatos). No sé si es posible encontrar espectáculos sin ningún eco narrativo -pura percepción puntual- o encontrar relatos carentes de alguna dosis de espectacularidad. No niego que relato y espectáculo estén siempre entremezclados. Pero también es evidente que ambos no son lo mismo y que la TV, al tiempo que -debido a sus limitaciones icónicas- nos da imágenes más pobres, menos vistosas (menos espectaculares en este sentido) que las del cine, por los condicionantes mencionados, dificulta la atención sostenida, la inmersión prolongada, el abandono no mediado... Dificulta, en suma, que nos impliquemos personalmente, que nos apropiemos debidamente las historias. Sobre todo aquellas que tienen una gran densidad narrativa.
Pero, aunque ciertamente la imagen es más impresionista que lógica, más emotiva que racional (cualquier imagen, no sólo las de televisión) ello no le veta la riqueza significativa.

Hasta aquí, nada por lo que debamos rasgarnos las vestiduras. Hay películas que exigen ser vistas en sala de cine y punto. La televisión, a cambio -sobre todo si le añadimos un magnetoscopio- ofrece otras posibilidades interesantes. Así -por seguir con el cine- ciertos films que globalmente no nos interesan o no nos interesan tanto como para repetir su visionado, pueden tener algunos minutos que deseemos contemplar varias veces e incluso minuciosamente por diversas razones (siempre que éstas no estén estrechamente ligadas a la calidad de la imagen y al rigor del encuadre, claro, porque para eso la pantalla del monitor no sirve).
O dicho de otra manera: no es inherente a la televisión la baja estofa de la mayoría de los relatos que nos ofrece (tomando la palabra relato en el sentido en el que antes hemos hablado de ellos y que incluiría, pues, casi toda la programación).
Si son vacuos y lelos, si buscan insistentemente la espectacularidad y desprecian la densidad significativa, si resultan esquemáticos y repetitivos, etc. es, fundamentalmente, porque así se quiere.
Y es un grave problema porque, si vivimos rodeados de relatos ramplones y fácilmente asimilables que nos confirman nuestras tendencias más miedosas y maniqueas, podemos terminar careciendo de pautas narrativas ricas. Pero, como ya dijimos anteriormente, nuestra vida no se construye únicamente con versiones ligeras de la realidad. También necesitamos otras que nos desestabilicen, que, en vez de negar la angustia, nos ayuden a elaborarla.
Dijo Barthes cargado de razón: "la mala imagen no es una imagen malvada sino una imagen mezquina".
Esta frase, además, es piedra de toque para determinar el contenido semántico que le damos a la palabra "telebasura" pues sería estúpido cambiar "Tómbolas" por "Juegos florales" (o cosas peores aún, tal que mesas redondas pretenciosas, rimbombantes y vacuas).

Fútbol, Pelícanos, mujeres
Puesto que la televisión no es un medio adecuado para emitir una ópera, hay quien piensa que está reñida con la calidad. Olvidan las posibilidades que ofrece. Así, por ejemplo, se presta muy adecuadamente para tender puentes entre lo privado y lo público. Propicia conexiones interesantes entre las dos matrices que Sunkel llama respectivamente simbólica-dramática y racional-iluminista. Entre estructuras lógico-explicativas y emotivas. Ciertamente, en la TV que tenemos, no se aprovechan estas vías o se aprovechan mal, pero ahí están.
Y, a este propósito, me viene a la memoria el artículo de Rubert de Ventós que, bajo el título Lo bueno de la tele mala, publicó El País (9-12-97). Decía su autor que programas como el de Ana o de Mari Pau dan voz y legitiman ciertas experiencias privadas porque las insertan en un "Orden de discurso que le permite a la gente reconocerse, recuperar su legitimidad, salir de su escondite" y dotan de normalidad lo que muchas personas viven. Aunque habría que matizar algunos aspectos, comparto su opinión y añado: dan espacio público, legitiman como experiencia digna de se contada y escuchada lo que muchas mujeres viven. Es una aportación muy importante de la televisión y que, sin embargo, se comenta poco y casi nunca en tono positivo. Para empezar, se suelen adjetivar del mismo y despreciativo modo todos los programas en los que gente descocida habla sobre temas que hasta ahora no se trataban nunca en foros públicos[2]. Es un craso error calificar del mismo modo despreciativo, por una parte, programas que basan su gancho provocador en la presencia estelar del "monstruito" de turno (invitado en su calidad de tal), la señora que se cree embrujada y en cuya boca, según ella, sus enemigos echan ventosidades pestilentes, los proféticos visionarios que aseguran que tienen trato íntimo con extraterrestres y demás raleas y, por otra parte, programas donde diversas personas, casi todas mujeres, cuentan experiencias que afectan a aspectos importantes de su vida: amor y desamor, hijos, maridos, amantes, descubrimientos, miedos y represiones personales, etc.
Ateniéndome a los parámetros expuestos más arriba, considero indiscutible que estos últimos programas tienen mucha mayor calidad e incomparablemente más interés que otros que son considerados "serios" sólo porque reúnen a media docena de señores (digo señores porque en estos programas la mayoría de los invitados suelen ser del género masculino) conocidos, además: periodistas, escritores, políticos, profesores que opinan sobre temas aparentemente importantes. Estos últimos programas pueden originar discrepancias (sobre el contenido o sobre los invitados, por ejemplo) pero nadie los llama telebasura. La verdad, no sé por qué pues, para mayor escarnio, además de no aportar elementos nuevos que sirvan para pensar nuestra vida, son soporíferos.
Muchas mentes, dudosamente preclaras, ignoran que la calidad no nace del tipo de programa sino de su contenido y su forma. Si juzgaran con los mismos criterios a libros o a películas darían risa.

Bien es verdad que existe una obnubilación generalizada que confunde "lo plasta" con lo importante, que cree que "lo privado" no debe ser tema de debate social (¿aún no saben que lo personal es político?) y considera que "lo público" es lo que interesa a los hombres públicos.
Son tics heredados de la prensa escrita que, sin sonrojo, concede un lunes cualquiera diez páginas al fútbol pero consideraría un desdoro incluir secciones de temas cotidianos y personales. Sólo las revistas femeninas tratan asuntos que despectivamente los otros medios consideran como "de mujeres" y a los que no dan cabida hasta que no constituyen trágica noticia. Y aún así: el sábado, 20 de diciembre, el espacio dedicado por El País (no lo cito por inquina sino porque es el que leo con mayor asiduidad) a la destitución de los ediles del PP en Bilbao casi triplicó el dedicado al asesinato de Ana Orantes. De un asunto como el primero, con un poco de "suerte" (si no hay otra "movida" estamental más jugosa), podemos seguir leyendo ad nauseam (aunque sea dudoso que el cambio en el Ayuntamiento origine cambios en la vida de los bilbaínos). El maltrato de mujeres quedará rápidamente relegado -si éstas no consiguen impedirlo- a la sección de sucesos. Para cualquiera es evidente que si salió de esa sección y mereció declaraciones de los políticos (espantosas algunas), fue justamente porque Ana Orantes había aparecido previamente en televisión denunciando su caso.

Volviendo al asunto de la calidad, justo es reconocer, sin embargo, que los responsables de las cadenas no representan lo mejor de nuestra especie. Para estos seres, una programación popular es incompatible con la inteligencia. Se empeñan, pues, con denuedo en divertirnos mostrándonos a gente que se cae (da igual de dónde), en sorprendernos con muestrarios de aberraciones mil y en distraernos con colorines, brillos y sorpresas varias.

Es bien cierto que, debido a la tan limitada posibilidad de abstracción que ofrece este medio, resulta poco adecuado para interesarse y seguir coherentemente cualquier discurso que la exija en grado alto. De modo que, un mensaje que requiera concentración sostenida e ilativa y que deba aprehenderse activando de forma prolongada mecanismos lógico-especulativos se presta muy poco a ser realmente escuchado y comprendido en la TV. Tampoco esta constatación debe enfurecernos como no nos enfurece la limitadas posibilidades que, en otros aspectos, tiene la letra impresa o la fotografía.
Ahora bien, no es consustancial a la televisión interesarse en los acontecimientos sólo en tanto en cuanto son susceptibles de recibir un tratamiento fraccionado, impresionista, llamativo; espectacular, en suma. Este medio no está condenado, per se, a tratar los conflictos únicamente en su fase álgida, olvidándolos totalmente después, a recogerlos sólo en la medida en que son impactantes. Sus características no vetan el tratamiento complejo de los hechos. En este sentido causa asombro que, el mayor tiempo dedicado a un asunto, no suponga una profundización ni una posibilidad para escapar del simplismo y, por el contrario, se emplee repitiendo incansablemente lo mismo y con las mismas imágenes (recordemos el asunto Diana de Gales). No es inherente al medio interesarse exclusivamente por aquello que se percibe sin esfuerzo, aquello de lo que se entra y se sale "sin menoscabo de nuestra persona", aquello que miramos desde fuera. Aquello que nos causa asombro divertido y superficial pero que para nada nos cuestiona nuestras certezas ni exige que dudemos de nuestros inamovibles convencimientos: "Las cosas son así y siempre hubo locos, tarados, gentuza, bufones, monstruos de feria y demás ralea que nos divierte y nos confirma, por contraste, en nuestra normalidad".
Esta estupidez circense (con perdón del circo) es, sin embargo, una excrecencia generalizada en la televisión actual. Se manifiesta en casi todos los programas. Algunos incluso se dedican casi en exclusiva a ello.

El tratamiento abusivamente espectacular impide abordar la explicación de los hechos, borra su complejidad. Anula la ligazón temporal y causal. Todo ha de ser fácilmente aprehendido en una ojeada, ha de carecer, pues, de una fuerte cohesión y retener, por el contrario, el espectador mediante flashes emotivos, fogonazos sugerentes que no exijan ni atención sostenida, ni dedicación emocional[3].

El limitado poder del espectador
Contrariamente a lo que suele ocurrir con la letra impresa, en la televisión el orden y la sucesión nos vienen estrictamente fijados. Así, por ejemplo, el espectador no puede empezar el telediario por el final, ni saltarse noticias. Tiene que pasar por el fútbol si quiere ver una hipotética pincelada cultural. Tampoco controla el tiempo. Este es un inconveniente mucho más grave porque impide en gran manera una asimilación inteligente, ética y personal. El lector de periódicos, si lee algo que le impresiona grandemente puede tomarme un respiro, murmurar "Madre mía", volver a leerlo, quedarse con la mirada perdida antes de seguir, pensar en lo que ha leído, reanudar después la lectura, etc. Ante la TV sus posibilidades de maniobra se reducen sola y exclusivamente al zapin. Son limitaciones que impone el medio. Limitaciones que, sin embargo, no obligan a los directores de informativos a concederle más o menos tiempo a una noticia ni a un determinado orden y sucesión. Así, por ejemplo ¿qué hay de inherente a la TV que obligue a anunciarnos con voz cavernosa una matanza de indígenas en Chiapas y, acto seguido y sin transición, emitir un anuncio que no sólo rompe la disposición mental del espectador sino que tritura cualquier escala ética y reduce "el drama" a un simple bombazo anecdótico?
También es bien cierto que la TV exige un determinado ritmo mucho menos intenso y sostenido que el del cine pero ello no significa que todo deba quedar reducido al ritmo de un spot. La secuenciación que se nos impone es ciertamente demencial. Pero ni los cortes, ni las amalgamas son inherentes al ritmo televisivo. La papilla de informaciones e imágenes dispares, cuando no discordantes, fragmenta peligrosamente el discurso, lo convierte en masa informe donde todo da igual porque todo recibe el mismo trato. Lo episódico predomina y dinamita cualquier orden jerárquico. Se rechazan con encono las facetas de la realidad que no puedan tratarse como un spot.

La densidad del relato queda convertida en fosfatina y el espectador en un mirón superficial e impresionista. Su atención distraída sólo se posa de modo intermitente. Su emoción no se articula en torno a nada significativo ni lógico. Todo da igual y nada implica personalmente. Sólo escandaliza -de manera agradable, por supuesto. Esto no lo inventó la TV. Ya dijo Renoir que las claves para hacer una película comercial residían en asombrar al espectador por cualquier medio, provocándole incluso gritos de terror, pero que lo único que no se podía hacer era inquietarlo. No sabía Renoir hasta qué extremos llevaría esta máxima la TV...

La publicidad y sus imposiciones
Está claro, pues, que la televisión -como cualquier otro medio- tiene sus limitaciones y también sus propias posibilidades expresivas. Pero, ni las unas ni las otras vetan la calidad, aunque sí condicionen y determinen, por supuesto, las formas para alcanzarla.
¿Quién obliga, pues, a exacerbar ciertos aspectos llevándolos a límites que bordean -y a veces alcanzan- la supina estupidez? ¿Por qué se relegan o se dejan inexploradas algunas peculiaridades y se hipertrofian otras?
Aunque los factores son múltiples, uno condiciona radicalmente la triste realidad de nuestra televisión: la publicidad.
Ya dijimos que el medio televisivo no propicia una gran concentración del espectador pero que ello no implicaba la incoherencia que lo inunda. La publicidad es la máxima responsable de la fragmentación del discurso. Fragmentación que lo condiciona, lo dinamita e impide que se creen implicaciones entre el espectador y lo que mira. Corrompe su significado con amalgamas totalmente vergonzosas.
No vamos a entrar en el análisis de cómo son los mensajes publicitarios, en qué basan su eficacia, a qué mecanismos apelan, cómo se elaboran, etc. Temas apasionantes, sin duda, pero que nos derivarían excesivamente lejos del que nos ocupa. Aquí nos limitaremos a enumerar algunos efectos gravemente negativos de la publicidad.

Primero
La publicidad impone un determinado tipo de programas. Aquellos en los que predomina la espectacularidad fraccionada, los fogonazos entreverados con mensajes discordantes. Tiene que ser así para que el espectador soporte los cortes intempestivos y pueda engancharse y desengancharse en cualquier momento.
Y, a la inversa, sometido a ese régimen espectatorial totalmente sincopado, el espectador no soporta programas en los que tenga que realizar una inversión personal. Opta, pues, por aquellos que pueden mirarse con media neurona, en los que se entra y se sale con facilidad. Hay que aclarar esto pues las condiciones determinan los mensajes y las posibilidades reales de transmitir unos u otros. Resulta casi imposible ver algo que te afecte, emocione, exija atención, esté bien secuenciado, etc. con continuos cortes. Es una cuestión de supervivencia y de salud mental. Para cualquier actividad, ya sea leer un tratado filosófico o bailar, se necesitan las condiciones adecuadas.

Segundo
La TV está totalmente determinada por su dependencia económica de la publicidad. El audimat arrasa con todo. Así, mediante el truco de la audiencia, impone su tiranía sobre toda la programación.
Se defiende este estado de cosas aduciendo que responde a los gustos de la mayoría. Pero, si dije que se trataba de un truco, es porque, efectivamente, subyacen en él varios engaños. En primer lugar, los sistemas de medición de audiencia no miden la demanda del público sino la reacción de éste ante la oferta que se le hace. Inducen, además, a confundir audiencia y satisfacción. Y mientras que los índices de audiencia se miden minuto a minuto y sus resultados se airean constantemente, los de satisfacción no se miden nunca. Estas hábiles manipulaciones llevan a lo que denunciaba Félix de Azúa (aunque él no lo aplicaba exactamente a esto): "La verdad ha sido sustituida por la opinión".
Pero, además, una cosa es que predominen esos supuestos gustos de la mayoría (supuestos y más que discutibles, como acabamos de decir) y otra que, con ese pretexto, se arrasen los de la también supuesta minoría. Y la llamo supuesta porque no es tal. En efecto, un programa de éxito suele acaparar un 30% de la audiencia. ¿Qué pasa con el otro setenta por ciento? Pues que tiene que "elegir" entre programas que se parecen al desechado como dos gotas de agua y que rivalizan con él en la misma propuesta. Pero es raro que se le ofrezca una alternativa real. La razón es simple. Ese setenta por cien de espectadores a quienes no les gusta el programa mayoritario no forman un público compacto. Quieren otra cosa pero no quieren todos lo mismo. Son, pues una mayoría real pero con gustos fraccionados. Esto hace que no le interesen a nadie. No hay responsable de cadena que programe pensando en ellos. Todos hacen su parrilla para conquistar al núcleo homogéneo del treinta por ciento. Y, si no lo consiguen, se quedan con las sobras pero les da igual el porcentaje de espectadores insatisfechos. Buscan la inversión publicitaria y ésta acude en función del audimat, no del aburrimiento del público que, para empezar, no se mide.

La TV pública debería ser la excepción y responder a la demanda de espectadores cuyos gustos nadie considera y de cuya satisfacción nadie se preocupa. Programar lo que nadie programa pero que, por diversos motivos, puede interesar a bastante gente.

Tercero
Otro tema que se oculta cuidadosamente es lo que cuesta la TV al ciudadano. Rara vez se habla de la parte de televisión que cualquiera -espectador o no- paga con cada producto que compra y que, indefectiblemente, incluye en su precio la maravillosa campaña que nos ha inducido a comprarlo. El 4,4 % en cualquier par de zapatillas Nike. Más de treinta mil pesetas en un modelo de coche barato. Como consecuencia de esta "omertá", los televidentes piensan que la televisión es gratuita. Este engaño tiene un efecto muy perverso: impide que se crean con derecho a exigir nada. Parece mentira pero así es. La misma obnubilación se padece también con las cadenas públicas a pesar de que las pagamos por partida doble. ¿Quien está al corriente de cuánto cuesta a cada ciudadano (entre impuestos y publicidad) mantener cadenas públicas que no ofrecen nada realmente distinto de las otras? ¿O alguien piensa que la alternativa al fútbol es el baloncesto y la alternativa a un cutre telefilm estadounidense es un documental?
Eso sin mencionar lo que pagamos en tiempo. A veces, ronda una tercera parte del que empleamos viendo la TV (ya que, como es bien sabido, nadie respeta la ley de publicidad). Durante 1996 (según Zenith Media) cada español vio 22.692 spots. Como su duración es, por término medio, de 20,4 segundos, el televidente pasó 5,3 días de ese año viendo anuncios. Según Servimedia, las cadenas de televisión emitieron durante el pasado mes de diciembre 4018 anuncios diarios. Cada una dedicó más de 4 horas de su programación cotidiana a publicidad, concentrada, sin duda, en los momentos de mayor audiencia.
 
Cadenas generalistas y temáticas
En vista del panorama cabe preguntarse ¿para qué queremos mantener una Televisión pública que no aporta nada distinto de que lo ya ofrecen las otras cadenas y que pagamos, sin embargo, por partida doble?
Hay, además, quien opina que las cadenas generalistas están irremediablemente condenadas a la espantosa realidad que conocemos. Sería, pues, inútil luchar contra ello. Dejémoslas por imposibles y refugiémonos en las temáticas.
Pero como señala Dominique Wolton, las cadenas temáticas sólo atraen a un determinado público. Los abonados y televidentes de las diferentes cadenas temáticas coinciden extraordinariamente con las diferentes capas sociales y culturales. Al analizar su público se obtiene una proyección de las desigualdades de nuestra sociedad. Por ello Wolton defiende la idea de una TV generalista de calidad que, desde su punto de vista, puede convertirse en importante factor de cohesión social nada desdeñable en una sociedad individualista de masas, como la nuestra.
No es un asunto baladí. Pienso, como Wolton, que la tv es tan crucial para el futuro de la democracia como la educación o la investigación. Creo que la información, la comunicación, la imagen y la cultura no son sólo ni fundamentalmente mercancías.

Es absolutamente necesario que exista una televisión pública, dirigida por profesionales, guiada por criterios de calidad y sometida al control público (¿es preciso insistir en que no se deben confundir público con estatal y menos aún con gubernamental?). Una televisión de esas características tiene que financiarse con dinero público y gestionarse con claridad y rigor.
Como señalaba Enrique Bustamente (El País, 7-1-98) "sin un marco económico viable y unas reglas políticas transparentes para todos los actores no es posible ni la regulación ni la autorregulación". Pero desgraciadamente no parece que las intenciones gubernamentales vayan por esa senda.

Despedida
Jean Fourastié dijo, movido por el entusiasmo  "la máquina lleva al hombre a especializarse en lo humano". Eran otros tiempos. Hoy ya no es posible tal ingenuidad. La frase -interesante, sin duda-  exige, de entrada, un cambio en la terminología: lo de "máquina" queda muy pequeñito para nuestros tecnológicos ingenios, lo de "hombre" suena ásperamente androcéntrico y, además, hemos de engarzar obligatoriamente un "puede" entre esas palabras.
La máquina, como decía él, o la informática, o la clonación, o la realidad virtual, o los dos mil canales que se nos avecinan, en fin, los progresos técnicos de todo tipo, pueden servirnos para especializarnos en lo humano. Pero lo cierto es que, desde luego, nos abocan a dilemas cada vez más comprometidos. Ya lo señalaba Rubert de Ventós: con cada descubrimiento "un nuevo e inmenso territorio se desprende del reino del azar y entra en el de la moralidad". Lo humano necesita ser pensado y creado sin cesar.
Frente a los escualos de "la aldea global" no basta con quejarse. Hay que elaborar y defender propuestas concretas que hagan posible otra realidad. Y, desde luego, cada día es más difícil y menos aconsejable practicar la inconsciencia y la irresponsabilidad.





[1]No olvidemos que la lectura, además de otras exigencias relacionadas con la educación, requiere, por ejemplo, fuentes de información, inversiones económicas considerables y un espacio relativamente tranquilo y privado que es imposible lograr en muchas viviendas familiares.
[2] La televisión que ha sido indudablemente pionera en hacerlo y ha tenido gran influencia en los demás medios generalistas. Si exceptuamos las revistas femeninas, sólo la radio tocaba estos temas referidos al ámbito privado aunque lo hacía tímidamente y más bajo la forma de "Consultorio".
[3]Ello tiene consecuencias en el terreno del aprendizaje que aún están por estudiar pero que ya se perciben en las aulas y son sumamente perturbadoras.

Manifiesto, promotoras, firmantes

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Las abajo firmantes, profesionales del mundo académico, de la cultura y las artes, ante la amenaza que para nuestra dignidad supondría la aprobación por las Cortes del Anteproyecto de ley del aborto presentada por el ministro de justicia Alberto Ruiz-Gallardón, queremos declarar lo siguiente:
Como mujeres libres, ciudadanas de pleno derecho en un país democrático y aconfesional que programáticamente se rige por principios constitucionales y no ideológicos, exigimos al gobierno de la nación que retire el Anteproyecto de ley del aborto presentado por el ministro de justicia Alberto Ruiz-Gallardón, por considerar que lesiona gravemente nuestra soberanía sobre nuestro cuerpo, nuestra capacidad de elegir libremente las decisiones que afectan a la maternidad y nuestra autonomía moral, base de la dignidad y de la libertad personales a las que tiene derecho el ser humano en un estado de derecho.
Invocamos la libertad de conciencia como único rector de nuestras decisiones. Como mujeres libres, nos negamos a aceptar una maternidad forzada, y a la intervención de cualquier profesional o instancia de poder en nuestra decisión de ser o no madres, intervención que subordina nuestra posición como sujetos autónomos al criterio de otros, convirtiéndonos en menores de edad, y dañando  así nuestra independencia.
Ninguna mayoría política nacida de las urnas, por muy absoluta que sea, ninguna creencia religiosa, está legitimada para convertir los derechos de los ciudadanos y ciudadanas en delitos, imponiéndonos principios ideológicos particulares mediante la aplicación de una sanción penal.
Por todo ello, exigimos que la salud sexual y reproductiva vuelva a regirse por la actual ley de plazos, que respeta los derechos de las mujeres a los que aquí aludimos y que ha demostrado su eficacia, y generado consenso entre los ciudadanos, desde que se promulgó hasta hoy.

Promotoras:
Mercedes Abad (escritora).
Pilar Aguilar Carrasco (analista y crítica de cine).
Lola Beccaria (escritora).
Marga Borja (dramaturga).
Isabel Cienfuegos (médica y escritora).
Flavia Company (escritora).
Cristina Consuegra (crítica literaria y musical).
Laura Freixas (escritora).
Ioana Gruia (profesora de Universidad y escritora).
Almudena Hernando (profesora de Universidad).
Rosa Huertas (profesora y escritora).
Inma Ibañez (productora).
Lola López Mondéjar (psicoanalista y escritora).
Rosa Montero (escritora).
Clara Obligado (escritora).
Carmen Peire (ciudadana de a pie, cuentista y editora).
Carmen Valcárcel (profesora de Universidad). 



Adhesiones:
A. Elena Azzedin. Artista y gestora cultural.
Ada Castells, escritora.
Ada Parellada Garrell (empresaria).
Adela Franzé Mudanó (antropologa, profesora de la Universidad Complutense de Madrid).
Adelaida González (promotora musical).
Adelaida Román Román, (investigadora OPI)
Adelina Sánchez, profesora de Universidad
Adelina Sánchez, profesora de universidad
Adriana Exeni (artista plástico, colectivo Generando Arte).
Adriana Hoyos (escritora y cineasta)
Adriana Merlo Lopez: Diseñadora
Adriana Morais Braga (administradora de empresas).
Agnès Bosch Timonet (editora).
Agustina Roca (poeta)
Aida Guillén, directora del IDHC.
Aída Sanz García: Técnico de proyectos de Cooperación Internacional.
Ainoa Pons Martínez (estudiante de cine).
Aitana Sánchez Gijón (actriz).
Alba Benito Morales, trabajadora social y profesora
Alba González Flores, actriz,
Alba Rull, psicóloga y traductora.
Alba Varela Librería Mujeres de Madrid
Alejandra Benaglia (periodista argentina).
Alejandra Gomendio Parreño (docente y psicoterapeuta).
Alejandra Mercado  (artesana. Argentina).
Alejandra Moreno Alvarez, profesora Universidad de Oviedo.
Alejandra Navarro Sada (profesora de Universidad).
Alejandra Val Cubero, profesora de Universidad.
Alena Collar (periodista y escritora).
Alexandra Portillo Capella (guionista).
Alexandra Sumasi, periodista.
Alicia Fernádez, interiorista.
Alicia Gil Gómez (directora de la revista Con la A).
Alicia Kaufmann: Catedrática de Universidad.
Alicia Luna (guionista).
Alicia Martínez Martínez, profesora.
Alicia Martínez Poza, socióloga.
Alícia Martínez Ribas (periodista y guionista).
Alicia Menéndez Tarrazo, profesora Universidad de Oviedo.
Alicia Monserrat, psicoanalista.
Alicia Perea Caveda, arqueóloga, investigadora del CSIC.
Alicia Poza Sebastián profesora de filosofía.
Alicia Puleo (filósofa, profesora de Universidad).
Alicia Waine Stolar, médico.
Almudena Albi (formadora y escritora).
Almudena Domínguez Arranz, profesora Universidad de Zaragoza.
Almudena Grandes (escritora).
Aloma Rodríguez (escritora).
Amalia Bautista (poeta).
Amalia López, editora.
Amanda Castro, realizadora
Amanda Goya: psicoanalista.
Amelia Fernández (profesora de Universidad).
Amelia Martín, administrativa.
Amelia Valcárcel, catedrática de universidad
Amparo Climent (actriz, directora y artista plástica).
Amparo Fernández (actriz).
Amparo Larrañaga (actriz).
Amparo Moreno (profesora de Universidad).
Amparo Osca Segovia: profesora de Universidad.
Amparo Pérez Gutierrez, escritora
Ana Alonso: psicoanalista, psicóloga clínica.
Ana Arambarri (diseñadora y comisaria de exposiciones).
Ana Arvizu, diseñadora.
Ana Azor Lacasta, Consejera Técnica Museos Estatales.
Ana Barcenilla (administrativa).
Ana Barquero González: profesora Facultad de Enfermería.
Ana Belén (actriz).
Ana Belén Santiago: productora artes escénicas
Ana Bohigas Hurtado (psiquiatra- psicoanalista).
Ana Boned, profesora de Historia
Ana Camallonga (editora).
Ana Carcedo (profesora de Universidad).
Ana Casas Janices (profesora de Universidad).
Ana D.Navarro, conservadora de museos.
Ana de Miguel Álvarez (profesora de Universidad).
Ana Delgado Hervás, profesora Universidad Pompeu Fabra.
Ana Durán Moya Profesión (secretaria).
Ana Fernández (actriz).
Ana Frouchtman, pedagoga.
Ana García D'Atri (editora).
Ana García Negrete, poeta, funcionaria.
Ana García-Penche, administrativa.
Ana Grací Castañeda, Arqueóloga.
Ana Gracia-Actriz
Ana Herranz Sánchez, arqueóloga y museóloga.
Ana Isabel Alario Trigueros: profesora de Universidad.
Ana Isabel Labra Cenitagoya (profesora de la Universidad de Alcalá).
Ana Isabel Melado Lirola, profesora de universidad. Universidad de Almería.
Ana Isabel Planet Contreras (profesora de Universidad).
Ana Isabel Saavedra San Román, doctora en Psicología. Matrona.
Ana Jorge Alonso, profesora Universidad de Málaga.
Ana Julián (jurista y agente de igualdad).
Ana López Castro (profesora de Universidad)
Ana López Navajas: investigadora y profesora de universidad.
Ana Mª González Ramos (investigadora senior IN3. UOC)
Ana Maeso Maeso (psicóloga clínica. Psicoanalista).
Ana Margarita González García (psicoanalista).
Ana María Jiménez Díaz, enseñante.
Ana María Ramb Hughes. Escritora y editora argentina.
Ana María Rita Merlo (terapeuta).
Ana Martín Morán: profesora de Universidad
Ana Martín Úriz, Catedrática Filología Inglesa
Ana Martínez Westerhausen (psicoanalista).
Ana Morales, bióloga.
Ana Nadal Martínez (pintora e ilustradora).
Ana Otero (actriz).
Ana Paniker, escritora.
Ana Pujol-Soliano Profesión (historiadora).
Ana Rossetti (escritora).
Ana Ruiz Tagle (abogada y diputada constituyente).
Ana Ruíz, profesora y empresaria.
Ana Salado (periodista).
Ana Serradilla (profesora de Universidad).
Ana Serrano Velasco (música y pintora).
Ana Vega (científica).
Ana Vidal Egea (profesora de Universidad).
Ana Villa,  Actriz
Anabel Pascual, periodista.
Andrea Gautier, realizadora
Andrea Macía Morillo, profesora de Universidad.
Andrea Sunyol (filóloga).
Angela Abellan, profesora de biología.
Ángela Cadenas (profesora).
Angela Harris, Estudiante universitaria.
Ángela Olalla Real, profesora Universidad de Granada.
Ángela Suárez, conservadora de patrimonio arqueológico.
Ángeles Barrio Alonso (catedrática de Universidad).
Ángeles Caso (escritora).
Angeles García (periodista).
Ángeles González-Sinde (cineasta).
Ángeles Hijano (profesora de Universidad).
Ángeles Jiménez Perona, profesora de Universidad.
Ángeles Martín (agente literaria).
Ángeles Mora (escritora).
Angelina Muñiz-Huberman (escritora y profesora de Universidad).
Àngels Ingla, gestora universitaria.
Angels Queralt, gestora cultural.
Àngels Seix Salvat: gestora cultural.
Angiola Bonanni (artista plástica).
Anna Begueria Canals (contable).
Anna Bofill Levi (compositora y arquitecta).
Anna Caballé Masforroll (profesora de Universidad).
Anna Florensa Farré Bibliotecària
Anna Güell, profesora.
Anna Manso, escritora y guionista.
Anna Moreto i Reventos, médico.
Anna Peña Farell (directora técnica de la Asociación Retorna para el futuro).
Anna Ponces, actriz y directora de teatro.
Anna Sastre, bioquímica.
Anna Soler-Pont, agente literaria.
Anna Vallés, periodista.
Anna Widmer Caminal Profesión (profesora de Educación Física).
Anne-Hélène Suárez Girard (profesora en la UAB).
Annie Bats (escritora y traductora).
Antonella Berriolo, profesora.
Antonia Calpena García, Matrona en diagnóstico prenatal en Granada.
Antonia Fernández Valencia, profesora de la UCM.
Antonia Rodríguez Gago (profesora de Universidad).
Antonia Valero (artista plástica).
Anunciación Marqués García (administrativa. UAM).
Araceli Esteves Castro (escritora).
Araceli Flores, periodista y fotógrafa
Araceli Sánchez Robles, economista.
Araceli Striano (profesora de Universidad).
Arantxa Agüirre- directora documental
Arantxa Núñez. Educadora Social y Publicista
Arantxa Ortega, médica.
Arantza Campos, profesora de la Euskal Herriko Unibertsitatea/Universidad del País Vasco
Arantzazu de Juan, actriz,
Aránzazu Urbina (arqueóloga conservadora de museos).
Ariadna Gil (actriz).
Armonía Gustems (guionista).
Ascensión Barañano Cid, Profesora de Antropología. U. Complutense
Asunción Bernárdez, profesora de Universidad.
Asunción Reyes Camps: médica de familia.
Asunción Ventura Franch, profesora de derecho constitucional. Universitat Jaume I. Castelló
Aurora Bosch (profesora de Universidad).
Aurora Morcillo, catedrática de Historia Contemporánea.
Aurora Rivière Gómez, historiadora y profesora de Universidad.
Azucena Carrasco Psicóloga
Azucena Morán Varela, historiadora del arte.
Azucena Palacios (profesora de Universidad).
Barbara Lennie: actriz.
Barbara Pierpaoli (arquitecta).
Bárbara Tardón Recio: Responsable de Incidencia y sensibilización.
Beatriu Cerdá García, profesora.
Beatriz Calvo, profesora de Universidad.
Beatriz de la Gándara (productora cinematográfica).
Beatriz García García: bibliotecaria
Beatriz Gimeno (escritora).
Beatriz Moncó, profesora de Universidad.
Beatriz Presmanes (funcionaria).
Beatriz Santana, escritora y actriz,
Beatriz Valcárcel (auxiliar de enfermería).
Begonya Pozo (profesora de Universidad y poeta).
Begoña Aguilera, bibliotecaria.
Begoña Alonso, socióloga y profesora universitaria.
Begoña Ayala. Psicóloga, Maestra yoga, Modelo.
Begoña del Pueyo: periodista.
Begoña Elizalde San Miguel, socióloga. Profesora de Universidad.
Begoña Huertas (escritora).
Begoña Leyra, antropóloga y profesora de Universidad.
Begoña Lobo, abogada
Begoña Marugán Pintos, socióloga y profesora de uUniversidad
Begoña Montes: poeta.
Begoña Olmedo Caballero (psicoanalista).
Begoña Piña (periodista).
Begoña Soler Mayor, conservadora de Museos.
Belén García Nieto, cantante
Belén Gayán, productora y directora de cine publicitario.
Belén Gopegui (escritora).
Belén López (actriz).
Belen Moreno Mengibar, empleada de universidad
Belén Reyes: poeta
Belén Rosa de Gea, Profesora de Universidad
Belén Valenzuela Requena (científica, física).
Benita Compostela, matemática.
Berta Figueras, psicóloga.
Berta Guerin, economista.
Berta Ojea (actriz).
Blanca Gari, Catedrática de Historia.
Blanca Hernández Pando: profesora.
Blanca Monzú (pintora y restauradora).
Blanca Muñiz Fidalgo, Docente y Psicóloga
Blanca Riestra (escritora).
Blanca Rosa Roca Asensio (editora).
Blanca Vargas Cosín: farmacéutica.
Blanca Widmer Caminal (veterinaria).
Camila Paz Obligado (profesora y editora).
Capi Corrales Rodrigañez, matemática, profesora de Universidad.
Capitolina Díaz Martínez (profesora de Universidad).
Carla Subirana: directora de cine y profesora de Universidad.
Carlota Torrents, agente literaria.
Carme Elías (actriz).
Carme Freixa Zurita: periodista y psicóloga.
Carme Masia, fotógrafa.
Carme Masià.
Carme Riera (escritora y académica de la RAE).
Carme Subiranas Fàbregas: arqueóloga.
Carmen Aguilera (periodista).
Carmen Aranegui Gascó, catedrática de Arqueología.
Carmen Arnaiz de la Rosa, Antropóloga
Carmen Beltrán Falces (poeta).
Carmen Calvo (profesora de Universidad y ex ministra).
Carmen Cecilia Piñero Gil, profesora y músico.
Carmen Chasco Vila, bibliotecaria.
Carmen Chincol Gallardo (informática, profesional IT).
Carmen de la Guardia (profesora de Universidad)
Carmen de Mora: Profesora de Universidad
Carmen Domingo (escritora).
Carmen Frías (doctora en Ciencias Políticas y Sociología. Escritora).
Carmen Gallardo (profesora de Universidad).
Carmen García García (profesora de  Universidad).
Carmen Gloria Rodríguez Santana, conservadora de museos.
Carmen Gregorio Gil, antropóloga, Universidad de Granada.
Carmen Herrero, gerente y actriz,
Carmen Iglesias Redondo, abogada.
Carmen Juliá, Comisaria de Arte Contemporáneo
Carmen Lascasas López, funcionaria.
Carmen Llanos (profesora del Instituto Cervantes).
Carmen lobato gordo educadora social
Carmen Madorrán (licenciada en Filosofía).
Carmen Mata (profesora de Universidad).
Carmen Mejía Ruiz, profesora de Universidad.
Carmen Mestre Vergara: economista.
Carmen Miquel Acosta, abogada.
Carmen Morales Baena, bibliotecaria
Carmen Muela (pintora).
Carmen Palenzuela (pintora).
Carmen Peña Ardid (profesora de la Universidad de Zaragoza).
Carmen Posadas, escritora.
Carmen Rodríguez Mazo, Comunicadora
Carmen Rodríguez Menéndez, profesora Universidad de Oviedo.
Carmen Sanz (profesora).
Carmen Suárez Suárez, historiadora.
Carmen Tormo Cuñat, arqueóloga.
Carmen Trillo, profesora de la Universidad de Granada.
Carmina de Luna Brignardelli, editora.
Carol Ann Roberts, traductora.
Carola Aikin (escritora).
Carolina Fernández Rodríguez, profesora Universidad de Oviedo.
Carolina Lapausa (actriz).
Carolina Meloni (profesora de Universidad).
Carolina Moreno (profesora).
Carolina Román, actriz,
Casandra Viñuela Beato, abogada.Pilar Pardo Rubio, profesora.
Catalina Quesada (profesora de Universidad).
Caterina García, maestra.
Cecelia Ibañez, ralizadora
Ceci Galcerán (feminista argentina).
Cecilia Guiter (escritora).
Celeste Miranda (escultura)
Celia Amorós (catedrática de Filosofía de Universidad).
Celia Cuesta Rosales, pintora y asesora técnica de información del IAM.
Celia Estévez Lozano, escritora.
Cèlia Merayo Vidal: profesora de educación especial.
Celina Tolosa, documentalista.
Céline Nguyen, profesora.
Centros Culturales (AECID).
Charo Fierro Madrid (editora).
Charo García Diego (profesional de la comunicación).
Chelo Loureiro (productora de cine).
Chiara Bolognese (profesora de Universidad).
Chus Gutiérrez (cineasta).
Chusa Barbero, actriz,
Cinthya Breña Testal, diplomática AECID
Clara Castro Ríos (promotora musical).
Clara Costa, diseñadora gráfica.
Clara Kirmayer Schmelzer, psicóloga psicoanalista
Clara López Ruiz, técnico de museos.
Clara Mauri Herrero: enfermera.
Clara Plasencia, editora.
Clara Redondo Sastre (escritora).
Clara Sánchez (escritora).
Clara Sanchis (actriz y escritora).
Clara Usón (escritora).
Clara Vallés, ámbito de la formación.
Clarissa Fontana Cestari: artista plástica.
Claudia Costafreda Pires (estudiante de cine).
Claudia Vives, Fierro pintora.
Clotilde Pascual Maza: médico psiquiatra, psicoanalista.
Concepció Doménech, profesora.
Concepción  Fernandez Villanueva (profesora de Universidad).
Concepción Aso Torres (profesora de Filosofía jubilada).
Concepción Gómez Esteban, socióloga, profesora de Universidad.
Concha Caballero: Profesora de Lengua y Literatura. Articulista.
Concha Cirujano, conservadora- restauradora de bienes culturales.
Concha García, poeta.
Concha Hernández (gestora cultural).
Concha Hidalgo, ARTE DIGITAL&TVG S.A.
Concha Mayordomo (artista visual, comisaria de exposiciones, colectivo Generando Arte).
Concha Quirós (librera. Librería Cervantes de Oviedo).
Concha Roldán: directora del Instituto de Filosofía del CSIC.
Conchi Saéz López, bibliotecaria.
Consuelo Álvaro Morales (gerente Teatro Nuevo Apolo de Madrid).
Consuelo Ferrer, profesora
Consuelo Laiz (profesora de Universidad).
Consuelo Mata Parreño, profesora Titular. Universitat de València.
Consuelo Pérez (profesora).
Conxi Rodríguez-Prieto, profesora de Universidad.
Coral Herrera Gómez (doctora en Humanidades y Comunicación).
Covadonga Ibáñez Calzada, investigadora, Universidad de Oviedo.
Cristina Andreu (realizadora y profesora de Universidad).
Cristina Arguilé Martínez, periodista.
Cristina Brondo, actriz.
Cristina Corradi (psicóloga. Argentina).
Cristina Daches, periodista
Cristina Fallarás (escritora).
Cristina Fernández Cubas (escritora)
Cristina Grande (escritora).
Cristina Jutge: gestora cultural.
Cristina llopart, Webmaster.
Cristina López Fernández (profesora de Universidad).
Cristina Massegú Serrano: educadora de museos.
Cristina Mateos, editora.
Cristina Muñiz Martín. Escritora.
Cristina Ortiz Cebeiro, profesora de Universidad.
Cristina Ramos Cobano, historiadora Universidad de Huelva.
Cristina Segura Graíño, profesora, Universidad Complutense.
Cristina Valcárcel (administrativa)Ada Salas (poeta y profesora).
Cristina Valverde, promotora.
Cristina Zumárraga (productora de cine).
Dafne Saldaña, arquitecta.
Daniela Andújar (poeta. Argentina).
Daria Esteva, diseñadora gráfica
Darina Martykanova (investigadora del CSIC).
Deborah Bonner, traductora.
Delfina Rossi: economista y asesora en el Europarlamento.
Denys Blacker: artista y gestora cultural.
Diana Abad Rodríguez (licenciada en Psicología).
Diana Guerra Díaz: doctora en psicología.

Diana Riba, librera.
Diana Soliverdi, traductora.
Diana Terceño: Producción audiovisual
Dina Murillo i Puig (abogada).
Dolores Juliano Corregido, antropóloga.
Dolors Cabot.
Dolors Cañabate: profesora de Universidad
Dolors Llopart (antropóloga).
Dolors Udina (traductora).
Dolors Ventós i Quero, artista plàstica y galerista
Dolors Vergara (licenciada en Humanidades y enfermera).
Dora Calzada Devesa: Inspectora Técnica de Educación.
Dulce Xerach Perrz, abogada y profesora de Universidad.
Eleazar Ortuño Fernández (fotógrafa).
Elena Arnedo Soriano (médica, escritora y feminista).
Elena Aub (investigadora y traductora).
Elena Blanco (periodista).
Elena Boix i Riuró: restauradora de arte.
Elena Bombardó Mendo, administrativa UdG.
Elena Cianca Aguilar (filóloga).
Elena Corralón (periodista. Salta-Argentina).
Elena de Miguel Aparicio (profesora de Universidad).
Elena Galán Fajardo, profesora de Universidad.
Elena Gallego Abaroa, profesora de Universidad.
Elena García Alcaide, Hhstoriadora del arte.
Elena Lasheras y Alba Varela: libreras y editoras.
Elena López Lillo, sindicalista
Elena Lópeza de Lamadrid, fotógrafa.
Elena Losada Soler (profesora de universidad y traductora).
Elena Manrique Productora
Elena Manrique Productora
Elena Montoya Melgarc, catedrática de Francés.
Elena Ramírez (editora de Seix Barral).
Elena Roldán: profesora de Universidad.
Elena Rovira, periodista.
Elina Norandi: historiadora y crítica de arte.
Elina Pereira Olmedo (médica de familia).
Elisa Barceló (bibliotecaria).
Elisa Iniesta Pérez de Gracia (agente de igualdad).
Elisa María Caño Hernández; traductora
Elisa Martín Ortega (profesora de Universidad y escritora).
Elisabet Riera Millán Periodista y escritora
Elisabeth G. Iborra (periodista y escritora).
Elisabeth Guillen, chef.
Elisabeth Stévaux, profesora de la UGR
Elisenda Roca (escritora y directora teatral).
Eloisa Azorín, actriz
Elsa Corominas Rodríguez: editora.
Elsa Fernández-Santos (periodista).
Elsa Osorio (escritora).
Elsa Schvartzman (socióloga y docente universitaria. Buenos Aires. Argentina).
Elvira Klaiber: Antropologa/ profesora de idiomas
Elvira Lindo (escritora).
Elvira Navarro (escritora).
Emilia Malkorra Arsuaga (psicoanalista).
Emma García Alonso, restauradora.
Emma Lobato: psicóloga y pedagoga.
Emma Panzano, enfermera
Emma Rodríguez (periodista).
Emma Suarez (actriz).
Empar Martínez Morales, Diseñadora gráfica
Encarna Carmona, profesora de Universidad.
Encarna Marín, fotógrafa.
Encarnación Aracil, Profesora Asociada, Facultad de CCPP y Sociología
Encarnación Molina Sabio (editora).
Erica Landsfors, artista plástica
Erika Martínez (poeta e investigadora).
Esperanza Bosch Fiol, psicóloga, profesora de Universidad.
Esperanza Mo (profesora de Universidad).
Esperanza Ortega (escritora).
Estela Ilárraz. Periodista y realizadora.
Ester Vila, free lance sector musical.
Esther Alvarez López, profesora Universidad de Oviedo.
Esther Andradi (escritora).
Esther Bendahan (escritora).
Esther Escoriza (editora).
Esther Fernández, filóloga.
Esther García (productora ejecutiva de El Deseo).
Esther Gassol Ventura, documentalista
Esther Núñez Gaviña, traductor
Esther Pérez de Elulate (cineasta, colectivo Generando Arte).
Esther Prieto Alonso (editora).
Esther Xargay, escritora y videoartista.
Estrella Garrido (psicoanalista, historiadora).
Eugenia López Muñoz: trader y escritora
Eugenia Sebastián (profesora de Universidad).
Eulalia Pérez Sedeño (profesora de Investigación. CSIC).
Eulalia Piñero Gil (profesora de Universidad).
Eulalia Rubio Panades (estudiante de cine)
Eulalia Sánchez, profesora.
Eva Alarcón García, arqueóloga, Universidad de Granada.
Eva Antón (filóloga)
Eva Aparicio (Nuevo Postproductora).
Eva Bermúdez de la Vega, directora/realizadora.
Eva Cagigal, gestora cultural
Eva Díaz Riobello (escritora).
Eva Espuña, economista.
Eva Guillamón (dramaturga).
Eva Hiernaux (artista multidisciplinar).
Eva Lesmes (realizadora).
Eva Martínez, profesora de Universidad.
Eva Pedragosa Bofarull (publicista).
Eva Recoder Miralles (productora).
Eva Rubio Ramírez, actriz.
Eva Touboul, profesora de Universidad.
Eva Valiño (directora de sonido en cine).
Fabiola Calvo Ocampo, periodista y escritora.
Fabiola Garrido Garrido, Diseñadora gráfica
Fátima Arranz Lozano (socióloga, profesora de Universidad).
Fátima Baeza Medina- Actriz
Fátima Escribano (asistente editorial).
Fátima Miranda (música, cantante, performer).
Fefa Vila Núñez. Profesora e investigadora.
Fina Birulés (filósofa).
Fina Iñiguez (periodista).
Fina Lucerga, maestra.
Fiona Kelso (traductora).
Flora de Pablo (médica, investigadora).
Flori Celdrán (profesora).
Fracesca llopis, artista visual.
Francesca Campabadal (investigadora científica).
Francisca García Gallego, médico.
Francisca Gómez, Traductora
Francisca Nogerol. (profesora, Universidad de Salamanca).
Francisca Pérez Carreño, catedrática de Universidad.
Fuensanta Plata, antropóloga, conservadora del patrimonio, Junta de Andalucía.
Gabriela Desirée Herrera Asciutti: editora.
Gabriela Rubio, escritora e ilustradora.
Gabriela Wiener (escritora).
Gala Hernández (estudiante de cine).
Gema Chocano (profesora de Universidad).
Gema Coira (médica).
Gema López: artista plástica.
Gemma Julio Morán- Profesora Universitaria
Gemma Lienas (escritora).
Gemma Pellicer Bertrand (editora).
Gemma Silvestre Gili (fotògrafa).
Gemma Soler Doña ( productora)
Gemma Vicente Arregui, profesora de Universidad
Georgina Bernat (sanidad).
Georgina de Yebra Pintó: actriu
Georgina Regàs.
Geraldine C. Nichols: catedrática emérita.
Gilda Oswaldo Cruz, pianista.
Gina Blasco, actriz.
Ginette Bunias (jubilada).
Gisela Sugranyes, psiquiatra.
Gisella Ripoll, profesora Titular de Universidad.
Gloria Banegas Saorín (profesora de Primaria).
Gloria Díez, periodista y escritora.
Gloria Fernández de Loaysa (psicóloga clínica, psicoanalista).
Gloria Montero: escritora.
Gloria Pereda, artista plástica.
Goya Toledo (actriz).
Gracia Olayo, actriz.
Gracia Querejeta (directora de cine y televisión).
Graciela Rodríguez de Lucas  (administrativa. UAM).
Guadalupe Arensburg, productora TV.
Guadalupe García Gutierrez, funcionaria en el departamento de Difusión Educativa.
Guadalupe Ramírez (pintora).
Guadalupe Royán (escritora y traductora).
Habiba Hadjab Boudiaf, pedagoga.
Helena Bonet Rosado, arqueóloga, conservadora museo.
Helena Maquieira (profesora de Universidad).
Helena Solà, periodista.
Helena Taberna (cineasta).
Heura Marçal (assessora lingüística de la Universitat Autònoma de Barcelona i presidenta de la Fundació Maria-Mercè Marçal).
Hilda Fuchs (escritora-poeta).
Icíar Bollaín (directora de cine).
Iluminada Olivares Berjaga (periodista y escritora)
Imma Colome, actriz y directora.
Imma Turbau (escritora).
Ines Alberdi (catedrática de Sociología).
Inés Arias de Reyna (escritora y profesora de escritura creativa).
Inés campillo Poza, doctora en sociología.
Inés Carrasco Galán (psicóloga).
Inés Domingo Sanz, Investigadora de la Universidad de Barcelona
Inés G.Boza Erro, Coreógrafa
Inés Monteira, profesora de la UNED.
Inés París (directora y guionista de cine y televisión).
Inés Pons, técnica editorial.
Ingrid Kircher, trabajadora humanitaria.
Inma Chacón (escritora y profesora de Universidad)
Inma Gutiérrez López, profesora
Inma Pelegrín, psicóloga y escritora.
Inma Porcel (psicóloga).
Inmaculada Castellote, (escritora).
Inmaculada Sanz Sainz, profesora de la Universidad de Granada
Iraida Viñas Calvo (realizadora editorial).
Irene Gracia (poeta y pintora).
Irene Milla Martín, estudiante de cine.
Irene Pérez Fernández, profesora Universidad de Oviedo
Irina C. Salabert (editora y traductora).
Irlanda Tambascio (montadora y realizadora).
Isa Eastudio, diseño gráfico.
Isabel Álvarez Fernández, librera y escritora
Isabel Cabarrocas i Piquer (moda).
Isabel Carrera Suárez, profesora Universidad de Oviedo.
Isabel Coll Barbuzano, directora cine.
Isabel de Ocampo (directora de cine).
Isabel del Moral (diseñadora).
Isabel Franc (escritora).
Isabel Galvín, profesora y autora.
Isabel García, secretaria
Isabel González González (periodista, infografista, escritora, madre, hija).
Isabel Izquierdo Peraile, conservadora de museos e investigadora.
Isabel Lobera Mercado, abogada.
Isabel Martínez Pancorbo, gestión de cursos-UNED.
Isabel Mastrodomenico Lizarazo, Licenciada en Ciencias Sociales y Agente de Igualdad
Isabel Medrano: profesora de Universidad.
Isabel Melgar, Directora Biblioteca de Humanidades, Universidad de Oviedo.
Isabel Molina Vidal, profesora de Universidad.
Isabel Morant Deusa , Catedrática de Historia
Isabel Oliart, productora.
Isabel Sanjust (periodista).
Isabel Tejeda (profesora de Universidad y comisaria de exposiciones). 
Isabel Valverde, profesora.
Isabel Wagemann (escritora y fotógrafa).
Isabel Zamora Viñas: Profesora de primaria,
Isabelle Carbonell, publicitaria.
Isabelle G. Molina (profesora de Universidad y poeta).
Itxaso T.Figueras Uranga: psicóloga clínica.
Itziar Castro (actriz y cantante).
Jacqueline Cruz (profesora de Universidad e investigadora).
Janis Lázaro (profesional de la comunicación).
Jasmina Merkus, artista independiente, colectivo Generando Arte.
Jimena Escudero Pérez, profesora Universidad de Oviedo.
Joana Bonet (periodista).
Joaquina Álvarez Marrón (investigadora científica).
Jordina Orbañanos, pintora.
Jorgelina Rodriguez O´Connor (psicoanalista y profesora).
Josefa Garcia Sanz, psicóloga clínica
Josefa Linares de la Puerta (traductora).
Josefina García Palmas (profesora).
Josefina Molina Reig (directora de cine y escritora).
Josefina Pérez Rodriguez-Patiño, profesora de filosofía
Juana Castro (poeta)
Juana Escudero (gestora cultural).
Juana Ginzo (actriz).
Juana Macías Alba (realizadora y guionista).
Juana Perez Daluz(actriz)
Juana Salabert (escritora).
Juana Serna (profesora de filosofía).
Juana Vázquez Marín, escritora y catedrática de Litersturs
Judit Anglada Riera (producción musical).
Judit Cuixart (profesora de piano del Conservatorio).
Judit Pertiñez, médica de familia.
Judith Colell (directora de cine).
Julia Altares (guionista).
Julia Casado, violoncelista.
Julia de Castro González (artista).
Julia Díaz Calvo, psicóloga.
Julia Montejo (escritora, profesora universitaria y cineasta).
Julia Otero, periodista
Julia Otxoa: escritora
Julia Salmerón Cabañas (profesora de Universidad).
Julia Vaquer Kirchner: psiquiatra.
Julia Yolanda González, directora artística
Julieta Leonetti (editora).
Julieta Oriola, artista plástica.
Juliette Murphy: artista.
Justine Huppert (psicóloga).
Karibel Pérez, poeta y analista informática.
Karina Beltrán (artista visual).
Karma Molas, educadora social.
Katlyn Sabá: directora de Proyectos.
Kima Guitart Profesión (artista-diseñadora).
Kira Miró (actriz).
Kristina Pla, profesora de Universidad.
Laia Fàbregas (escritora).
Laia Gomà, realizadora de documentales.
Laia Reventos, periodista.
Laia Riera, maestra.
Laia Serra Valls (periodista).
Lala Isla, escritora
Lali Canosa de Puig (artista visual).
Laura Bécares Rodríguez, arqueóloga
Laura Cabarrocas Piquer (antropóloga).
Laura Cancho (cineasta y escritora).
Laura Castañón (escritora).
Laura del Sol, actriz
Laura Egler, educadora social.
Laura Escorihuela, traductora e intérprete.
Laura García Moreno (estudiante de arte).
Laura Giraudo, (investigadora de la Escuela de Estudios Hispano-Americanos del CSIC)
Laura Higa, profesora y asistente de investigación en la Universidad.
Laura Huerga, editora.
Laura Jiménez Zorrilla (maestra y fotógrafa).
Laura Lamuela (profesora).
Laura Mañá (directora de cine).
Laura Martorell Guaita: catedrática de inglés.
Laura Morillas López: médico psiquiatra.
Laura Muñoz Palacios, historiadora del arte.
Laura Nuño Gómez (profesora de Universidad y escritora).
Laura Sahagún, docente
Laura Santaflorentina (directora de prensa y comunicación)
Laura Torres: docente experta en la prevención de la violencia de género.
Laure Merle d'Aubigné (agente literaria).
Laurence Rassel, directora de una institución cultural
Leonor Varela Rivera, artista visual
Leticia Cano Vidal (politóloga y socióloga).
Leticia Feduchi, pintora.
Liamar Durán Almarza, profesora Universidad de Oviedo.
Lídia Antolínez Planas: enfermera.
Lidia Casado, periodista
Lidia Díaz, editora.
Lidia Martín Merino (directora de cine, profesora de la UVA).
Lidia Martorell (traductora).
Lila Insúa (artista y profesora de Universidad).
Liliana Daunes (comunicadora feminista).
Liliana Pedro, editora.
Lina Barber (periodista).
Lluïsa Garcia Esteve: médica psiquiatra.
Llum Quiñonero (escritora).
Lola Bailón (productora).
Lola Ferre Abellán, técnica en Orientación Profesional y politóloga.
Lola Fonseca, pintora.
Lola Ganduxer (médica).
Lola López Martín, profesora.
Lola Miralles, docente.
Lola Robles (escritora).
Lola Salvador (guionista, escritora).
Lola Sánchez, profesora de la Universidad de Granada.
Lola Sandoval, actriz
Lorena García Quintáns, psicóloga Especialista en Psicología Clínica.
Lorenza Sebesta, docente universitaria
Lourdes Agudo (geóloga).
Lourdes Ortiz (escritora).
Lourdes Pérez González, profesora Universidad de Oviedo
Lourdes Serrano Velasco. Licenciada en Derecho y librera.
Lucía Casani, gestora Cultural.
Lucía Etxebarría (escritora).
Lucía González Carloman, médico psiquiatra Resido en Oviedo (Asturias)
Lucía González Díaz (socióloga, actriz y profesora de teatro).
Lucía Montejo Gurruchaga, Profesora de Universidad
Lucia Quintana- Actriz
Lucía Sell Trujillo (profesora de Universidad y psicóloga social).
Lucy Leite (traductora).
Luisa Etxenike (escritora).
Luisa Fernanda Delgado Díez  (administrativa. UAM).
Luisa Futoransky, escritora
Luisa Futoransky, escritora
Luisa González Sotos, física, investigadora.
Luisa Posada Kubissa (profesora de Universidad).
Luisa Vera, ilustradora.
Luz Cassino, comunicadora. Mézclate Conmigo programa de radio, poeta.
Luz Conti (profesora de Universidad).
Luz Gómez (profesora de Universidad).
M Isabel Menéndez Menéndez, profesora de universidad
M. Dolores Merindano, profesora.
M. Eugenia de la Dehesa, interiorista.
M. Inés Rosales Manfredi (psicóloga clínica- psicoanalista).
Mª Ángeles Alonso Zarza (profesora de Universidad).
Mª Ángeles Antón Sierra. Educadora Social y Agente de Igualdad
Mª Ángeles Cabré (escritora).
Mª Ángeles Domínguez Caballeri, cocinera.
Mª Ángeles Fernández (escritora y editora).
Mª Ángeles Maeso (profesora y escritora).
Mª Angeles Vico Rodriguez, historiadora del arte.
Mª Antonia López Valles: Técnico de Laboratorio de Fisiología, UCM
Mª Carmen Blázquez: enfermera en salud mental
Mª Carmen Esbrí: editora.
Mª Carmen Sanz Subirana, bióloga.
Mª Cinta Montagut (poeta y crítica literaria).
Mª del Carmen Solanas (doctora en Filología y profesora).
Mª Del Mar Gómez Domingo (administrativa).
Mª Dolores Baena Alcántara, conservadora de Museos.
Mª Dolores Mediavilla Aguado (catedrática de Fisiología).
Mª Esperanza Jambrina Leal. Profesora Doctora  de la Universidad de Extremadura
Mª Esperanza Manso Martinez, profesora Universidad.
Mª Isabel Solís Lozano, profesora.
Mª Jesús Miranda, socióloga.
Mª Jesús Prieto Villarino (profesora).
Mª Jesús Santesmases Navarro de Palencia (investigadora CSIC)  
Mª Joana Zaragoza Gras: profesora de Filología griega de la Universitat Rovira i Virgili (URV).
Mª José Alvarez de Miranda García, psicóloga clínica.
Mª José Cámara Anguis, funcionaria.
Mª José Cárceles (periodista y artista visual).
Mª José Carrasco Ramírez, Trabajadora Social.
Mª José Martínez: profesora.
Mª José Palma Borrego (escritora y docente).
Mª Luisa de la Oliva de Castro (psicoanalista).
Mª Luisa García–Ochoa, bibliotecaria.
Mª Rosa Hidalgo (creartivista).
Mª Silveria Agulló Tomás, socióloga, profesora de universidad.
Mª Teresa Sanz Hiraldo, psicóloga.
Mª Yolanda García Hernández (profesora de Universidad).
Mabel Lozano (documentalista).
Mabel Rivera (actriz).
Magda Bellotti (galerista).
Magdalena Aizpurua: Actriz y bailarina.
Magdalena Almacellas, profesora de alemán.
Magüi Mira- actriz y directora teatro
Maite Carranza (escritora y guionista).
Malena Lorenzo Rodríguez, profesora de Derecho Constitucional.
Mamen Garcés Trasobares (maestra).
Manane Rodríguez (realizadora)
Manuela Hidalgo, profesora de universidad.
Manuela Reina, bibliotecaria.
Manuela Temporelli Montiel (gestora cultural)
Manuela Vallés, actriz,
Mapi Laguna- directora-realizadora
Mar Esquembre Cerdá, profesora de Universidad.
Mara Martínez Morán (antropóloga y profesora de Universidad).  
Mara Mira (catedrática de dibujo y crítica de arte).
Maravillas Espín Sáez, profesora de Universidad.
Marcela Jardon, artista.
Marcy Rudo, escritora.
Mareta Espinosa (artista y directora de galería de arte).
Marga Blanco Samos (profesora).
Marga Blanco Samos Profesora de Lengua y Literatura
Marga Blanco Samos, Profesora de Lengua y Literatura
Margaret Rovira Güell (filóloga).
Margarida Pérez, maestra.
Margarita Almela Boix (profesora de Universidad).
Margarita Boladeras Cucurella: professora de Filosofía de la Universidad de Barcelona (UB).
Margarita Díaz Fernández (vendedora) 
Margarita Ledo Andión (realizadora y profesora universitaria)
Margarita Martin Carballo,  profesora Universidad de Cádiz.
Margarita Merino, artista
Margarita Orcajo Guerra, profesora de violín.
Margarita Riviere: periodista.
Margarita Sánchez Romero, profesora Universidad de Granada.
Mari Paz Balibrea (profesora de literatura).
María A. H. Vozmediano (física teórica).
Maria A. Sebastián, Coordinadora de producción de cine.
María Abel González (ciudadana).
María Adanez- Directora y actriz
María Alicia Gutiérrez (socióloga, profesora universitaria. Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Buenos Aires. Argentina).
María Ángeles Gálvez Ruiz, profesora  Universidad de Granada.
Maria Ángeles Marchante, sindicalista
Maria Àngels Viladot i Presas (doctora en Psicología Social y Ciencias de la Comunicación).
María Bardem, script,
María Blasco Navarro (artesana).
María Bustelo, profesora de Universidad.
María Candelaria Quispe Ponce. Abogada
Maria Cardona, consultora editorial.
María Celina López Prece, arquitecta.
Maria Clara Forteza, maestra.
Maria Cob, educadora social.
María Concepción Torres Díaz, profesora de Universidad y abogada.
María Cruz Berrocal, arqueóloga, investigadora.
María del Mar Daza Bonachela, jurista-victimóloga.
Maria del Mar Rodriguez Tapioles, profesora de inglés, IES.
María del Mar Villar, médica.
María Dolores Camalich Massieu, profesora Universidad de La Laguna.
María Dolores Flora Navarro Santamaría, prejubilada.
María Dolores García Pastor (escritora y periodista)
María Elena Mansilla (arquitecta y docente. Argentina).
María Escribano, crítica de Arte.
María Eugenia Hurriaga Jaraba (profesora).
María Fanjul Fanjul, profesora de Universidad.
Maria Ferré, economista.
María García Lorenzo (profesora de Universidad).
Maria Garrido: profesora,
Maria Giráldez Estébanez (ayudante de dirección y cortometrajista).
Maria Guitart Ferrer (editora).
María Herce Orós (producción).
María Inés Cuadrado. Actriz y escritora
Maria Isabel Armenteros Rodriguez, directora
María Isabel Estévez Moya, directora Casa de Oficios Cazorla.
Maria Isabel Herruzo Jiménez (periodista y fotógrafa).
María Isabel Martínez Navarrete, arqueóloga, científica titular CSIC.
Maria Isasi: actriz.
María Jesús Aragoneses Cañas (artista visual EMPA, colectivo Generando Arte).
Maria Jesus Bronchal Torres, agregada en asuntos políticos.
María Jesús de Domingo, Jefe de Servicio de Cooperación y Promoción
María Jesús de Pedro Michó, arqueóloga y Conservadora de Museo.
María Jesús Fuente, profesora Universidad Carlos III.
María Jesús Fuentes (profesora y escritora)
María Jesús González Hernández (profesora de Universidad).
Maria Jesús Lleonart: actriu i estudiant  llengua i literatura catalana a la uoc.
María Jesús Matilla (profesora de Universidad).
María Jesús Muñoz Cánovas (publicista).
María Jesús Navarro Máñez, auxiliar de museo.
María José Alarcón Rincón, profesora de Universidad.
Maria José Cabanillas Cabanillas, socióloga
María José Campillo Meseguer, profesora de filosofía.
María José Cárceles, periodista, cineasta, artista visual
María José Codes (escritora).
María José Díez Alvarez (productora).
María José Martín Martín: psicóloga.
María José Miranda Suárez: doctora en Filosofía.
Maria José Osorio, profesora de Universidad
Maria José Pereda de Castro, diseñadora.
Maria Jose Plasencia: psicóloga
María José Serrano Serrano, museógrafa
María José Valiente Jiménez: Profesora de Universidad
Maria Joseph Serra (periodista).
María Juristo Sánchez, escritora
Maria Lladó Ribot (coordinadora de música del Institut Ramón Llull).
María Luciana Cadahia (doctora en Filología).
María Luisa Coronado González (profesora de Escuela Oficial de Idiomas).
María Luisa Paredes Bartolomé, actríz
María Luisa Toledano Estepa, profesora de secundaria
María Luisa-Libertad (sindicalista).
Maria Luque: psicòloga.
Maria Mercè Canals, ilustradora.
María Monjas (escritora-poeta).
María Núñez, profesora.
María Oliver
María Osorio (profesora de Universidad).
Maria Pastora Tomás Huescar, Educadora Social
María Peire (arquitecta).
María Pilar Álvarez Novalvos (profesora y escritora)
María Pilar Orus Zamora (economista).
María Prada, productora de audiovisuales.
Maria Ripoll- directora cine
María Rodríguez Loredo. Socióloga.
Maria Rosa Borràs, profesora universitaria.
María Sainz García-Yepes (periodista y escritora).
María Sainz Martín, poeta, médica y profesora.
Maria San José (actriz).
María Sierra (profesora de Universidad).
María Sierra Alondo, historiadora Universidad de Sevilla.
María Tena (escritora).
María Teresa Arias Bautista, historiadora y escritora.
Maria Teresa Martín Palomo, profesora de Universidad.
Maria teresa Moreno, escritora.
María Ujué González: investigadora
María Unceta Satrústegui Periodista
María Victoria Carrillo Navero (actriz).
Maria Victoria Fernandez Guerero, docente.
María Xosé Agra Romero, Catedrática de Filosofía moral y política
María Xosé Díaz. Escultora
María Xosé Díaz. Escultora
María Zamora (productora).
María-José Vela González: autora plástica y docente.
Marián Cao (profesora de Universidad).
Mariana Grekoff (diseñadora gráfica).
Mariana Laín (pintora).
Mariana Miras, profesora de Universidad.
Maribel Fernández Garrido,  geógrafa, poeta y músico.
Maribel Lázaro Durán: profesora Universidad.
Maribel Longueira (fotógrafa)
Maribel Verdú (actriz).
Mariel Maciá (cineasta, programadora de festivales, gestora institucional)
Marina  Mayoral (escritora y catedrática jubilada UCM).
Marina Company (grafista).
Marina Fernández Lagunilla (profesora de Universidad).
Marina Gálvez Acero (profesora de Universidad).
Marina Maquieira (profesora de Universidad).
Marina Rossell (cantante).
Marina San José (actriz).
Marina Sanfilippo (profesora de Universidad).
Mariona Sanz Cortell (periodista).
Marisa Aguirre Tutor. Profesora.
Marisa González (artista visual, vicepresidenta de MAV).
Marisa González Blasco, profesora y autora.
Marisa Sánchez Gómez, Conservadora de Museos. Jefa de área Red de
Marisa Vaquero (escritora-poeta).
Marisilva Fischesser, filóloga
Marisol Buznego Estrada (Psicóloga)   
Marisol Orta (bibliotecaria).
Mariví Carrillo, actriz.
Mariví Ibarrola (periodista, fotógrafa, profesora de Universidad).
Marta Aledo, actriz,
Marta Bisbal Oliván: funcionaria.
Marta Calheiros (producer).
Marta Cárdenas (pintora).
Marta Clari (gestora cultural).
Marta Darder, artista visual
Marta de la Aldea Domínguez, cantante y periodista,
Marta E. Aparicio García, profesora de Universidad.
Marta Fonseca, arquitecta.
Marta Garsaball, jurista.
Marta I. González García, profesora de universidad
Marta Irurozqui Victoriano, (historiadora, CSIC)
Marta Jiménez Pumares (productora audiovisual).
Marta Larralde, actriz
Marta Linaza, profesora y artista
Marta López Luaces (profesora de Universidad).
Marta Mengod Moraga (fotógrafa).
Marta Montalban: gerente de artes escénicas.
Marta Pahissa, ambientóloga.
Marta Roig (bibliotecaria).
Marta Rojals, arquitecta.
Marta Sanz (escritora).
Marta Solaz Cruz, actriz
Marta Tordesillas Colado (profesora de Universidad).
Marta Vassallo (periodista. Buenos Aires. Argentina).
Martha Escobar Lovera, médico.
Martha I. Rosenberg (Foro por los derechos reproductivos. Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Buenos Aires. Argentina).
Martina Renzi, arqueóloga.
Maru Valdivielso- actriz
Matilde Eiroa, profesora titular de Universidad.
Matilde Martínez, editora.
Matilde Sánchez (periodista y escritora)
Mayi Beobide Murua: gestora cultural y responsable de igualdad
Mayte Lucerga, sindicalista
Melania Fraga- Directora documentales.
Mélanie Ibáñez Domingo (profesora Investigadora en Formación, U. de Valencia).
Menty Andrés Fernández, catedrática de Francés.
Mercè Canosa de Puig (professora).
Mercè Ibarz, escritora.
Mercè Nebot Ventura (educadora).
Mercè Picornell Belenguer, filóloga, profesora de Universidad.
Mercè Rivas Torres, periodista.
Mercè Romaní: catedrática de instituto y profesora-tutora UNED.
Mercé Ros (periodista y música).
Mercedes  Moraga Llop (administrativa).
Mercedes Arbaiza, profesora de la Upv/ehu.
Mercedes Bengoechea, lingüista.
Mercedes Cebrián Coello (escritora y traductora).
Mercedes Fernández Isla (profesora de Universidad). 
Mercedes Fernández, científica CSIC.
Mercedes Fernández, documentalista.
Mercedes Ferrer, autora y compositora de música
Mercedes García Lemberg, editora y traductora.
Mercedes M. del Río, Cineasta y realizadora de TV
Mercedes Martínez del Río (cineasta y realizadora de TV).
Mercedes Martínez Pérez (profesora de filosofía).
Mercedes Murillo Barroso, investigadora arqueóloga
Mercedes Rivero: investigadora.
Mercedes Silvano: abogada.
Meri Torras (profesora de Universidad y poeta).
Michel Santiago (mujer, periodista y profesora).
Mila Martínez, escritora.
Milagros Alario Trigueros (profesora de Universidad).
Milena Rodríguez, poeta y profesora.
Mimy Flores Santamaría (profesora de la Universidad Autónoma de Madrid).
Mirari Irurzun (música y profesora de violín).
Mireia Calafell (poeta).
Mireia Riera, diseñadora.
Miren Llona, profesora de historia contemporánea. Universidad del País Vasco
Miriam Cantera Arranz (litógrafa y grabadora)
Miriam Valenzuela, editora.
Míriam Vall Rosinach (editora).
Mirjana Povic, investigadora en astrofísica.
Modes Salazar Agulló, matrona feminista y profesora universidad
Modes Salazar, matrona, profe universidad.
Mónica Batet, profesora.
Mónica Campillo, estudiante.
Mónica Doña (poeta).
Mónica García Beltri (free lance, producción musical).
Mónica González Santana, doctora en Historia, Universidad de Oviedo.
Mónica León Siminiani, guionista y locutora.
Mónica Martín, agente literaria.
Mónica Pinto: diseñadora gráfica.
Montse Campins, fotógrafa.
Montse Gibert  (arquitecta).
Montse Ingla, editora.
Montse Pujantell (realizadora).
Montse Rodríguez Herrero, artista plástico.
Montserat Cabré Pairet, profesora de Universidad.
Montserrat Armengou Martín, periodista
Montserrat García, docente.
Montserrat López Mújica: profesora universitaria.
Montserrat Ponsa Tarrés (periodista. Fundación Cultura de Paz-España).
Montserrat Roura Escrigas: directora “Ella y el abanico”
Mori de Arriba, Marta María.
Muriel Casals: profesora de la UAB.
Muriel Villanueva, escritora.
Myriam Cea (grabadora y diseñadora gráfica).
Nadia Zamboni, traductora.
Nahir Gutiérrez (directora comunicación editorial).
Natacha Mazzitelli artista visual
Natacha Pérez Rosales, realizadora tv
Natalia Bernardez (arquitecta).
Natalia Carrero (escritora).
Natalia Dicenta (actriz, cantante).
Natalia Giral, economista.
Natalia Isabel Bittoun Debruyne (profesora de Universidad (UOC) y traductora).
Natalia Marín, cineasta.
Natalia Mateo- actriz y directora
Natalia Molinos Alcántara: empresaria y colaboradora de moda.
Natalia Piñuel, programadora audiovisual y distribuidora de cine independiente.
Natalia Rodríguez García (traductora).
Natalia Romero Bados: Bibliotecaria
Natalia Sanchez Rosado (diseñadora de Interiores).
Nathalia Paolini: actriz, directora y dramaturga.
Nathalie Poza, actriz
Nativel Preciado (escritora y periodista).
Nayra García-Patrón Santos, restauradora e historiadora.
Nazaret Jiménez Aragón, actriz
Neus Aguado Giménez (periodista).
Neus Amer Hernandez  Producción de eventos
Neus Carreras, marketing.
Neus González, traductora.
Neus Moyano, gestión cultural.
Neus Parés, ceramista.
Neus Vendrell Ros (administrativa).
Neus Verger (bibliotecaria).
Nieves Chillón (profesora de lengua y literatura y poeta).
Nieves Maroto (productora).
Nina Maso, editora de diseño.
Nina Ordeig.
Nina Pawlowsky: figurinista y diseñadora de sombreros.
Noemi Alicia Di Carlo: arquitecta y profesora de Historia del Arte .
Noni Benegas (poeta).
Nora Almada Galván (docente).
Nora Levinton, psicoanalista.
Norah López Bernal (Marketing editorial).
Norma Dragoevich (escritora).
Nuri Brandi, bióloga.
Nuria Amat (escritora).
Núria de Asprer Hernández de Lorenzo (profesora de traducción).
Nuria Escur, periodista.
Núria Guzmán Sanjaume, psicóloga.
Núria Homs, conservadora de arte
Nuria Iceta.
Nuria Pigrau, contable.
Núria Puigdellívol Morta: psicoterapeuta.
Nuria Riambau, traductora.
Núria Roca Carrillo, Profesora
Nuria Rovira Costas, técnica de medio ambiente.
Núria Sala i Vila, (historiadora. Universidad de Girona).
Nuria Sierra Cruzado (gestora de contenidos web)
Nuria Tomás, profesora
Nuria Varela, escritora
Nuria Vera, psicóloga.
Nydia García Vacas, productora y creativo.
Odile Atthalin, diseño gráfico.
Ofelia Angélica, actriz y dramaturga.
Olatz Arroyo Abaroa (guionista y directora).
Olga Fernández López (profesora de Universidad).
Olga Fernández Soriano, profesora de Universidad.
Olga Flórez (periodista).
Olga Merino López (escritora y periodista).
Olga Mínguez Pastor (escritora y profesora).
Olga Ovejero Larsson, conservadora de museos (MNCARS).
Olga Simón (artista visual).
Oliva Acosta (cineasta).
Oliva Blanco (editora).
Olvido García Valdés (poeta).
Ona Pla, actriz y cantante.
Paca Ojea (actriz).
Paloma Albaladejo Asenjo. Traductora
Paloma Recio Maroño (doctora en filología y profesora de escritura creativa).
Pamela Navarrete, periodista.
Papick Lozano (Directora y guionista)
Paqui Silva Denter: Economista.
Paqui Silva Denter: Economista.
Paquita Suárez Coalla: Profesora y escritora.
Pastora Vega (actriz).
Pata Pérez (docente UNCPBA. Argentina).
Patricia Bertolin Ros, Estudiante Antropología cultural y social
Patricia Boix, directora de recursos humanos.
Patricia Esteban Erlés (profesora de Secundaria y cuentista).
Patricia Ferreira (directora de cine)
Patricia Gómez Iglesias, médico (Anatomía Patológica).
Patricia López de Tejada (estilista)
Patricia Martín Maza (fotógrafa).
Paula Borrell Soldevila, actriz y profesora,
Paula Casado Martín, librera.
Paula Izquierdo (escritora).
Paulina Beato Blanco, técnico comercial y economista del estado.
Paulina Fariza: escritora y editora
Paulina Muxart, artista.
Paz Casillas, economista
Paz Piñar Llamas (guionista y directora).
Pepa Bueno, periodista
Pepa Franco Rebollar, consultora social.
Pepa Gili, enfermera.
Pepa Merlo (escritora).
Pepa Nieto (escritora-poeta).
Pepi Amate (profesora).
Petri Rogero, jubilada.
Pilar Bardem (actriz).
Pilar Barrientos Ruiz, I. T. Agrícola
Pilar Beltrán, editora.
Pilar Caballero: periodista
Pilar Casabuena Benavente, maestra de infantil.
Pilar Cirugeda: ciudadana y médica
Pilar de la Paz Moya, experta en género
Pilar Díaz Sánchez, profesora Universidad Autónoma de Madrid.
Pilar Folguera (profesora de Universidad).
Pilar Gómez (profesora).
Pilar Herranz Ybarra: Profesora de Universidad
Pilar Herranz Ybarra: Profesora de Universidad
Pilar López Díez, profesora.
Pilar Lopez Sancho (física, investigadora).
Pilar Manzanares (ciudadana atónita y cabreada).
Pilar Martinez Conde (Pilocha), cantante
Pilar Millán (artista visual)
Pilar Moran Penco: profesora de universidad
Pilar Ordoñez, actriz y escritora,
Pilar Ortega Espero (productora audiovisual).
Pilar Pastor Eixarch: Técnica cultural
Pilar Pérez Cantó (profesora de Universidad).
Pilar Pérez Solano (directora y productora audiovisual)
Pilar Reyes (editora de Alfaguara).
Pilar Rubio Remiro, editora     
Pilar Ruiz-Va Palacios: profesora de Universidad.
Pilar Sádaba Valerio, enfermera
Pilar Sánchez López, catedrática de Universidad.
Pilar Toboso (profesora de Universidad).
Pilar Vázquez Álvarez (traductora).
Pilar Vicente de Foronda (escultora).
Pilar Villasana Salcedo (librera).
Polina Stefanova, maestra preescolar y mediadora intercultural
Prudencia Panadés, gestora cultural.
Purificación Fuentes, profesora.
Purificación González de la Blanca (abogada).
Puy Oria (productora audiovisual).
Queli Fueyo (profesora Universidad Oviedo)
Rafaela Valenzuela Jiménez, gestora cultural.
Raquel Durán Romero (fotógrafa y profesora de español lengua extranjera).
Raquel García, antropóloga.
Raquel Moreno, socióloga.
Raquel Osborne, socióloga.
Raquel Roca (periodista).
Rebeca Calle, realizadora
Rebeca Fernández Alonso, licenciada en Filología Hispánica.
Rebeca Ledesma González, actriz y directora,
Remedios Palomo, Empleada pública.
Renate Kachel Profesora
Reyes López Pérez (abogada).
Reyes Oteo, Compositora
Roberta Ann Quance (profesora de Universidad).
Rocío Aguiar Docal (profesora)
Rocío Anguita Martínez. Profesora de Universidad de Valladolid, Vicerrectora.
Rocío de la Villa Ardura: profesora de la Universidad Autónoma de Madrid.
Rocío García (periodista).
Rocío García. Periodista
Rocío Jiménez Briones (profesora de Universidad).
Rocío Muñoz-Cobo actriz
Rocío Peña Macarro: escenógrafa y Directora de Arte.
Rocio Westendorp, productora.
Rosa Campos, escritora.
Rosa Cid, profesora Universidad de Oviedo.
Rosa Cobo Bedia (profesora de universidad).
Rosa Faes, profesora universitaria
Rosa Garcés Trasobares (psicóloga Clínica, psicoanalista).
Rosa García Lopera, profesora de Universidad.
Rosa García Payo (periodista).
Rosa Gómis Novell (arquitecta).
Rosa Lentini Chao (poeta y editora).
Rosa Maria Albert Cristobal, investigadora en Arqueología y profesora de
Rosa Maria Inglés del Sol (funcionaria).
Rosa María Sánchez Alonso, psiquiatra
Rosa Medina Domènech, historiadora Universidad de Granada.
Rosa Novell Clausells, actriu i directora
Rosa Pastor Serna, librera
Rosa Pereda (periodista y escritora).
Rosa Regás (escritora).
Rosa Romero Sullà Teatro
Rosa San Segundo, profesora de Universidad.
Rosa Torres Pardo (pianista).
Rosa Vergés, cineasta.
Rosa Villacastín (periodista).
Rosana Alonso (escritora).
Rosana Lubelza: psiquiatra.
Rosario Campillo Meseguer, psicóloga.
Rosario Castaño: psicóloga clínica, psicoterapeuta y sexóloga
Rosario Hernández Catalán, escritora.
Rosario López Gregoris (profesora de Universidad).
Rosario Luque Rodríguez (administrativa. UAM).
Rosario Martínez Hernández (médica).
Rosario Peiró Carrasco, responsable colección Museo Reina Sofía
Rosario Sevilla Soler (Profesora de investigación del CSIC) 
Roser Atmella: escritora.
Roser Cirici Amell: psicóloga clínica.
Roser Ros (pedagoga, narradora, escritora).
Roxana Popelka Sosa, profesora y escritora.
Roxana Volio Monge: consultora.
Sally Gutierrez. Artista visual.
Salvadora Drôme, escritora.
Sandra Burela (comercial).
Sandra Chaher (periodista argentina).
Sandra Dema Moreno, profesora Universidad de Oviedo.
Sandra Sánchez (realizadora)
Sandra Sánchez, realizadora
Sandrine Bazin (profesora de Secundaria).
Sara Díez Ortiz de Uriarte, gestora cultural.
Sara Fresco Quintana, profesora.
Sara Lluch, profesora.
Sara Morante (ilustradora)
Sara Rodríguez-Argüelles: estudiante de doctorado.
Sara Rosenberg (escritora).
Sara Sánchez: fotógrafa.
Sarah Pelusi: Intérprete de Conferencia y Traductora. Experta Comercio Internacional
Saray Ayala: investigadora en filosofía.
Selena Millares, profesora de Universidad.
Serena Vergano (Publications Manager).
Sheila López Martin, Educadora Social
Silvia Carrión, médica.
Silvia García Dauder, psicóloga social, profesora de Universidad.
Silvia García Dauder: Psicóloga social. Prof. de Universidad
Silvia Iborra, comunicación y publicidad.
Silvia Lommi Psicologa
Silvia Longueira Castro (comisaria de exposiciones y gestora cultural).
Silvia Martínez Falquina, profesora Universidad de Zaragoza.
Silvia Medina Quintana, doctora en Historia.
Silvia Molas (diseñadora gráfica).
Silvia Molero, maestra.
Silvia Pérez Trejo, editora y productora de cine
Sílvia Romero i Olea: escritora.
Socorro Gutiérrez (periodista cultural).
Socorro Robles, realizadora y editora de TV.
Socorro Suárez Lafuente, profesora Universidad de Oviedo.
Sofía Jack Sanz-Cruzado (artista plástico).
Sol Picó Monllor (bailarina y coreógrafa).
Soledad de la Calle Rubio, teleoperadora.
Soledad Diaz Martinez, conservadora-restauradora.
Soledad García Rodríguez (psicóloga y psicoanalista).
Soledad Mayoral, traductora.
Soledad Murillo de la Vega, profesora de universidad
Soledad Orozco, economista.
Soledad Puértolas Villanueva (escritora y académica de la RAE).
Solefaf Galilea, psicóloga.
Sònia Graciela Moll Gamboa (lingüista i escritora).
Sonia Herrera Sánchez, Comunicadora e investigadora
Sonia Méndez Alonso (realizadora y actriz).
Sonia Muro (madre y profesora de Secundaria).
Sonia Sánchez, interiorista.
Sonsoles San Román, profesora de universidad.
Sostenible y Abogada
Stefania Ciminelli, traductora.
Stella Maris Manzano (médica de gineco-obstetricia y medicina general. Argentina).
Stella Rahola Matutes, Profesión artista
Stéphanie Sammut: psiquiatra.
Susan Nash (artista visual).
Susana Cello (escritora).
Susana Consuegra, arqueóloga, investigadora del CSIC.
Susana Díaz Pérez, profesora Universidad Carlos III.
Susana Donate Martínez, psicóloga Clínica/ Neuropsicóloga.
Susana Fortes (escritora).
Susana García Díaz, funcionaria bibliotecas.
Susana González Reyero, científica titular del CSIC
Susana Gonzalo Gamo, editora (Appaloosa editorial)
Susana Hernández, escritora.
Susana Martín Gijón (escritora y jurista).
Susana Nieri, cineasta
Susana Noeda (editora)
Susana Reboreda Morillo, profesora Universidad de Vigo.
Susana Sueiro (profesora de Universidad).
Susana Tampieri, escritora.
Susanna Pocostales, recursos humanos.
Tània Rafí Galindo (administrativa).
Tebelia Huertas Bartolome (profesora de Universidad).
Teresa Alario (profesora de Universidad).
Teresa Ayuso López: profesora.
Teresa Bailach Arrate (editora).
Teresa campillo Poza, profesora.
Teresa Carnero Arbat (catedrática de Historia Contemporánea de la Universidad de Valencia).
Teresa Casas, actriz.
Teresa Casas: investigadora en filosofía.
Teresa Cobo, periodista.
Teresa Conesa: periodista.
Teresa Correa (artista visual).
Teresa Costa Gramunt (escritora).
Teresa Font-montadora
Teresa García García, Psicóloga y escritora.
Teresa gilabert vila Gestora administrativa
Teresa Langle de Paz (rofesora y teórica del feminismo).
Teresa López Pardina: doctora en Filosofía, catedrática de IES.
Teresa Orozco, profesora de la Universidad de Valencia
Teresa Ponce Molet, profesora de matemáticas.
Teresa Poza Sebastián, enfermera.
Teresa Prado Prieto (escritora).
Teresa Serván (escritora).
Teresa Vicente Jiménez, profesora de derecho
Teresa Zamanillo, catedrática emérita de Universidad.
Timmy Timone (Isabel Ortiz de Landazuri Suárez) (pintora e ilustradora).
Tina Vallés, escritora.
Toni Miserachs, diseñadora gráfica.
Trini Moreno,  agente de igualdad. Eesponsable del blog “Mujeres con habitación propia”.
Trinidad López (Trabajadora Social)
Trinidad López (Trabajadora Social)
Trinidad Núñez Domínguez (profesora de Universidad).
Uri Ruiz Bikandi, profesora.
Uxía Blanco (Actriz)
Valeria Camporesi (profesora de Universidad).
Valérie Hocq (profesora).
Vanessa Andreu Fernández gestión universitaria.
Vanessa Montfort (escritora).
Vega Sánchez Aparicio (estudiante de Doctorado).
Verónica Coulter, artista visual.
Verónica Perales (profesora de Universidad).
Verónica Perales: profesora de Universidad.
Vicenta N'Dongo (actriz).
Vicky Peña (actriz).
Victoria A. Ferrer Pérez, profesora de Universidad.
Victoria Aldama Garcia: psicóloga.
Victoria Encabo (archivera).
Victoria Fernández Ramudo (abogada).
Victoria Ferragut Pérez (profesora de Universidad).
Victoria Siedlecki (narradora oral y actriz).
Violeta Cela, actriz.
Violeta Perez Temporelli: actriz.
Virginia Bravo Mansilla,  productora audiovisual.
Virginia Figueras, arquitecta.
Virginia Yagüe. Guionista y escritora.
Xènia Rafí Galindo (comunicación y prensa).
Yaiza Martínez (escritora).
Yanet Acosta, escritora, periodista y profesora de Universidad.
Yoima Valdés, actriz.
Yolanda Agudo López (gestora cultural).
Yolanda Beteta Martín. Historiadora y Antropóloga Social. Doctoranda.
Yolanda Cruz (periodista, guionista, directora del festival de cortometrajes
Yolanda Galán Escribano (pedagoga).
Yolanda García Serrano (guionista y directora de cine).
Yolanda Guerrero Navarrete (catedrática de la Universidad Autónoma de Madrid).
Yolanda Jiménez Morillas, arqueóloga.
Yolanda Lobo (empresaria).
Yolanda Rozados (guionista).
Yolanda Sáenz de Tejada (escritora-poeta).
Yolanda Tascón Lòpez: médico psiquiatra.
Zaida Muxí Martínez (doctora arquitecta, profesora ETSAB).
Zaida Sánchez Terrer (bibliotecaria y escritora).
Zaina Mesa (productora y documentalista).

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Hacer visible lo invisible y crear otra mirada

El relato audiovisual es el medio más portentoso y completo para hablar de nuestro mundo actual y de todos los mundos que este mundo contiene: el de las descripciones de lugares y cosas, el de las emociones, el de los hechos, el del conocimiento de cualquier grupo humano, de cualquier fauna o de cualquier flora…
En ocasiones, la imagen audiovisual es la única manera que tenemos de acercarnos y descubrir una realidad, una existencia, una vivencia. 



Así, yo, en persona, no voy a subir al Everest, ni voy a vivir en Arabia Saudí, ni seré una mujer maltratada por su pareja, ni hablaré personalmente con Angela Davis… pero puedo -al menos en parte- acceder y percibir esas vivencias y/o ese conocimiento gracias al relato audiovisual.
No defiendo que el relato audiovisual equivalga a la experiencia directa ni deba sustituir a la realidad. Pero como decía -creo- Bertold Brecht: Lo importante no es cómo son las cosas reales sino cómo son realmente las cosas. Ahora bien, hemos de reconocer que, a veces, nuestras limitaciones personales pueden empantanarnos en lo superficial y constreñirnos en la comprensión parcial y roma de lo que percibimos "en carne y hueso". Sin embargo, el relato -el buen relato- puede revelarnos y hacernos comprender "cómo son realmente las cosas" más allá de cómo son las cosas reales que nos rodean. 
El buen relato nos abre las "entendederas", nos sirve de guía en el descubrimiento de lo que quizá tenemos directamente ante nuestros ojos sin ser capaces de captarlo con toda su complejidad, riqueza y profundidad.
Por supuesto que la función de "lazarillo descubridor" no solo la desempeña el relato audiovisual. Las novelas, los ensayos, las historias que nos cuentan otros humanos, los besos que nos dan, sus gestos… todo ello da sentido al mundo y lo significa. ¿Qué decir de esos poemas que, al leerlos, nos revelan sentimientos, percepciones, pensamientos que hasta ese momento solo barruntábamos aunque estuvieran en nosotros? De pronto, ante unos versos, decimos: "Ah, sí, así es y así lo siento. Ahora lo comprendo, ahora lo sé formular".
Pero el lenguaje audiovisual es la forma de representación más potente y global, sin duda.
Resumiendo y por poner un ejemplo esclarecedor sobre el poder del relato cinematográfico: lo que sé de la China actual (en los aspectos que más me importan: cómo vive la gente, qué sienten, a qué presiones y angustias están sometidos, qué temen, cómo se protegen, que crueldades cometen, qué les importa y qué no…) me lo han enseñado los films chinos, no los artículos de los periódicos, no las estadísticas, no los datos.
Por eso -entre otras razones- me encanta vivir en París: porque tengo acceso a relatos audiovisuales de todos los estilos, los países y los puntos de vista más variados… Lo mismo veo las entrevistas que en su día le hicieron a Violette Leduc (la traigo a colación porque ahora están proyectando en España la película de ficción que narra una parte de su vida) que veo cine coreano de intriga, un film norteamericano de los 50, otro de preestreno…

Dos direcciones complementarias

Hay varios usos posibles del cine, pero aquí quisiera destacar dos.

Hacer visible lo invisible, desnaturalizar el patriarcado

Por una parte, tenemos que encararnos con las películas que mayoritariamente se difunden y se ven, películas que, desgraciadamente no nos son favorables.
Hemos de analizarlas y desmontarlas para rastrear la educación sentimental que el patriarcado nos predica incansable y masivamente a fin de desnaturalizar e irracionalizar sus mensajes. Ante un film que ven millones de espectador@s, no podemos limitarnos a decir: "A nosotras no nos interesan, no lo veremos y punto", porque el feminismo, en su lucha por la igualdad, tiene que enfrentarse y desmantelar los discursos, los imaginarios, los mapas afectivos y sentimentales que nos inducen emociones, conductas, expectativas, guiones de vida perpetuadores del patriarcado. No basta, pues, con ignorar este tipo de relato. Hay que detenerse en él y analizarlo porque solo desmontándolo, solo haciendo visible lo invisible, podremos poner las bases sólidas de un nuevo mundo.
Las mujeres hemos conseguido transformar muchas cosas. Hemos conseguido, por ejemplo, grandes cambios legislativos. Constatamos, sin embargo, que sigue la violencia contra nosotras, la utilización y cosificación de nuestros cuerpos, el menosprecio de nuestra vida, el ninguneo, el sometimiento y la servidumbre. Y vemos horrorizadas que las nuevas generaciones repiten los esquemas machistas (con cambios en las formas, pero con fondos similares).
Se hace preciso, pues, atacar la raíz: la educación sentimental, las emociones, los valores, las actitudes, el imaginario patriarcales que l@s jóvenes siguen interiorizando…
Hoy en día, esa educación les es transmitida e inducida fundamentalmente por el relato audiovisual. Pensemos que una película como Tres metros sobre el cielo (González Molina, 2010) tuvo -y sigue teniendo- millones de espectador@s. Su protagonista, el actor Mario Casas, es un ídolo juvenil. El mensaje del film -profunda y pavorosamente agresivo, machista, misógino- se destila envuelto en una dulce capa que promete "amor, aventura, vida intensa" y respecto a la cual es difícil que l@s jóvenes tengan un distanciamiento crítico. Hemos de ayudarles a desenmascarar propuestas tan nocivas.
Como he apuntado en diversos escritos, l@s jóvenes viven brutales disonancias y distorsiones entre los mensajes que les proponen los relatos audiovisuales y sus experiencias reales. Así se  propicia en ell@s una preocupante esquizofrenia y se fomenta la violencia machista en los varones. No quiero repetir una vez más toda la argumentación pero sí apelar a la urgencia de encarar estas problemáticas. Si las pantallas nos educan, hemos de "deseducarnos" (es decir, educarnos de otra manera) también con ellas.
Y para hacerlo, repito, no basta con ignorar esos relatos, hemos de desmontarlos, analizarlos, desmenuzarlos, descubrir qué nos cuentan en realidad, qué hay debajo de esos sentimientos que nos inducen, por qué nos seducen, qué pasa después, una vez que el príncipe azul nos lleva al castillo y allí nos deja.
Hemos de admitir que somos (todos y todas) seres contradictorios y múltiples. Por más que lo deseemos, no nos posible sacudirnos de golpe y sencillamente la educación, las emociones, las creencias que nos han constituido y en las que hemos vivido inmersos desde que nacimos. Pero tampoco podemos resignarnos a vivir con ellas porque nos son profundamente nocivas. Hemos de batallar sin descanso para construir otro mundo.

Otra mirada

Construir otro mundo también conlleva construir otra mirada. Es decir, focalizar desde otro ángulo, ver cosas que hasta ese momento poca gente mira, resaltar aspectos de la realidad que nos conciernen pero que rara vez se representan en la ficción audiovisual.
Utilizar, pues, las películas que nos son favorables, nos valoran, nos explican, nos ilustran, nos abren puertas, manifiestan otras formas de ser y estar en el mundo…
 Así, el cine puede ser un extraordinario instrumento que nos sirva como punto de partida para intercambiar puntos de vista entre nosotras (verbi gratia, Evelyn para debatir sobre prostitución; o Solas -film que a mí me parece muy polémico- para tratar sobre la maternidad). Puede igualmente ser una herramienta poderosa que nos permita conocer la situación de las mujeres de otros lugares del mundo (verbi gratia: La bicicleta Verde, La piedra de la paciencia, El proceso de Viviane Amsalem). Puede ayudarnos a reforzar nuestra determinación de seguir adelante y animarnos en el camino (Yo decido. El tren de la libertad, Antonia's line, El palo…). Puede ser útil para introducir temas de interés en grupos de mujeres que viven problemáticas diversas: violencia, maltrato, emigración, adolescencia… (Hasta el domingo si dios quiere, Flores de otro mundo, Fish Tank, Jaula de oro), etc. etc.
Vicenta Pérez Ferrando, directora de la Escuela de Formación Feminista "Ventana abierta" de Pozoblanco, apuntó el interés que tiene el cine utilizado con esta intencionalidad y animó a la asociación para que lanzara un ciclo que persiguiera estos objetivos.
También Tránsito Habas -pilar básico de la asociación Ventana abierta- iba igualmente en esa dirección con su pregunta sobre la existencia de un cine feminista.


Y, sí, claro que sí, que hay que promover, difundir, aprovechar y disfrutar de películas que globalmente (y digo globalmente porque la perfección no es de este mundo) nos tratan con empatía, nos son propicias, se interesan por nosotras, por nuestras vidas, por nuestras situaciones, nuestros problemas, nuestras penas y nuestras alegrías. Películas "positivas", por decirlo brevemente.

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"Touch of sin" (Un toque de violencia) de Jia Zhang Ke

Han estrenado Touch of sin (Un toque de violencia) de Jia Zhang Ke. No dejéis de verla.
Es una película dura y nada complaciente ni relajada.
Considero perfectamente legítimo y estupendo que se vaya al cine a pasar el rato. Ciertamente, por momentos, nuestra realidad puede pesarnos en exceso y hacer que necesitemos una "goma de borrar" (el problema es que son escasas las que te distraen sin indignarte, verbi gratia, por su machismo).
Pero también reivindico que, de vez en cuando, se vea cine para aprender.


Aprender sobre muchas y variadas cuestiones, entre otras sobre nosotros, los humanos, y esos mundos que hemos fabricado, algunos de los cuales, como el que describe este film, pueden espeluznar.
He hablado de Jia Zhang Ke en varias ocasiones. En España pusieron solo (que yo sepa) Naturaleza muerta que a mí me fascinó y me sigue pareciendo sorprendente. 
Ésta, Touch of sin, es su última película. Brutal. China de hoy en todo su "esplendor". Es decir: una dictadura capitalista. El peor combinado que pueda darse: devorada por la arbitrariedad, la corrupción, la sinvergonzonería, la violencia y con un sistema de explotación salvaje. Y, por supuesto, sin derechos sociales ni sindicales (ni derecho de huelga, ni libertad de prensa o manifestación, etc.). Todo atado (no sé si bien atado, espero que no, que algún día lo desaten).
En semejante sociedad, cuanto más oportunista, vivales, brutal y sin entrañas sea un individuo mejor le irá. Y, al revés.

Lo peor y más duro de esta película es justamente esa constatación: la ira ante la arbitrariedad, el deseo de justicia, el aprecio de la propia dignidad, la necesidad de relaciones no mercantilizadas… todo ello se hace difícil de conseguir porque ni siquiera puede cristalizar en lucha social. Y, está claro: cuando se vive en una sociedad que te condena al oprobio, solo la lucha colectiva salva. Puede incluso que, en el peor de los casos, los que la emprenden tengan que pagar un alto precio pero frente al atropello, frente al maltrato, frente a la opresión, es lo único que impide la desesperanza total, lo único que da sentido a tu vida.

Sabemos que en Chica hay ya movimientos reivindicativos bastantes potentes y determinados (pese a la represión, que es durísima) pero en este film no se muestran. De modo que los cuatro personajes cuya trayectoria seguimos durante el metraje, están condenados a la desesperación personal y, como no aceptan vivir así, están abocados a la violencia individual.

Termino como empecé, recomendándoos que vayáis a verla. Además, también habla de nosotras (aunque de los cuatro personajes principales solo uno sea mujer). Muestra, por ejemplo, como en una sociedad tan brutal y asquerosa, la prostitución es siempre un "plus". 

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La violación en el cine de los años 90

Asombra la recurrente liviandad y alegría con la que la ficción audiovisual alude y/o muestra la violación.

En el análisis -bastante exhaustivo- que realicé para mi libro Mujer, amor y sexo en el cine español de los 90, sólo encontré tres filmes donde tal acto de barbarie se presentara como agresión y violencia: Antártida(Manuel Huerga, 1995), A solas contigo(Eduardo Campoy, 1990) y El pájaro de la felicidad (Pilar Miró, 1993). Las otras múltiples y variadas películas que aludían a ella -o la mostraban- la escenificaban como divertido episodio. Así, por ejemplo, en Kika (Almodóvar, 1993), Todos a la cárcel(Berlanga, 1993), Salsa rosa (Gómez Pereira, 1991), El cianuro... ¿solo o con leche?(Ganga, 1993) y un lago etcétera.


Asombra la ligereza con las que determinadas protagonistas aceptan ser violadas, por ejemplo en Kika (Almodóvar, 1993) o Salsa rosa (Gómez Pereira, 1991). Algunas, incluso, muestran gran entusiasmo ante tal posibilidad. Como comenté en otro artículo (Aguilar 2002) a propósito de El cianuro... ¿solo o con leche? (Ganga, 1993), la joven que va a ser violada se lanza a los brazos de su futuro violador con tal frenesí que éste “(el apuesto y apetitoso Sazatornil) tiene que decir: "No, no, no. Lo está usted haciendo fatal. Soy yo el que tiene que violarla". Pero aclaremos, por si hubiera dudas, que el grado de belleza de un violador no cambia el espanto. Y, sin embargo, cuando en Matador (Almodóvar, 1987), Antonio Banderas va a comisaría a acusarse de haber violado a una chica, la agente de policía comenta: “Las hay con suerte”.
El jolgorio y la intrascendencia se usan igualmente para aludir a los casos de abusos infantiles. Por ejemplo, en Todos a la cárcel(Berlanga, 1993), una niña se queja a su abuela de que el viejo que va junto a ella en el asiento de atrás del coche, la está tocando, la abuela responde en tono desenfadado: “Esas manos”. Sin inmutarse, sin ni siquiera volver la cabeza. El personaje que interpreta Arancha del Sol en Pelotazo nacional (Ozores, 1993) dice textualmente: “Cuando yo tenía siete años mi abuelo me violó y me gustó”. Y ya comentamos antes cómo La concejala antropófaga lamenta que en su entorno no hubiera pedófilos[1].
En Hable con ella se construye un personaje de violador tierno, enamorado, que se desvive por la chica y la cuida sin descanso. Un violador “Benigno”, como su nombre indica, que transforma la violación en método terapéutico. De modo que el “pobre” termina en la cárcel pero l@s espectador@s sabemos que la chica le debe la vida (la vida consciente, al menos). Cuando presentó su película, Almodóvar descalificó posibles críticas diciendo que serían producto de la manía de lo “políticamente correcto”. Si en su film un enfermero gay, enamorado de otro hombre que lo rechaza, aprovechara el oportuno coma de éste para “beneficiárselo”, estaríamos en zona prohibida y realmente incorrecta pero ¿mostrar la violación de mujeres con intrascendencia y humor? Desgraciadamente sigue siendo políticamente más correcto que criticar a Almodóvar. Lo radical y atrevido es saltarse los límites patriarcales, no contar los chistes de siempre –esos que nos hablan de mujeres ansiosas por ser violadas- cambiando el decorado y poco más. Aunque el mismo Almodóvar muestra una violación a un hombre en La mala educación no la trata con tanto jolgorio como la de Kika.
Es, por lo demás, ilustrativo comparar cómo se representa la violación según se cometa con hombres o con mujeres. De hecho hay pocas películas que traten la violación masculina y muchas menos que la muestren. Cuando se aborda la violación de un hombre se suele recurrir a la elipsis o procedimientos similares para evitar mostrarla (y es casi impensable mostrarla con delectación y regodeo).
En Krámpack(Cesc Gay, 2000) Dani, el protagonista, narcotiza y viola a una chica en vez de, como sería más lógico –“lógico” dentro de la barbarie del asunto- hacer lo propio con su amigo Nico que es a quien realmente desea. Sospecho que si Dani violara a Nico, la escena no podría representarse con tan liviandad e intrascendencia. Es más: dudo de que, después de violar a un chico, Dani pudiera seguir siendo un amable y tierno protagonista.
Detrás de estas representaciones subyace la convicción de que violar a un varón es un horror irrepresentable. Violar a una mujer no reviste, ni mucho menos, tal gravedad. Francisco Umbral -Premio Cervantes 2000, no lo olvidemos- escribió en su columna del diario El mundo:"El violador del Ensanche [...] llevaba navaja para persuadir a sus víctimas, si es que puede llamarse así a la beneficiaria de un polvo inesperado, azaroso, forajido y juvenil”. Si el violador del Ensanche se hubiera dedicado a violar varones no creo que Francisco Umbral hubiera considerado esos “polvos” como un regalo.
El mensaje global del cine sobre la violación de mujeres coincide con el de Umbral: no sólo “no es para tanto” sino que, a poco que la mujer se descuide, también acaba gozando mientras la violan. Algunas películas lo explicitan abiertamente.
Así ocurre en Perdita Durango (Alex de la Iglesia, 1997), donde, pasados los primeros estupores, la “víctima” se anima y, de no ser porque los interrumpen, se supone que ella terminaría disfrutando lo suyo y dándole las gracias…
Las representaciones divertidas y livianas de la violación muestran el punto de vista de los que siguen pensando que éste es asunto de menor cuantía o que, el en fondo, a las mujeres no nos disgusta tanto como decimos puesto que -contra todo saber anatómico y contra toda experiencia- el imaginario patriarcal más feroz da por hecho que a las mujeres basta con introducirnos algo en la vagina para que alcancemos el éxtasis aunque, de boca para afuera, nos quejemos.
Y hemos de volver a insistir en el peligro añadido que conlleva la representación audiovisual dada su capacidad para construir un determinado punto de vista y llevarnos a compartirlo. Y es que, en el cine, no importa tanto lo que se cuente sin cómo se cuente, qué focalización se construya, qué emociones se susciten en los espectadores. Por eso, si comparamos dos escenas cuyo contenido parece el mismo, podemos llegar a la conclusión de que nos cuentan algo totalmente diferente. Así en El pájaro de la felicidad y en Salsa rosa se muestran sendos intentos de violación. En la primera película estamos ante una agresión, en la segunda ante un episodio divertido e intranscendente. ¿Cómo se consigue? Pues mediante determinadas tácticas narrativas, tipos de planos, decorados, iluminación, vestuario, maquillaje, montaje, banda sonora y demás procedimientos propios del lenguaje audiovisual. Así, en El pájaro de la felicidad, la escena ocurre cuando ya sabemos que el personaje que interpreta Mercedes Sampietro es protagonista y que, por lo tanto, ha de importarnos lo que le ocurra. La escena tiene lugar en exterior noche (sombras, inseguridad y más para una mujer). En el primer plano de la escena se filma a la protagonista con cámara fija, de espaldas, ligeramente en contrapicado (creando así una sensación de inestabilidad y peligro en su movimiento mientras se aleja y camina hacia la obscuridad). A partir del ataque, la escena se filma en tres tipos de planos: americano para que veamos lo que ocurre sin delectación ni esteticismo alguno (nada de falda prometedora y salvajemente arracada que deje ver nalgas apetitosas aunque sufrientes), planos cortos donde observamos el rostro descompuesto de ella, la cara indiferente del tipo que la mantiene sujeta y la cara de estar a lo suyo del que quiere violarla. Como puede comprenderse, esas caras impasibles de sus atacantes dan más terror porque la cosifican totalmente. El sonido de la escena es un desagradable ruido de moto y unos gruñidos inarticulados, de fuente humana pero de resonancias animales. Y, por supuesto, la protagonista vive este ataque como un trauma brutal que le hace replantearse su vida. Es un ataque narrativamente significativo para el desarrollo posterior de la película.
Salsa rosa, por el contrario, fabrica el episodio como un muestrario de justificantes machistas para la violación. El decorado es interior, día, luminoso, alegre y sin rincones oscuros: en la habitación sólo hay un sofá (ah! la escena del sofá). Chica provocativa frente a chico apocado, poquita cosa, bien peinadito, con gafitas, dominado por su novia, etc. que entra en el espacio que ocupa Koro sólo cuando ella lo invita. Todo el comportamiento de Koro (los comentarios sobre los gustos de algunos hombres por las chicas sin depilar, la “temperatura” de los rubios, etc.) están cargados de connotaciones sexuales. Todo coadyuva para que parezca que Koro “quiere aunque juegue a no querer”. En repetidas ocasiones la cámara promueve la identificación de los espectadores con el agresor (ocupamos incluso su lugar). El sonido es música de salsa, las palabras abundantes (intrascendentes, frívolas y desplazadas las de ella, como dijimos)… La escena no tiene desperdicio en todos sus detalles (que no comentaremos aquí para no caer en la prolijidad). Digamos que “da mucha risa” y que la conclusión es: “pobre chico, con las mujeres no hay quien pueda” (o sea que si alguno puede es porque ella quiere). Y, por supuesto, carece de trascendencia narrativa. Es puro chiste sin mayor repercusión.
Lo que nos indigna del cine no es que ilustre ideologías retrógradas sino que esas representaciones sean tan recurrentes y numerosas y, por el contrario, sean tan escasas las contrarias, las que muestran la violación como agresión.
Tampoco negamos que se pueda tratar con humor cualquier asunto. Nos asombra, sin embargo, que de éste se abuse con tal frenesí humorístico, sin parangón con el que se usa para tratar otras violencias, por ejemplo el terrorismo de ETA. Está por ver un divertido episodio donde un concejal agredido por la banda encuentre “un punto” de placer en el hecho. Y no niego que circule alguna broma sobre el atentado de las Torres Gemelas pero no creo que sea motivo predilecto para hacer chistes.
Existe otra variante para mostrar la violación en la que no entraremos pero sí apuntamos: es variante más propia del cine norteamericano y de los géneros de “buenos y malos”, psicópatas, asesinos en serie, etc. En estos casos no se presenta la violación como un divertido episodio sino como un episodio violento que perpetra un “malo”. Ahora bien, si se analiza la puesta en escena, se observa que, con frecuencia, la instancia narradora aprovecha el ataque para buscar el placer voyeurista del espectador: la cámara se delecta en el sufrimiento de la víctima, en la mostración del ataque, en los rituales sádicos: planos de blusa brutalmente arrancada, cuerpo “estéticamente” sufriente, etc. El agresor queda explícitamente condenado, claro, y así se le proporciona una coartada moral al que contempla: “Yo no violo, yo condeno; de hecho este tipo va a pagar por lo que hace. Yo sólo miro”. Pero, al igual que pasaba en las comedias españolas antes citadas, este cine evita cuidadosamente mostrar las agresiones a los varones. Recordemos, a modo de ejemplo, Sleepers (Barry Levinson, 1996) donde las agresiones sexuales a los niños –varones- ocurren totalmente fuera de campo. O recordemos Cadena perpetua (Frank Darabont, 1994).

Despedida


Después de un panorama tan tétrico, no quiero cerrar este artículo sin apelar a la esperanza. Como dijimos, la violencia contra las mujeres no es genética, sino trasmitida y aprendida (en buena parte a través de la ficción audiovisual). El hecho de que sea producto de entramados y construcciones históricas significa que se apoya en estructuras modificables. Podemos, pues, no sólo analizarlas sino también desracionalizarlas y desmontarlas. Urge hacerlo porque son especialmente dañinas y lesivas con la mitad de la humanidad y embrutecen y denigran a toda ella. Urge construir otras realidades humanas. Ya hemos avanzado mucho en pocos años y ya hay muchos films que construyen otros puntos de vista. Yo personalmente confío, ante todo, en las directoras. Creo que ellas, cada vez más, reflejarán y darán eco a otras realidades, otras formas de ser hombres y mujeres que ya existen en la vida real. Animo, pues, a tod@s l@s lector@s a promover el cine realizado por mujeres.





[1]Obsérvese, una vez más, la asombrosa coincidencia de puntos de vista que, en lo tocante a las mujeres, manifiestan directores tan dispares.

Magical girl: buen director, pésimo guionista

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No le voy a negar a Carlos Vermut, director de "Magical girl", un excelente ojo cinematográfico. Pero, por favor y por lo que más quiera, que, para el próximo film, busque guionista (de preferencia una guionista y así, de paso, además de darle calidad al relato, le quitará androcentrismo).


O sea: puedo aceptar que en el Festival de San Sebastián le dieran el Premio al mejor director, pero que le dieran la Concha de Oro a la mejor película, me deprime (me deprime por lo que el premio dice del jurado, por lo que dice de la calidad de los otros films en competición y, más ampliamente, por lo que dice de los gustos cinematográficos en boga).
La película tiene unos magníficos primeros minutos, magníficos porque aún no se ha "metido en faena" y, en esos primeros minutos, Vermut se limita a contar mostrando (cosa que, como señalé, hace bien). Luego empieza el delirio de "a ver cómo me voy inventado líos raros y perversos" (lo que una mente simple considera raro y perverso). En efecto, la historia es tontorrona.
Un amoroso padre (las madres ya se sabe lo poco cinematográficas que son) quiere cumplir los deseos de su hija. El amoroso padre decide regalarle el uniforme de Magical girl a la niña. Dicho uniforme cuesta casi 30.000€ de nada. A ese señor -en paro, para más señas- no se le pasa por la cabeza algo tan axiomático como que los chinos venderán estupendas copias del trajecito por cinco o diez euros. O que, si desea mayor calidad, se lo puede encargar a una modista del barrio que le va a coser por dos duros y 50€ una monada llena de brillos, lentejuelas, perlas, puntillas, encajes y filtirés venidos directamente de Pontejos.
A esas alturas de la película ya empiezas a entender por qué es la historia de un padre (la niña es simplemente el pretexto) y no de una madre. A una madre sí se le ocurrirían soluciones prácticas. Además, aunque una madre puede hacer barbaridades por sus hijos (incluida la mayor: renunciar a su propia vida para ponerla al servicio de ellos) solo a los hombres (los hombres de la ficción delirante, claro) se le ocurren esas "heroicas locuras por el amor de una mujer" (mujer aún en estado larvario de niña, pero mujer al fin y al cabo, o sea, la perdición de los hombres desde Eva para acá). Es decir: con una madre de protagonista no habría posibilidad de construir argumento tan trastornado. Bueno, a una madre joven y guapetona se la puede convertir en prostituta (que siempre es solución que da juego). Pero para el guionista es mucho mejor que a lo de la prostitución se llegue por enredo interpuesto.
Y así, el argumento se va liando, liando... que es de lo que se trata. En efecto: ¿por qué hacer sencillo si se puede marear? Pero, ojo, la alternativa no se plantea entre hacer complejo o hacer sencillo sino entre hacer sencillo o enredoso. El guionista-director no sabe que la complejidad reside en construir personajes y situaciones complejas no en montar un tinglado. De modo que aquí las situaciones son delirantes pero simplísimas y manidas hasta el hartazgo y los personajes son ciertamente inexplicables pero planos. Es decir: son inexplicables no porque su turbulencia y/complicación sea extrema sino porque sencillamente sus locuras no se explican. No se explica, por ejemplo, por qué un profesor de matemáticas ya entrado en años queda absolutamente cautivo y a merced de una adolescente solo porque ella se atreve a decirle que le da lástima (como si los profesores no oyésemos ese tipo de cosas un día sí y otro también). Y así sucesivamente.
Se ve clarísimo que la obsesión de Vermut mientras escribía el guión era: ¿cómo voy metiendo toques "inesperados, inquietantes, sofisticados, oscuros"? Pero sus ocurrencias y hallazgos son propios de adolescentes (adolescentes de treinta o cuarenta años pero con ese nivel de complejidad mental) crecidos leyendo comics y viendo cine americano tipo Juez Dredd (que, por cierto también es un cómic).
O sea: la "sofisticación" consiste, por ejemplo, en que la Madame es lesbiana y en que, a pesar de dedicarse a ese negocio, resulta partidaria del matrimonio convencional y está feliz porque acaba de casarse con su novia (ya solo les falta la parejita).
O en que los ricos van vestidos como monjes y monjas. Elegantes, pero monjiles, con ese toque oriental sobrio, ya sabéis: formas austeras, gris o azul antracita, pelo recogido, mercedes oscuros de cristales opacos, etc.
O en que el organizador de las orgías sádicas esté en silla de ruedas (las sillas de ruedas dan mucho juego, como es notorio).
O en que la entrada a la habitación del "mal y la perversión supremas" esté marcada con un lagarto negro sobre la puerta. Sí, una serpiente quizá sería más apropiada y daría más repelús. El lagarto (yo diría que más bien lagartija) da risa pero es más original.
O que el profesor de matemáticas se vista con sus mejores galas para matar. Ya sabéis lo bien que quedan los rituales vestimentarios en estos casos. Pero como también quedan ya algo manidos, puestos a hacer originalidades, se hubiera podido endosar un traje de luces. Vestirlo de torero, eso sí que hubiera sido un puntazo…
En fin la supuesta "oscuridad" se disuelve en incongruencia: Los ricos, para plasmar sus maldades, en vez de acudir a la solución evidente (que por otra parte es la real): por doscientos euros como mucho, se le paga el viaje a una chica del este sin papeles a la que después (o durante) te liquidas… gastan un montón de dinero (con lo poco que les gusta gastar dinero inútilmente a los ricos).
O, como ya apunté, el hecho de que ese profesor de matemáticas tenga tal cuelgue y esté tan a la merced de una mujer simplemente porque de adolescente le hizo un truco de magia.
O el desorden metal de esa mujer cuya tipología es de risa. Mujer que, por otra parte, no sabe suicidarse pero que va y se acuesta con el primer pánfilo anti sexi que pasa bajo su balcón…
Y así sucesivamente.
Y si entro en faena y hago un medio análisis feminista ya es que se me enciende la sangre: la historia como siempre es de ellos. ¿Los personajes femeninos? simple pretextos para que los varones declinen todas las preposiciones: con o contra, bajo, tras, cabe, de, desde, en, entre, hacia, hasta, para, por, según, sin, so, sobre. ¿Las mujeres? pues, ya se sabe: la perdición de los hombres, al menos de los hombres "normales". Los únicos que no se pierden por ellas son los que las usan y las torturan. Los que las aman (en fin, por llamarlo de alguna manera) están perdidos y va derechos al desastre.
O sea, el título de la peli es una ironía total dado que, en el manga, las Magical girls son personajes femeninos poseedores de poderes que utilizan para hacer el bien. Ja.

Actores: muy bueno (excelente) Luis Bermejo. Muy buena (muy buen casting) Lucía Pollán. Los otros, mediocres. Sacristán recitando (vale, con las entonaciones y las pausas debidas, pero recitando un papel), o sea: malo.

La Quinzaine de Réalisateurs. Cannes 2015

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Este año estoy bastante decepcionada con las pelis de La Quinzaine des réalisateurs de Cannes.
De 17, solo dos realizadas por mujeres, solo tres con protagonistas femenins y dos más coprotagonizadas.

Me parecieron, en conjunto, mediocres, “du dejà vu”, pelmas y largas, largas, largas: de 17, 12 duraban más de hora y media (bastante más, algunas incluso más de dos horas). 

1. Me gustaron bastante:
1.       Allende mi abuelo Allende” de Marcia Tambutti Allende. La directora (nieta de Allende) busca saber algo de su abuelo (en tanto que persona, no en tanto que político) porque se da cuenta de que en su familia nunca hablan de él. Pregunta a su abuela, Hortensia Bussi, esposa de Allende, a su madre y a la tía que aún vive (otra se suicidó). Ninguna quiere hablar. Su trauma es excesivo. Mientras que ella y sus primos quieren saber. Es pues un doc sobre la necesidad de conocer y la necesidad de olvidar.
Y eso me hizo pensar en nuestro propio olvido colectivo sobre la Guerra civil. Es verdad que no solo se debe al trauma sino a la represión que siguió y al nivel histórico-cultural (por llamarlo de alguna manera) que tenemos en España. Pero, ciertamente, la gente que ha recibido ciertas heridas graves, no puede sino empeñarse vivir "donde habite el olvido" como decía Cernuda.



2.       Fatima” de Philippe Faucon. Fatima es una emigrante magrebí en Francia, está separada y es madre de dos hijas (15 y 18 años), habla mal el francés y no lo escribe. Trabaja haciendo limpiezas. Creo que cuenta bien y con matices.


3.       Songs my brothers taught me” de Chloé Zhao. Se centra en dos hermanos indios que viven en la reserva de Pine Ridge. El chico, de 18 años se plantea marcharse de allí. La hermana, de 13 es aún demasiado pequeña. Es interesante cómo deja ver la vida en la reserva. El cine como ventana al mundo. De la directora, Chloé Zhao (en la foto, entre los dos actores protagonistas) casi no sé nada. Bueno, que nació en Pékin pero emigró a EEUU donde estudió cine. Como veis, es joven y esta peli es su primer film por lo que espero que haga grandes cosas.




2. Me divirtieron:
1.       « Le tout nouveau testament » Jaco Van Dormael, una comedia loca e irreverente que pone en escena a un dios insoportable y miserable, a su mujer y a su hija (el hijo, Jesús, murió, claro, ya lo sabemos).


2.       « Gokud Daisenso » de Takashi Miike, otra peli loca que mezcla vampiros con yakuzas, artes marciales y delirios variados.


3. Me interesaron por el tema aunque el tratamiento de fondo y de forma (¿se pueden separar?) me parece fallido:
1.       Efterskalv” (El día después) de Magnus Von Horn. Un adolescente sale de un centro de internamiento donde ha estado dos años porque, en un ataque de celos, mató a su novia. ¿Es posible la reinserción?


2.       Mustang” de Deniz (es mujer) Gamze Ergüven. Cinco hermanas en Turquía que van a ser progresivamente encerradas, casadas y destruidas (o casi). Me pareció torpemente contado a pesar del interés que tiene el tema.



3.       Les cowboys” de Thomas Bidegain. Una chica de clase media se escapa con su novio y se convierten al islamismo radical. Pero la historia no va de ella. Ella es el pretexto para contar la historia de ellos, su padre y su hermano, sobre todo.

4.También me interesó “Much Loved” de Nabil Ayouch.
Narra la vida de unas prostitutas de lujo en Marrakech durante un breve periodo de tiempo.
Lo interesante: las mira con aprecio y respeto.
Los fallos: idealiza la situación. Oculta, por ejemplo, graves asuntos:
A) el problema que el consumo de drogas y alcohol generará a no mucho tardar en esas mujeres. Es incluso increíble que la más mayor no sea ya alcohólica.
B)También oculta el hecho de “la fecha de caducidad”. Son jóvenes pero ¿qué pasará dentro de unos (pocos, pocos) años? Ya dije que solo las sigue unos días (en fin, no se sabe si una semana o un mes pero no mucho) pero el asunto se puede tratar de muchas maneras (mediante otro personaje aunque sea secundario o mediante el diálogo, por ejemplo). Lo que no me parece de recibo es que se obvie. 
C) No me creo que una prostituta se sienta ofendida "en su honor" porque un cliente pasa la noche con ella sin follarla, solo recitando poesías... más bien pienso que, como dicen en mi pueblo: “Tanta gloria lleve como descanso deja”

Además, me parece que tampoco está bien tratado el tema de las relaciones familiares de Noha. Sé lo que quiere contar, pero no está bien contado. O el del cuelgue de Randa con un tipo que no le da absolutamente nada a cambio (ni dinero, ni afecto, ni protección, ni placer, ni morbo, ni belleza… O sea, un tipo feillo, vulgar y soso que se la tira de pie, por detrás y en un recoveco de la calle…).
Ni me creo que episodio de la lesbiana que paga una prostituta…
Al ser de lujo, se supone que tienen pelas como para alquilar limusina, chófer y hotel caro… Y no sé, viendo la abundancia “de oferta” de cuerpos jóvenes que el mismo film nos muestra,  dudo que sus ricos clientes paguen cantidades locas por “algo” (el algo es el cuerpo de las mujeres, claro) que pueden conseguir a cientos por dos duros.

Es curioso que, oyendo las declaraciones que hizo el director en Cannes, él mencione sobre todo el dolor y el horror que sintió cuando estuvo documentándose y conociendo la vida de mujeres prostituidas y que, sin embargo, le haya salido una película que, después de todo, resulta bastante rosa. Imagino que exigencias de la producción. Una dosis más de realismo y ya le sale una peli invendible, porque la gente quiere ver morbillo, situaciones difíciles, sí, pero sin exagerar, sin cuestionar las bases de lo comúnmente admitido. Y en este tema de la prostitución ya se sabe: ser prostitutas no es lo ideal pero hay cosas peores y se puede ganar dinero y etc.
La prueba de que la peli le ha salido rosa es que en la sinopsis oficial dice cosas como: “Viven amores con tarifa” (tarifé, en francés, o sea de pago). ¿AMORES? ¿se puede llamar amor a que un tipo de meta la polla por donde quiera sin que tú lo desees? ¿a qué llaman amor esos seres?
Pero creo que el objetivo de la productora se cumplirá: esta peli se verá en medio mundo porque incluso va acompañada de sus gotitas de escándalo pues el gobierno marroquí intentó boicotearla. Ya se sabe que las sociedades patriarcales (o sea, todas) tienen dos opciones:
A) ocultar la prostitución. No combatirla, claro, pues se considera “pilar básico” del orden social, sino simplemente ocultarla.
B) publicitarla como algo estupendo, una opción como otra cualquiera, que para eso somos modernos y el sexo en cualquiera de sus manifestaciones nos parece bien (sí, como dije más arriba, unos lo llaman “amor”, otros “SEXO” porque tanto el amor como el sexo es lo que los varones hacen con el cuerpo de las mujeres, pues las mujeres no son agentes sino simples receptáculos).




4. Me largué  de :
1.       « Dope»  de Rick Famuyiwa. Comedia de adolescentes negros en USA. Es de esas pelis que ya has visto aunque no la hayas visto.
Y lo mismo digo de Green room de Jeremy Saulnier, mucha intriga pero nada nuevo.
 También me salí de “El abrazo de la serpiente” de Ciro Guerra. Cántico al mundo aborigen del Amazonas. Buena voluntad pero pelma. No digo que en otras circunstancias no la habría visto pero, cuando ya has estado un par de horas o tres viendo cine, otras dos horas más, a no ser que te enganchen, te hartan.

 No me largué pero porque me dormí de “Peace to us in our Dreams” de Sharunas Bartas. Plomo fundido, con bellas imágenes, pero plomo.

5. Me cabrearon sobremanera:
1.“A perfect day” de Fernando León de Aranoa. Un film hecho con bastante dinero. Buena producción, actores conocidos (Benicio del Toro, Tim Robbins). Y, como siempre en Fernando León de Aranoa, con intenciones progresistas; antibelicistas, en este caso. Aunque no se moja. Es antibelicista como de salón, como a veces son los filmes americanos:  “héroes crepusculares” (esa adjetivación que tanto les encanta a los críticos de cine) aparentemente cínicos, insensibles, antipoéticos… no tienen vida privada (o casi)… y parecen de vuelta de todo. Aunque, claro, son astutos,  se las saben todas, su misión humanitaria no es un camino de rosas y sin embargo ahí están y, por supuesto, llegado el momento, se conmueven ante un niño que necesita urgentemente un balón de fútbol.  Las niñas no se sabe qué pueden necesitar. No aparecen. Yo creo que las niñas quizá solo necesitarían que no las violaran porque, como es bien sabido, en esa guerra de la ex Yugoslavia, (como en todas pero quizá con más saña) las violaciones de mujeres y niñas eran pan nuestro de cada día. Cosa que, por supuesto, la película ni otea.
Esa negación de nuestra existencia y esa idealización de ellos (que son, como ya dije, aparentemente insolentes, impúdicos, algo sinvergüenzas pero estupendos) me pone de los nervios.
Porque, ojo, también hay dos mujeres, jóvenes, monas, claro, y que no se enteran. Una está allí para fastidiarlos, movida por sus deseos de venganza hacia Benicio del Toro que se acostó con ella pero no quiso ir a más. Tal es su perfidia que está dispuesta a hundir la misión haciendo un informe negativo. Así es que Tim le dice a Benicio: “¿Por qué no te la tiras? Eso la aplacará y así hará un buen informe”. La chica, en otro momento, le reprocha a Tim que no tenga afectos y alega que, si muriera, nadie lo echaría de menos. Comentario de Benicio: “Las putas no cuentan”. Con lo que se supone que las “putas” sí lo echaría de menos. ¡qué delirios machista, por favor!
La otra chica es la típica idealista llena de buenos sentimientos y buenas intenciones pero que la va “cagando” (perdonad la palabreja pero es la adecuada) porque no se entera. Menos mal que ellos están allí para arreglarlo y finalmente son los que resuelven.  

No soporto estos progres misóginos. 
Algo similar me pasó con “As mil e una noites” (tres pelis de más de dos horas cada una). Viendo las tres, hice de todo: a ratos, me interesó y divirtió; otros me dormí y también me largué, no tanto por el aburrimiento como por el cabreo.
El film habla del Portugal actual en plena crisis económica. Critica la rapacidad de los banqueros, la connivencia del poder político, la miseria a la que se ve condenada tanta gente…
O sea, sensibilidad social, sí. Con las mujeres, no. Así, por ejemplo, incluye la “alegre escena” de tres jóvenes prostitutas sirviendo (en todos los aspectos)  a un viejo repugnante. Ellas encantadas, claro, sonrientes, vocacionales, de esas que prácticamente solo existen en el cine.
O, por ejemplo, una recién casada llama a su madre (señora actual y jueza) para contarle su noche de bodas. Alaba el hecho de que su marido se mostrara firme y decido y fuera sin titubear al “asunto”. La madre la felicita y le pregunta que si sangró. Sangró, por supuesto (de hecho la vemos con sangre casi hasta la rodilla), pues se mantuvo virgen hasta el matrimonio. La madre la felicita. La chica le pide a su madre la receta de no sé qué comida rica para que su marido se la encuentre hecha al despertarse. Y así sucesivamente. Por supuesto que ni la madre ni la hija mencionan ni de cerca ni de lejos el placer o el no placer de ella. Las relaciones sexuales son algo que ellos hacen sirviéndose del cuerpo de ellas. Y ya.
Otro ejemplo (y ahí me salí): un tipo que viola dos veces al día a su mujer. Cuando digo que viola no es porque me lo imagine, no: Él, la madre de él, su mujer todo el mundo lo llama así. Pero, esta última no quiere que lo castiguen por eso porque “le ha tomado cariño”.


  Y, problema añadido del cine: manipula nuestras emociones divinamente. Así, por ejemplo, ante esos comentarios y situaciones mencionadas y otras por el estilo, la sala se reía…
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